Me gustaría anunciar la publicación de un nuevo libro titulado «La Explosión de la Información». Este libro discute el papel de la información en la evolución, y especialmente en la evolución de la cultura humana. Los artículos y capítulos de libros que he escrito anteriormente sobre este tema están incorporados en el texto en formas modificadas, pero más de la mitad del material es nuevo. El libro puede ser descargado y circulado gratuitamente desde el siguiente enlace:

http://eacpe.org/app/wp-content/uploads/2018/05/The-Information-Explosion-by-John-Scales-Avery.pdf

Enseñanza reformada de la historia

La naturaleza humana tiene dos caras: Tiene un lado oscuro, al que apelan el nacionalismo y el militarismo; pero nuestra especie también tiene un genio para la cooperación, que podemos ver en el crecimiento de la cultura. Nuestra civilización moderna ha sido construida por medio de un intercambio mundial de ideas e invenciones. Se basa en los logros de muchas culturas antiguas. China, Japón, India, Mesopotamia, Egipto, Grecia, el mundo islámico, la Europa cristiana y las tradiciones intelectuales judías han contribuido. Las papas, el maíz, la calabaza, la vainilla, el chocolate, los chiles y la quinina son regalos de los indígenas americanos.

Tenemos que reformar nuestros sistemas educativos, en particular la enseñanza de la historia. Como se enseña hoy en día, la historia es una crónica de las luchas de poder y de la guerra, contada desde un punto de vista nacional sesgado. Se nos enseña que nuestro propio país siempre es heroico y que es justo. Necesitamos urgentemente reemplazar este adoctrinamiento en el chauvinismo por una visión reformada de la historia, donde se describe el lento desarrollo de la cultura humana, dando crédito a todos los que han contribuido. Cuando enseñamos historia, no debería tratarse de luchas de poder. Debería tratarse de cómo la cultura humana se fue construyendo gradualmente a lo largo de miles de años gracias al paciente trabajo de millones de manos y mentes. Nuestra cultura global común, la música, la ciencia, la literatura y el arte que todos compartimos, debería presentarse como un patrimonio precioso, demasiado precioso como para arriesgarlo en una guerra termonuclear.

Muchas áreas de la ciencia pueden ser consideradas como historia:

La cosmología es historia: Es la historia de todo nuestro universo.

La geología es historia: Es la historia de nuestra Tierra, sus continentes y sus océanos.

La biología evolutiva es historia: Es la historia de todas las criaturas vivientes. Es la historia de nuestra propia especie y nuestro lugar en la naturaleza.

La paleoantropología es historia: Es la historia de cómo los homónidos se convirtieron en humanos. El estudio de las lenguas es historia.

Las relaciones entre las lenguas nos permiten rastrear la propagación de los seres humanos desde su origen en África hasta otras partes de la tierra.

La genética moderna contribuye a la historia: El estudio del ADN mitocondrial y del ADN del cromosoma Y nos permite rastrear las rutas que nuestros antepasados siguieron para poblar la tierra.

Dos caras de la naturaleza humana: Compasión y codicia

Los seres humanos son capaces de una gran compasión y altruismo. Las madres y los padres hacen muchos sacrificios por el bien de sus familias. Los maestros amables nos ayudan durante la infancia y nos muestran el camino correcto. Los médicos y enfermeras se dedican al bienestar de sus pacientes.

Lamentablemente hay otro lado de la naturaleza humana, un lado más oscuro. La historia de la humanidad está manchada con la sangre de guerras y genocidios. Hoy en día, este lado oscuro y agresivo de la naturaleza humana amenaza con sumir a nuestra civilización en una guerra termonuclear totalmente destructiva.

Los seres humanos a menudo muestran bondad hacia aquellos que están más cerca de sí mismos, hacia sus familias y amigos, hacia su propio grupo social o nación. Por el contrario, la terrible agresión que se observa en guerras y genocidios se dirige hacia los forasteros. La naturaleza humana parece exhibir lo que podría llamarse «tribalismo»: altruismo hacia el propio grupo; agresión hacia los forasteros. Hoy en día esta tendencia hacia el tribalismo amenaza tanto a la civilización humana como a la biosfera.

La codicia, en particular la codicia de las corporaciones y de los oligarcas multimillonarios, está llevando a la civilización humana y a la biosfera hacia el desastre.

La avaricia de las gigantescas corporaciones de combustibles fósiles nos está llevando a un punto de inflexión, después del cual los esfuerzos humanos para controlar el cambio climático serán inútiles porque los circuitos de retroalimentación habrán tomado el relevo. La codicia del complejo industrial militar nos está llevando hacia una Tercera Guerra Mundial que podría convertirse en una guerra termonuclear catastrófica. La codicia de nuestras instituciones financieras también nos está llevando al colapso económico.

