Entrevistamos a Rosa Emilia Salamanca, secretaria técnica del Colectivo de Pensamiento y Acción Mujeres Paz y Seguridad y directora del Corporación de Investigación y Acción Social y Económica (CIASE) durante el Foro “Las mujeres hablamos sobre seguridad: propuestas para un país en transición”, para que nos ayude a pensar sobre los desafíos y riesgos que tienen las mujeres en los territorios colombianos en esta etapa de baja intensidad del cumplimiento de los acuerdos de paz que firmaran el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC.

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Rosa Emilia, ustedes se han embarcado en una actividad de dos días muy grande, muy novedosa, como han resaltado muchas participantes, “seguridad y mujer”, ¿por qué embarcarse en un diálogo tan complejo y tan amplio?

Porque yo creo que en la sociedad las mujeres somos excluidas de un montón de temas, hay unos temas que se consideran temas blandos en los que podemos hablar, de la familia, cómo mejoramos el bienestar social, cómo mejoramos la salud y luego hay temas duros que son la economía, la seguridad, etc… Nosotras pensamos que no hay temas duros y blandos, hay temas de la humanidad y en esa medida consideramos que más de la mitad de la humanidad debe estar hablando de los temas duros, porque tenemos otras visiones, tenemos otras miradas y porque consideramos que tenemos mucho que aportar a esos debates de la seguridad en este país.

¿Seguridad en el pos-conflicto colombiano como lo defines? ¿O qué grado de seguridad hay para las mujeres?

Yo creo que hay un país que sale de una situación o que está intentando salir de una situación como la que vivimos, es un país que tiene que ser consciente que no cambia de un día para otro. La firma de un acuerdo de paz no hace que mágicamente ese país cambie, esto implica que nos permite una ventana de oportunidad no solamente para dejar las armas, sino para vernos como sociedad de una manera muy profunda y también tratando de ser muy objetivos de que eso ya somos. Y claro, ninguna sociedad que ha vivido lo que ha vivido la sociedad colombiana sale siendo mejor. Pero sí sale con nuevas preguntas, sale con preguntas de cómo sigo para adelante y cómo sigo siendo otro país porque el que tenemos no nos ha funcionado. Y ahí en esa medida, en un espacio que es como el tiempo, un espacio en la transición que nos va a permitir repensarnos como país. Yo no puedo decirte que la seguridad está mejor, yo diría que la seguridad está muy delicada en el país, está en una situación delicada pero que no podemos sentarnos a mirar que tan delicada está la situación, sino que tenemos que sentarnos a ver cómo logramos salir de esta situación tan delicada para poder seguir para adelante.

¿En qué puede ayudar un diálogo como el que se abre hoy aquí con sociedad civil, fuerzas armadas y policía, investigadores, una amplia representación, hay organizaciones nacionales e internacionales de quienes están pensando la paz en Colombia, el proceso; pero Rosa Emilia, en qué ayuda tener un foro donde exclusivamente se habla de “seguridad y mujer”, cómo ayuda esto al proceso de reconciliación si solo hablamos de las mujeres y su seguridad?

Yo creo que las mujeres no solo hablamos de mujeres, cuando nosotras decimos las mujeres queremos hablar sobre seguridad es porque tenemos perspectivas y propuestas para el conjunto de la sociedad. Las mujeres no somos una población egoísta que piensa en sí misma, sí reclamamos nuestros derechos, sí reclamamos nuestra dignidad, sí reclamamos el buen trato, sí reclamamos los derechos a los que tenemos derecho, pero cuando se transforman las condiciones de las mujeres en una sociedad, se transforma la sociedad en su conjunto y eso es muy importante que todos lo entendamos porque las mujeres han jugado un papel clave en la construcción cultural de la sociedad.

Cuando esa piedra angular empieza a moverse de una manera diferente, alejándose de los parámetros patriarcales cuestionando la misma sociedad en su conjunto, toda la sociedad tiene la oportunidad de hacerse nuevas preguntas. Por eso es tan importante esto de hablar desde las mujeres, porque tenemos una óptica diferente, la vida y la violencia nos cruza los cuerpos de una manera distinta; entonces poder levantar la voz y decir a nosotras no nos invitan a hablar de seguridad, nosotras nos invitamos a hablar de seguridad porque tenemos ese derecho.

¿Y que es entonces seguridad inclusiva o incluyente?, ¿cómo la definiríamos?

Yo creo que nosotras debatimos mucho alrededor del contenido y el significado que le damos a la inclusión, a nosotras no solo nos interesa que hablen y digan “Ay no invitemos a las mujeres para que vean y hagámosles una consulta, etc”, nosotras queremos ser parte de la construcción de un nuevo país y cuando queremos ser parte, queremos ser parte las mujeres negras, las mujeres indígenas, las mujeres campesinas, las mujeres urbanas, mujeres polonas, las mujeres intelectuales, las mujeres LGBTI, es decir las mujeres en su diversidad, porque tenemos experiencias diversas pero todas somos mujeres.

