Lean la carta del Dr. Luis Henrique Correia Lima de Oliveira que fue publicada originalmente en su página personal de Facebook, que relata con respecto a su relación con el expresidente Lula, preso en Curitiba, en la Sede de la Policía Federal. Lula fue condenado en un proceso con una frágil base jurídica en el caso Triplex de Guarujá. Lea la carta íntegra abajo:

¡Buenas noches, presidente Lula!

¡Espero que esté bien! ¡Y esta vez realmente lo espero porque estoy muy preocupado por su salud!

Cuando yo estaba en la universidad, alrededor del tercer año, en la materia de Patología, un profesor, muy mayor de edad, de esa materia, al que ni siquiera dábamos tanta importancia, paró la clase, después de ver que estábamos más conversando entre nosotros mismos que prestando atención en la clase y preguntó: ¿Saben lo que significa MEDICINA? Impactados con la pregunta que no tenía ninguna relación con el tema de la clase, quedamos sin respuesta inicialmente, después intentamos responder:

«¡Es la profesión que salva vidas!», “¡Es la profesión que diagnostica y trata enfermedades!», “¡Es la profesión que cura enfermedades!» …

El profesor, gozando de toda su sabiduría y años de experiencia en la profesión, bajó la cabeza, dio una sonrisa desesperada y dijo:

«¡Ustedes están en la profesión equivocada, mis queridos! ¡Todavía hay tiempo para desistir! ¡Ustedes son jóvenes! Desistan… El tiempo urge … ¡No prosigan!»

Y completó:

La palabra medicina es derivada del griego «medicare» y significa «acoger», «calentar», «cuidar», «acurrucar» y en último análisis «amar» …

(Después de muchos años, supe que la definición etimológica no era exactamente esa, pero bien podría ser…)

¡Presidente, esa fue la última vez en la universidad que escuché algo parecido! Los años subsiguientes intentaron enseñarme en primer lugar que yo no podría involucrarme emocionalmente con el paciente, que yo no podría aferrarme… ¡Para no sufrir en caso «perdiera» alguno de ellos con la muerte! ¡Los años subsiguientes me enseñaron que yo estaba en constante competencia para probar que yo era más poderoso que la muerte, si mis conocimientos «incuestionables» serían capaces de prolongar indefinidamente el sufrimiento de las personas en UTIs (Unidades de terapias intensivas) frías e impersonales! En los años siguientes aprendí que la lucha era por estatus, por poder y por dinero, nunca por lo que realmente debería interesar, y para mí eso fue motivo de profundo descontento y decepción con la profesión, con los colegas y con el sistema completamente corrompido.

Ayer por la noche, se inició un conjunto de negociaciones con el partido para llevarme donde usted bajo la justificación de haber sido el último cardiólogo que lo vio antes de ir a la cárcel. Al principio, tuve el impacto de la emoción de tal vez poder encontrarlo en una situación tan delicada y poder darle la fuerza que tal vez necesitaba en ese momento. Pero entre nuestros caminos había una jueza, una piedra fría y calculista, que impuso que usted sólo podría ser visto por médicos de la policía federal sin acogida, sin que fuera posible calmarlo, cuidarlo, protegerlo… ¿Qué es lo que estos tecnólogos de medicina pueden ofrecerle además de sustancias para cicatrizar sus llagas y analgésicos para su dolor?

¿Cuántas heridas del alma ellos no sabrían curar?

Mi misión hoy en Curitiba sería ofrecer el más noble tratamiento a un paciente que se siente solitario, amargado, injustificado, condenado por un sistema de fuerzas oscuras… ¡A un paciente mío que estuviera débil y con el ala partida, yo le ofrecería amor, acogida, comprensión y mi alma humana, demasiada humana!

¡Fuerza, comandante!

¡Estamos en la resistencia!

* Fin de la Carta