Desaparición forzada: caso Daniel Solano

Fiske Menuko, Río Negro. Los pactos de silencio que protagonizan las fuerzas de seguridad del Estado sólo pueden ser vulnerados por agentes internos. Dado que estos agentes ven y escuchan cosas que otros actores dentro de la causa no pueden presenciar, resulta ser, dentro de la exposición pública, la versión más legitimada de los testimonios. Ni los abogados defensores, ni los abogados querellantes y mucho menos los jueces de la causa, podrán ignorar sus palabras. Prueba de ello fue el testimonio del comisario Daniel Uribe que, durante la decimosegunda jornada del juicio oral por la desaparición de Daniel Solano, aportó, dado su rol protagónico dentro de la investigación del caso, al menos 24 elementos que serán incorporados en la cronología de la desaparición de Daniel Solano. Cada uno de estos hechos, declaraciones y observaciones del comisario e investigador de la desaparición de Daniel Solano, revelan o colocan al descubierto un manual de encubrimiento policial que actúa sistemáticamente en paralelo a la institución de seguridad estatal. En contraposición con la “historia oficial” que se encargó de enaltecer el accionar de la milicia argentina que actuó durante la “Campaña Expedicionaria al Desierto”, la historia contemporánea podrá reconocer e incorporar estos (24) elementos “en el libro de la historia de la violencia” ejecutados sobre los trabajadores originarios rurales de la mal llamada patagonia argentina.

Introducción

Durante la jornada número 12 del juicio por la desaparición forzada de Daniel Solano declararon 3 policías (dos de ellos participaron en la investigación activa y directa del caso), un taxista, una empleada de limpieza, dos personas que ayudaron a la familia Solano en los primeros días de búsqueda y una joven que alegó que la obligaron a declarar, sin la presencia de su madre, cuando era menor de edad.

Como ya adelanté en el inicio de esta crónica los puntos relevantes estuvieron atravesados por la declaración del comisario Uribe, pero no fueron menos relevantes los aportes realizados por otro oficial que participó de la investigación y por un hombre que vio de cerca el vínculo que mantenían los patrones de Daniel Solano con los policías que viajaron a la terminal de Neuquén a buscar al joven trabajador.

Kiñe. Primer capítulo

La investigación de Martínez

El primer policía en declarar afirmó que participó en la investigación del caso desde el primer momento. Específicamente este oficial explicó que trabajó con material fotográfico aportado en la causa. Primero se sirvió de una tanda de unas diez fotos, extraídas de la cuenta de facebook de Macuba. Luego, gracias al aporte de una joven, se trabajó con una segunda tanda mayor de imágenes. Dentro del material fotográfico aportado se identificó a Solano, dos de los policías presentes en el boliche (Muñoz y Echegaray) y varios testigos que ya declararon en la causa.

Héctor Martínez anota y habla constantemente con su defensor Enrique Thompson. Foto Gustavo Figueroa.

Si bien este policía reconoció desde un primer momento haber participado en la investigación y que la misma estuvo a cargo de Héctor Martínez, se mostró bastante reticente en dar información de la labor efectuada. Incluso la jueza García Balduini le tuvo que llamar la atención para que responda con contundencia las preguntas efectuadas por el abogado querellante Leandro Aparicio.

Sandro Berthe escucha impaciente a uno de los testigos. Foto Gustavo Figueroa.

En cambio, el segundo policía que declaró, explicó que primero trabajó en la comisaría 17 de Lamarque hasta que fue afectado a la comisaría octava de Choele Choel. Este oficial detalló que dentro de la comisaría octava realizó adicionales dentro de Agrocosecha y que todo el personal efectuaba las adicionales durante las fechas de cobro. “Me quedaba afuera. Llamaban por nombre. Entraban de a uno”, explicó en relación a su presencia dentro la empresa.

Por último, este testigo hizo tres observaciones dignas de tener en cuenta para luego, en el entrecruzamiento con otros testimonios, profundizar en detalles: 1) la Brigada de Operaciones, Rescate y Antitumultos (B.O.R.A.) también realizó adicionales en las gamelas donde vivían los trabajadores rurales. “Del 1 al 15 estamos nosotros, y del 15 al 30 estaba el BORA (actual C.O.E.R.)»; 2) los cronogramas de adicionales las realizaba el oficial Chazarreta. 3) La empresa Manpower es mencionada en la tercerización laboral que realizaba la empresa Agrocosecha S.A.

Epu. Segundo capítulo

Los borrachos, la doble identidad y la coartada del viaje a Neuquén

Una testigo de identidad reservada reconoció que durante los primeros días de la búsqueda de Daniel Solano, una persona se hizo pasar por un hombre que supuestamente había viajado con Daniel hasta Neuquén. “Pero yo los reconocí a los dos, al verdadero y al falso”, insistió esta testigo. Inventaron los golpes y la persecución policial sobre un actor falso para sostener la coartada de que Daniel se había ido a Neuquén con otra persona. ¿Con qué fin? ¿Para encubrir a la policía? ¿Por qué Daniel intentaría desaparecer para siempre, dejando su billetera tirada a orilla de un río?

