Con la idea se ampliar las miradas sobre la III Conferencia Regional de Educación Superior, entrevistamos a Luis Aguirre, secretario ejecutivo de la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes (OCLAE).

¿Cuáles crees tú que van a ser los resultados, los frutos de esta Conferencia, sobre todo desde el punto de vista de los pueblos de América Latina y el Caribe?

LA: Creemos que uno de los grandes retos históricos que tiene esta conferencia regional es debatir los modelos de Educación Superior. Por un lado, cierto sector de la educación intenta arrinconar a la institución sobre el tema de que la salida de los problemas que tenemos sería la mercantilización; Por otro lado, estamos los que defendemos la Universidad Pública como bien público, garantizado por el Estado y bien social como tal. En ese mundo de disputas los universitarios creemos que el reto que tiene hoy la CRES es declarar a la educación superior como bien público y responsabilidad del Estado  y en eso los estudiantes estamos respaldando al cien por ciento.

Pero además creemos que el desafío que tiene esta conferencia es también, de una u otra manera, hacer al estudiante más protagonista de la misma. Una de las limitaciones que hemos visto es que, lamentablemente los estudiantes no hemos sido tomados en cuenta en su totalidad con respecto a ser más incidentes en todas las resoluciones que emanen de aquí.

Creemos que es uno de los elementos que va a quedar debiendo esta CRES, efectivamente para las generaciones futuras.

Más allá de la conferencia, hablemos de co-gobierno y participación estudiantil, una de las premisas de aquella Reforma Universitaria de 1918. ¿Cómo evaluarías la actual situación de co-gobierno y la participación de estudiantes en las instancias de gobierno universitario hoy en la América Latina?

LA: Hay bastantes contrastes en el tema del co-gobierno y la propia participación estudiantil. Mientras que en algunas universidades tenemos garantizado un co-gobierno, en otros países los estudiantes ni siquiera conocen lo que significa co-gobierno. Entonces existen bastantes diferencias entre lo que es Bolivia, Argentina, Ecuador, Perú, y la propia Cuba -que tiene un sistema de educación avanzado en América Latina y el Caribe-.

Entonces, lo que el estudiantado ha planteado a nivel continental es que la bandera que cobija al movimiento estudiantil, que recoge y aglutina a los estudiantes del continente es el Manifiesto Liminar de Córdoba, que nosotros reconocemos como un modelo propio, latinoamericanista de educación superior. Además ahí están impresas, están impregnadas las luchas del movimiento estudiantil. Hemos planteado que co-gobierno debe existir en todas las universidades de América Latina y el Caribe y que debe ser co-gobierno paritario. Esto no va en detrimento de la calidad educacional que los estudiantes tengamos la misma capacidad de decisión en conjunto con las autoridades y que juntos construyamos la universidad que queremos.

En la otra cara de la moneda, el movimiento estudiantil se está reactivando. Hay una importante reactivación del movimiento estudiantil a nivel continental que está primero peleando por defender sus derechos, pero además está peleando por recuperar algunos derechos que en este transcurso han sido eliminados o reducidos por los gobiernos actuales en todos los países de la región. Nosotros creemos que esa participación – y así lo denunciamos públicamente – está siendo siendo sometida a la criminalización de la protesta social. El caso de México y otros países es complicado. A diario están muriendo estudiantes universitarios por defender la educación pública como bien social y entonces, en ese contraste, hoy más que nunca el reto histórico que tenemos los estudiantes es cobijar el Manifiesto Liminar de Córdoba como bandera general, aglutinar al movimiento estudiantil y defender la propuesta que nosotros tenemos de Educación Superior gratuita, pública, democrática, de calidad y sobre todo y más que nunca, vinculada a los sectores sociales desposeídos de la Patria Grande latinoamericana.

Hablemos de tensión entre generaciones. Los jóvenes que hoy cursan la educación superior han nacido cuarenta o cincuenta años despúes que muchas de las actuales autoridades universitarias. Por supuesto, hay una brecha de mundos en los objetos y en la subjetividad. ¿Cuál crees tú que es el aporte que pueden brindar las nuevas generaciones a la universidad del futuro?

Nosotros pensamos que esta nueva generación es mucho más dinámica en lo que tiene que ver con cómo se comunica entre jóvenes, con la sociedad y que el desafío que tenemos está relacionado con recuperar el legado de lucha del movimiento estudiantil y conducirlo al nuevo milenio. Sin duda el principal aporte que debemos dar es ahora conducir el desarrollo de la investigación, ciencia, tecnología, la innovación. Que sea una investigación pertinente. ¿Qué quiere decir esto? Que no sea una investigación que vaya a responder a estándares de calidad o a requisitos de acreditaciones y evaluaciones sino que esté dirigida desde las universidades a nivel continental a resolver los problemas que tienen los sectores sociales populares de la patria. Pero además, creemos que el reto de construir la universidad del futuro representa la construcción de una universidad profundamente democrática. Recuperar una universidad en la cual se pueda opinar frente a los problemas que existen fuera de la universidad. Donde construyamos un estudiante muy crítico, con una visión propositiva, analítica y que fruto de eso la universidad también aporte a la construcción de una nueva sociedad. Eso es lo que buscamos desde la OCLAE, una universidad crítica y que también construya sociedad.