En entrevista para el programa de análisis semanal de ALER «Voces sobre la mesa»Gabriela Rivadeneira Burbano, política ecuatoriana y actual asambleísta nacional, habló sobre la situación del Ecuador en el contexto regional y la necesidad de que la ciudadanía latioamericana y caribeña sea protagonista de este proceso político frente a la avanzada neoliberal en la región.

Rivadeneira Burbano, quien fue presidenta de la Asamblea Nacional entre 2013 y 2017, reconoce que, en Ecuador, no se esperaba la “restauración conservadora” que está sucediendo en este país y en otros de la región “para volver a tener políticas de privilegio frente a lo que los gobiernos progresistas de la región habían conseguido”. En el caso de Ecuador, afirma, se ha retrocedido 15 años.

La asambleísta ecuatoriana también explica la situación actual del partido Alianza País, que permitió la elección de Lenín Moreno como continuador del proceso de Revolución Ciudadana: en medio de varios ataques al gobierno de Correa, dicho movimiento veía que “el carácter y la personalidad de Moreno permitía bajar esa conflictividad social, y garantizar a su vez que el proyecto y las cosas sustanciales de ese proyecto continúen”. Pero al día siguiente del cambio de mando se hicieron evidentes “acuerdos directos de Moreno con la banca privada, con los medios de comunicación monopólicos y con sectores económicos que habían significado la antítesis de la Revolución Ciudadana”. Alianza País buscó sostener su proyecto en medio de estos cambios, pero vivió una ruptura interna que desembocó en la cesión del partido al gobierno por parte de los órganos electorales; ante ello, afirma Rivadeneira, “estamos en la conformación de un nuevo instrumento político”.

Realizando una autocrítica de los procesos progresistas latinoamericanos, en particular sobre las iniciativas institucionales como UNASUR, CELAC, el Banco del Sur, entre otras, Rivadeneira sostiene que áun no se ha “logrado consolidar esas instituciones como democráticas”; también menciona la ausencia de un sistema de intercambio comercial en la región para que “dejemos de depender solamente de nuestro sistema primario exportador” para lograr “independencia económica a mediano y largo plazo”; y a nivel de organizaciones políticas progresistas menciona la necesidad de mayor formación y capacitación política, pues su ausencia “ha generado un efecto rebote” en una nueva clase media, beneficiada por las políticas redistributivas, pero volcada al consumismo.

Ante ello, lo irrenunciable para Rivadeneira es la soberanía y la redistribución de la riqueza, pues es necesario seguir contrarrestando el plan colonizador estadounidense y “si cedemos los mecanismos de redistribución de la riqueza estamos retrocediendo, no para un proyecto político, sino para el pueblo y la mayoría”.

Para no retroceder en los pasos dados por los gobiernos progesistas de la región, la asambleísta ecuatoriana afirma que es necesario volver la “solidaridad de nuestros pueblos”, pues la visibilización de las realidades de cada país y la construcción de tejidos políticos desde los pueblos será la “forma de contrarrestar el peso de los gobiernos neoliberales, de defender las grandes conquistas progresistas, y de recuperar espacios de gobernabilidad y territorio”. Esto no es ni fácil ni rápido, afirma Rivadeneira, dado que “tenemos gran parte de nuestro pueblo en un letargo” que impide reconocer los cambios y retrocesos que ahora suceden; ante ello, “necesitamos mayor pedagogía popular” para reconstruir la conciencia que permitirá recuperar el progresismo en América Latina.

Sobre el rol de la comunicación en los procesos políticos, Rivadeneira tiene claro que “es un ámbito fundamental porque los medios de comunicación monopólicos dan sugestiones a los pueblos, y esas sugestiones son las que guían fundamentalmente los procesos políticos”. Por ello, la lucha por el reconocimiento de la comunicación como un derecho público ha implicado fuertes ataques hacia los gobiernos que la han llevado a cabo, como en el caso de Argentina y Ecuador, donde las fuerzas privadas y de derecha no aceptan la democratización de la comunicación sea garantizada por los Estados.

Las palabras finales de Gabriela Rivadeneira Burbano son una voz de aliento y de claridad para continuar en cada lucha: “Hoy tenemos pueblos vivos gracias a las revoluciones, y el reto es seguirlos articulando”.

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