Uno de los testigos relee su declaración. Foto Gustavo Figueroa.

“Los dos patrones de Solano y los policías llegaron borrachos, con mucho olor a alcohol”, advirtió el segundo testigo que confesó haber recibido y ayudado a la familia Solano por sólo un día.  El contexto de la frase fue pronunciada durante la búsqueda de Daniel Solano en Neuquén. Específicamente el testigo hace referencia a los dueños de Agrocosecha (Mercado y Lapenta) y a los oficiales Irusta, Chazarreta y Tomás Vega, que participaron en los primeros días de la búsqueda. La presencia de todas estas personas en la terminal de Neuquén se debía a un testimonio que, como veremos en el quinto capítulo, el comisario Daniel Uribe se encargará de desmentir.

Kechü. Tercer capítulo

La joven que no salió de la casa de su amiga

Al menos tres personas han declarado que una joven estuvo presente al frente de Macuba la noche en que desapareció Daniel Solano. Pero esta testigo dentro del juicio afirmó que esa noche no salió, que permaneció en la casa de una amiga y que hacía por lo menos un mes que no iba a ese boliche.

Esta testigo también afirmó que la obligaron a declarar sin la presencia de su mamá, cuando tenía 17 años. “Declaré ante el juez Soto, la fiscal Constanzo y la brigada”. “Querían que mienta, que diga que estuve en un lugar que no estuve. Me ofrecieron plata para que mienta. Me llegaban todas las notificaciones de noche. Un día me vinieron a buscar a mi casa y no me dejaron ni lavar la cara. Declaré sin llevar mi documento de identidad”.

Al finalizar su declaración esta joven fue contundente en afirmar que estaba de acuerdo con el proceder de los abogados defensores mientras que, en cambio, se mostró disgustada y disconforme con el proceder que mantuvieron los abogados querellantes con ella.

Meli. Cuarto capítulo

Los 24 elementos de Uribe: el manual del encubrimiento policial

“¿Qué pasó acá? Su visión profesional”, le preguntó al final de la audiencia el juez Gastón Martín. Daniel Uribe le respondió: “para mí, en mi opinión personal, pudo haber algún error por parte del personal policial que trabajó en ese momento con la extracción de la persona y después lo que se hizo con la persona (…) Se tendría que haber trabajado con otro tacto”. “Cuando una persona está en estado de ebriedad es necesario encontrar a amigos que estén también en el lugar o, si el estado de ebriedad es muy grave, derivarlo a un hospital para que reciba asistencia médica”. Por su parte el abogado defensor Pablo Iribarren intentó favorecer a sus clientes con este interrogante: “concretamente, en su investigación, ¿surge como prueba palpable y verificable que ese personal policial, más allá que haya actuado bien o mal con un contraventor o un ebrio, participó en una desaparición forzada de persona?” “No me surgió eso”, respondió contundente el comisario.

Uribe se hizo cargo de la investigación al mes (diciembre 2012) de la desaparición de Daniel Solano. En enero de 2012 Héctor Martínez fue trasladado a Las Grutas. “Le pregunté a Martínez si los dos policías que sacaron (Muñoz y Echegaray) a Solano tuvieron algo que ver. Él me contestó que los conocía y que no tenían nada que ver”. Entonces, ¿por qué pidieron el traslado de Martínez? ¿Por qué no siguió dirigiendo la investigación? Uribe indicó que una testigo que estuvo presente la noche en que desapareció Daniel vio y reconoció a Héctor Martínez como el tercer policía que iba detrás de Daniel y los dos policías que lo sujetaban de los brazos. Ella lo identificó como el esposo de una chica que trabajaba en una tienda que estaba al lado de su trabajo.

“Te la dio en la frente”, le dijo Thompson a Martínez mientras se retiraban de la audiencia. Foto Gustavo Figueroa.

En una segunda etapa de su declaración el jefe de la investigación detalló que entrevistó al personal de la comisaría octava de Choele Choel, que respondió al llamado de Macuba la noche del 5 de noviembre de 2011. “A Albarrán lo noté nervioso, apesadumbrado. Me preguntó que podía suceder (judicialmente) si un policía participaba de un caso así”. En este sentido, Leandro Aparicio le preguntó: “¿notó alguna preocupación en alguno?” “Mire cuando se comenzó a hablar que personal policial podría tener intervención en esto, que era información que manejaba la fiscalía a partir de las declaraciones de testigos de identidad reservada, lo que noté es más presencia de alguno de ellos en la sede de la fiscalía”. Específicamente Uribe estaba haciendo referencia a Sandro Berthe, que comenzó a trabajar en la fiscalía, estando presente inclusive cuando varios testigos se presentaron a declarar. “Lo crucé dos o tres veces”, afirmó el comisario. También, y no menos escandaloso, Uribe indicó que Sandro Berthe era parte de un grupo de investigación que funcionaba en paralelo a la causa.

Leandro Aparicio junto a Sergio Heredia escuchan a un testigo. Foto Gustavo Figueroa.

