Estando ad portas de un nuevo año es momento propicio para reflexionar en torno a nuestras vidas, al mundo que nos rodea. En esta ocasión lo haré en torno a la paz y la no violencia activa, tanto a nivel personal, nacional e internacional. Reflexiones que nacen como consecuencia de una realidad que nos lacera y escandaliza. Teniéndolo todo para estar y vivir en paz, no obstante los esfuerzos de muchos, persiste una suerte de estado de guerra permanente, de baja o alta intensidad, en distintos confines del mundo.

El nivel de gasto militar en vez de decrecer, aumenta. Los más poderosos gobiernos no trepidan en imponer sus condiciones. En el año que se va hemos visto escaramuzas, amenazas de un lado y otro, entre USA y Corea del Norte, ambos comandados por líderes de conductas impredecibles, cuyas decisiones pueden afectar las vidas de toda la humanidad. Los tiempos de guerra fría parecen querer volver, ya no en un contexto bipolar –USA y Unión Soviética-, sino que multipolar. Las guerras civiles, declaradas o larvadas, se multiplican.

Cabe preguntarse, todo esto ¿para qué? ¿para asegurar el dominio de unos sobre otros? Cuesta entender tal grado de conflictividad cuando lo tenemos todo para vivir en paz en un mundo con capacidad para satisfacer las necesidades de todos. Una capacidad dada por un desarrollo científico-tecnológico sin precedentes que podría asegurarnos una vida buena y digna no solo para algunos, sino que para toda la humanidad.

De nosotros, de cada uno de nosotros, de nuestros comportamientos, depende el futuro de quienes nos rodean, de nuestro país, de toda la humanidad. Los esfuerzos que hagamos en favor de la paz, de la no violencia activa, de la no discriminación no pueden ser en vano, sino que por el contrario, más temprano que tarde, deben dar frutos. No podemos dejarnos abatir por la imposición de la violencia. Debemos desterrar la lógica de que el hombre sea el lobo del hombre. Que nuestras actuaciones se basen en la política de ponerse en los zapatos del otro.

Por ello mi particular saludo de ánimo a quienes pregonan y practican la paz, la solidaridad entre todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Que en el año que viene, sean más y más.