Dentro de las actividades y conferencias desarrolladas en el I Programa de Formación de Gestores de Cultura de Paz que se llevó a cabo en el campus de la Universidad Técnica Particular de Loja, de la ciudad de Loja en Ecuador, asistimos a la intervención de Saadia Sánchez, Directora y Representante en Ecuador de la Oficina de UNESCO para Ecuador, Bolivia y la República Bolivariana de Venezuela.

Como introducción señala que el mundo experimenta un crecimiento económico importante a expensas de la sostenibilidad ambiental, además de que los datos muestran una importante reducción de la pobreza mas no de las tasas de desigualdad, América Latina y el Caribe es la región con más desigualdad del mundo, lo que deriva en más vulnerabilidad y exclusión.

Por otro lado, nos encontramos con un mundo cada vez más interconectado que, si bien ofrece muchas bondades, también ha alimentado la intolerancia, los conflictos y violencia estructural, simbólica, cultural, política, etc., que deriva en la paz negativa, misma que no necesita de conflictos bélicos para existir, y que exige transfigurarla en una paz positiva.

Sánchez habló del principio más importante actualmente en el trabajo de UNESCO y es que nadie quede fuera de la Agenda de Desarrollo Sostenible, misma que busca dar respuesta a las incertidumbres de nuestra era, convirtiéndose en una agenda de transformación social
y de solidaridad global.

“Sin paz sostenible no hay desarrollo sostenible” y la ética, entendida como la libertad que se ejerce responsablemente por el bien común, juega un papel importante. La ética es una construcción social donde se reconoce al otro como un ser independiente, respetando la diversidad y dando paso a la inclusión.

La cultura de paz es una actitud de respeto, inclusión y responsabilidad, contraria a la cultura victimista que impide hacernos responsables de nuestras vidas; “la supervivencia humana no solo se basa en la ética personal, sino también en la social”.

En su experiencia, Saadia Sanchez está segura de que la paz se edifica, no surge espontáneamente y la educación, como bien público, juega un papel primordial en ese proceso