Y en esa medida cuando hablamos de la inclusión, no es para que nos pongan en el último párrafo y digan que hay enfoque de género, es para que entienda la sociedad en su conjunto que hay propuestas, que hay miradas, que hay dinámicas, que hay maneras a través de las cuales nosotras también construimos sociedad. No nos incluyan de esa manera, nosotros queremos ser parte de la definición en conjunto de esta sociedad.

¿Cuáles son los principales problemas de seguridad que tienen ahora las mujeres en Colombia en las zonas rurales y urbanas?

Mira, los problemas de seguridad, yo creo que eso es un valor increíble que le ponen las mujeres a esa perspectiva de seguridad. Hay una división permanente en pensar que hay una seguridad para las mujeres en el ámbito de lo privado y hay una seguridad para las mujeres en el ámbito de lo público, las mujeres tienen unos niveles de riesgo, quizá los más altos en el ámbito de lo privado y cuando estamos hablando de mujeres, no estamos hablando solamente de mujeres adultas, estamos hablando de las mujeres mayores, estamos hablado de las niñas, estamos hablando de las jóvenes. Y ahí en el ámbito de lo privado, lo que los datos y los testimonios de las mujeres a nivel nacional es la impresionante violencia y abuso hacia mujeres desde las más pequeñas hasta las más adultas, por parte de familiares o gente muy cercana a las familias. Eso nos tiene que decir algo, eso nos tiene que decir que como sociedad tenemos una pregunta fundamental al mirar las mujeres en el ámbito privado. Y luego ese ámbito privado y esas violencias que allí se manifiestan, se exacerban en el ámbito de lo público y se exacerban en el ámbito del colegio, en el ámbito de las comunicaciones, en el ámbito de la propaganda, en el ámbito donde para vender una pintura hay que mostrar a una mujer desnuda porque eso vende más y les parece que esa es la manera en la cual se deben relacionar con las mujeres. Pero esto tiene y va en aumento en los territorios, en las zonas donde los conflictos armados persisten, el impacto sigue siendo tan desproporcionado como siempre y el uso del cuerpo de las mujeres como territorio de conflicto entonces vuelve y es un territorio para múltiples conflictos.

Nosotras creemos que la seguridad tiene que entender que el cuerpo de las mujeres no puede seguir siendo territorio de conflicto, que tenemos que buscar salidas novedosas para que estas formas en las cuales se expresa hoy una violencia que yo diría en muchos casos escandalosa, no solamente en Colombia, sino en América Latina, pueda tener salidas a través de una construcción diferente. Si somos conscientes de que seguir haciendo lo mismo nos lleva al mismo lugar, es que tenemos que hacer cosas diferentes para que nos lleven a un lugar distinto.

¿Qué sensación, qué sentimiento te provoca el hecho de que Colombia, un país reconocido por una guerra de mas de 60 años, resulta que ahora hay que seguir hablando de violencia contra las mujeres en este proceso, qué sentimiento te provoca eso?

A mí me produce un sentimiento de esperanza y te lo digo honestamente, hace un tiempo no nos atrevíamos a hablar de nada de esto, ahora lo hablamos. Ahora lo ponemos en la palestra pública. Este foro es una muestra de la esperanza, es una muestra de vamos para adelante, esto tiene que cambiar, esto tiene que tener otro sentido. Cuando nosotras hablamos de los diálogos inimaginables de algos posibles, es porque tenemos que hablarnos de otra manera. Este país no puede seguir siendo un país de sordos, este país tiene la grandísima oportunidad en este momento de escucharnos. De escuchar a las mujeres excombatientes, de escuchar a las mujeres de todos los ámbitos territoriales, de todas las etnias, es una oportunidad de oro para saber quiénes somos y cuando averigüemos quiénes somos, vamos a averiguar la inmensa potencia que tenemos como seres humanos.

Para finalizar, Rosa Emilia, ¿qué esperarías que salga del foro o qué esperan ustedes?

Pues nosotras primero que funcionara, estábamos muy asustadas en que funcionara y que nos pusieran atención. Ha sido un éxito, ha llegado muchísima gente y creo que ha sido muy interesante. Hay militares, fuerza pública, policías… Y como resultado queremos que queden recomendaciones y proyecciones de por dónde caminar, de cuáles son las rutas que debemos seguir, cómo seguirán existiendo estos temas, cómo fortalecer la esperanza, cómo robustecer nuestras acciones, no podemos dejarnos morir por la desesperanza, ya suficientes muertes hay en este país para que también nos maten la esperanza. La esperanza es lo que nos queda y la esperanza es un motor increíble para poder generar propuestas para nunca cerrar las ventanas de oportunidad que tenemos que abrir y ahí las mujeres somos claves.