Hasta el inicio de la Revolución Industrial en los siglos XVIII y XIX, la sociedad humana mantuvo una relación más o menos sostenible con la naturaleza. Sin embargo, con el comienzo de la era industrial, las formas de vida tradicionales, que contenían elementos de ética social y ambiental, fueron reemplazadas por la vida actual, centrada en el dinero y orientada al crecimiento, de la que carecen estos elementos vitales.

Según los seguidores de Adam Smith (1723-1790), el interés propio (incluso la codicia) es una guía suficiente para las acciones económicas humanas. El paso del tiempo ha demostrado que Smith tenía razón en muchos aspectos. El libre mercado, que él defendió, ha resultado ser la receta óptima para el crecimiento económico. Sin embargo, la historia también ha demostrado que hay algo terriblemente incorrecto o incompleto en la idea de que sólo el interés propio, no influenciado por consideraciones éticas y ecológicas, y totalmente libre de la intervención gubernamental, puede ser la principal fuerza motivadora de una sociedad feliz y justa. También se ha demostrado que hay algo terriblemente mal en el concepto de crecimiento económico ilimitado. El crecimiento ilimitado de la población o de la industria en un planeta finito es una imposibilidad lógica.

Cultura, educación y solidaridad humana

Las actividades culturales y educativas tienen una pequeña huella ecológica y, por lo tanto, son más sostenibles que los trabajos industriales que producen contaminación y utilizan combustibles fósiles. Además, dado que la cultura y el conocimiento se comparten entre todas las naciones, el trabajo en el ámbito de la cultura y la educación conduce naturalmente a las sociedades hacia el internacionalismo y la paz.

Las economías basadas en un alto nivel de consumo de bienes materiales son insostenibles y tendrán que ser abandonadas por un mundo futuro que renuncia al uso de combustibles fósiles para evitar un cambio climático catastrófico, un mundo en el que los recursos no renovables, como los metales, serán cada vez más escasos y caros. ¿Cómo puede mantenerse entonces el pleno empleo?

La creación de infraestructura de energía renovable dará trabajo a un gran número de personas; pero además, las economías sostenibles del futuro tendrán que desplazar a muchos trabajadores de los empleos en la industria a los empleos en el sector de los servicios. En el sector de los servicios, los puestos de trabajo en los sectores de la cultura y la educación son especialmente valiosos porque contribuirán a evitar las desastrosas guerras que actualmente están produciendo un enorme sufrimiento humano y millones de refugiados, guerras que amenazan con escalar hasta convertirse en una guerra termonuclear mundial totalmente destructiva.

¡La cultura es cooperativa, no competitiva!

Nuestra civilización moderna ha sido construida por medio de un intercambio mundial de ideas e invenciones. Se basa en los logros de todos los pueblos del mundo a lo largo de la historia. La verdadera historia de la humanidad no es la historia de las luchas de poder, conflictos, reyes, dictadores e imperios. La verdadera historia de la humanidad es una historia de ideas, inventos, progreso, conocimiento compartido, cultura compartida y cooperación.

Nuestro patrimonio cultural no sólo es inmensamente valioso, sino también tan grande que ningún individuo lo comprende todo. Todos somos especialistas, que sólo comprendemos un pequeño fragmento del enorme edificio. Ningún científico entiende toda la ciencia. Quizás Leonardo da Vinci podría acercarse en su época, pero hoy es imposible. La gran mayoría de las personas que usan teléfonos celulares, computadoras personales y televisores todos los días tampoco entienden en detalle cómo funcionan. Nuestra salud es preservada por las medicinas, las cuales son hechas por procesos que la mayoría de nosotros no entendemos, y viajamos para trabajar en automóviles y autobuses que seríamos completamente incapaces de construir.

El intercambio de conocimientos científicos y tecnológicos es esencial para la civilización moderna. El gran poder de la ciencia se deriva de una enorme concentración de atención y recursos en la comprensión de un pequeño fragmento de la naturaleza. No tendría sentido proceder de esta manera si el conocimiento no fuese permanente, y si no fuera compartido por el mundo entero.

La ciencia no es competitiva. Es cooperativa. Es un gran monumento construido por miles de manos, cada una de las cuales añade una piedra al conjunto. Esto se aplica no sólo al conocimiento científico, sino también a todos los aspectos de nuestra cultura, historia, arte y literatura, así como a las habilidades que producen los objetos cotidianos de los que dependen nuestras vidas. La civilización no es competitiva. ¡Es cooperativa!

Por favor, ayude a difundir estos enlaces.

Espero que además de descargar y difundir el archivo pdf de «La explosión de información», los lectores también difundan el siguiente enlace, donde están disponibles mis otros libros y artículos sobre problemas globales:

John Scales Avery

El libro también está disponible en el sitio web de la Academia Danesa de la Paz. Aquí está el enlace:

http://www.fredsakademiet.dk/library/information.pdf