Por último, en la etapa final de su testimonio, Daniel Uribe señaló en referencia a la labor de la oficial de guardia que actuó en la comisaría octava, la noche del 5 de noviembre de 2011: “No es habitual. Ella tendría que haber anotado la salida, por más que hayan sido dos minutos o cinco minutos, ella tendría que haber anotado. Ella nos hace saber que en ese momento hacía poco que estaba trabajando como oficial de guardia, no estaba muy experta en el tema, entonces a ella le decían que hiciera tal o cual constancia los oficiales de mayor jerarquía y ella, en ese momento, como le dijeron que no hubo novedad no lo anotó. Hace alusión inclusive que anotó en un papel aparte y después pasaba todas las novedades, pero en ese caso no lo hizo”. Peor aún, el comisario Daniel Uribe explicó que la denuncia del caso se hizo en la comisaría de Lamarque y que no se hizo el traslado a la jurisdicción que correspondía, es decir la comisaría octava de Choele Choel. “Se pueden realizar algunos procedimientos preliminares, pero finalmente la denuncia y la investigación debe realizarse desde la jurisdicción que le corresponda al lugar del hecho”.

En resumen, realizando una prolija lectura de la declaración expuesta, este agente interno de la policía aportó 24 elementos que serán incorporados en la cronología de la desaparición de Daniel Solano, elementos que no podrán ser obviados, como ya advertí, por los jueces de la causa: en diciembre de 2011 Daniel Uribe asumió (1) la investigación del caso, en Enero de 2012 Héctor Martínez es trasladado (2) a la ciudad de Las Grutas y en agosto de 2012 Uribe concluyó (3) con las dirigencias del caso. Como Macuba no tenía cámaras de seguridad (4), ni en el exterior, ni en el interior del establecimiento, las primeros testimonios se lograron a partir de dos tandas fotográficas (5). En las fotografías se reconoció a Daniel Solano (6) y a los oficiales (Muñoz y Echegaray) que sacaron (7) al joven trabajador del boliche. Durante la investigación hubieron dos rastrillajes con perros que dieron positivo (8): por un lado, en un sector de bombas de agua y, por otro, en un sendero a orillas de un río. Además los perros rastreadores, durante la investigación, indicaron que el rastro de Solano se cortó (9) a pocos metros de la intersección de las calles 9 Julio y Villegas (una de las esquinas de la cuadra donde está ubicado Macuba). En otro grupo de hechos Daniel Uribe señaló que el teléfono de Daniel Solano dejó de emitir señal (10) cerca de las dos de la mañana. Sandro Berthe formó (11) parte de un grupo de investigación que funcionaba en paralelo a la causa, comenzó a aparecer (12) en la fiscalía (inclusive cuando debían ir a declarar los testigos) y su auto (un duna rojo) fue secuestrado por la justicia en la casa de un ex policía retirado (13). Este auto fue reconocido porque no tenía guardabarros plateados, como sí lo tenía el auto de la policía (14). Carlos García, al ver a Daniel afuera del boliche, le dijo a un policía: “Sacámelo de acá porque me va a rayar la camioneta” (15). La oficial de guardia de la comisaría octava que recibió el llamado de Macuba solicitando un móvil policial notó (16) a sus compañeros raros cuando volvieron del boliche. “No los notó tranquilos, los vio como nerviosos. ‘uh, ¿qué pasó?’, exclamó cuando los vio”. Aún así, la oficial de guardia no dejó (17) constancia en el parte diario de que el móvil había salido de la comisaría. Los oficiales de mayor rango le dijeron que no lo hiciera (18). Por su parte, cuando Uribe entrevistó a Pablo Albarrán éste último se mostró consternado (19). Incluso le preguntó a Uribe sobre las posibles consecuencias que podría sufrir un policía por participar en un caso como éste. Por otro lado, una testigo reconoció y ubicó (20) a Héctor Martínez como una de las personas que sacó a Solano del boliche. Héctor Martínez insistía (21) con la versión de que Daniel estaba en Neuquén, pero la mujer que dio esa versión le confesó a Uribe que había mentido (22). La denuncia y la investigación (uno de los hechos más graves) de la causa se realizó (23) en y desde la comisaría 17 de Lamarque cuando correspondía, dada la jurisdicción, en la comisaría octava de Choele Choel. Por último, y no menos importante, Uribe aclaró que el procedimiento del personal policial fue (24) “poco profesional”.

Cada uno de estos hechos, declaraciones y observaciones del comisario e investigador de la desaparición de Daniel Solano revelan y colocan al descubierto un manual de encubrimiento policial que actúa sistemáticamente en paralelo a la institución de seguridad estatal. En contraposición con la historia oficial que se encargó de enaltecer el accionar de la milicia argentina durante la Campaña Expedicionaria al Desierto, la historia contemporánea podrá reconocer e incorporar estos (24) elementos “en el libro de la historia de la violencia” ejecutados sobre los trabajadores originarios rurales de la mal llamada patagonia argentina.

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