Por Adelia González Arzac | Notas periodismo popular

“Somos quienes producimos más del 65% de los alimentos que comemos día a día en nuestras casas. Producimos verduras, yerba, carne, leche, frutas, quesos, huevos. A pesar de la dignidad de nuestro trabajo, las condiciones en las que vivimos, producimos y comercializamos son muy precarias”. Así se presentan las y los campesinos y pequeños productores del país. Les urge darse a conocer dado que, desde hace años, las economías regionales están sufriendo una crítica situación por la falta de políticas públicas dirigidas a apoyar al sector, del cual provienen la mayoría de los alimentos que todos los días las y los ciudadanos llevan a su mesa.

Marcan también las diferencias con los preferidos del gobierno: “No somos el campo rico que produce commodities para la exportación. No especulamos con nuestra producción, ni guardamos alimento en silos para vender cuando mejor se pague. Todas las medidas políticas y económicas que se tomaron hasta la fecha favorecen al sector del campo más concentrado”.

Para hacer visible su crítica situación, convocan a una movilización y “Feriazo” en todo el país para este martes 3 de octubre. En particular en la Ciudad de Buenos Aires, marcharán a las 10 desde Congreso hasta la Plaza de Mayo donde ofrecerán 20 mil kilos de verdura al precio al que se lo pagan en las quintas, es decir muy barato.

Motivos para movilizarse, sobran. El gobierno de Macri en más de un año y medio de gestión, no sólo no ha ayudado a aliviar la crisis que el campo de los pequeños productores/as y campesinos/as arrastran desde hace años, sino que con las medidas que ha implementado, la ha profundizado. Entre ellas se encuentran la apertura de las importaciones de alimentos, la disminución del presupuesto destinado a la Secretaría de Agricultura Familiar y al Programa Cambio Rural (INTA). En el mismo plano se ubican el no avance en el tratamiento de La ley de Acceso a la Tierra y la reglamentación de la Ley de Agricultura Familiar.

A la falta de regulación de la comercialización: apertura de las importaciones

Uno de los problemas clave en el sector, es que mientras que a los y las productoras se les paga muy poco por su producción, los alimentos llegan a precios excesivos para el consumo. Esto se debe a que las cadenas de comercialización de los alimentos carecen de regulación, por lo tanto los mercados concentradores son los que fijan los precios según sus propios intereses.

Este mecanismo viene siendo denunciado históricamente por el sector, pero ningún gobierno ha tomado medidas para revertirlo. Mientras tanto, bajo el pretexto de bajar los precios de los alimentos, el gobierno implementó la apertura de importaciones de la carne, el tomate y cerdo, lo que genera una mayor profundización de la crisis en el sector y evade la resolución de la verdadera causa del precio inflado de los alimentos.

Sin políticas para la agricultura familiar y campesina, discriminación y vaciamiento

Desde principios del 2016 el Ministerio de Agroindustria ha dejado a la Secretaria de Agricultura Familiar, ya escasa de presupuesto, paralizada y sin políticas públicas para el sector. La Secretaría fue disminuida de rango y fusionada a la secretaría de Coordinación y Desarrollo Territorial, quedando sujeta a la total financiación del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) que, a su vez, también sufrió un ajuste.

En consonancia con esta política dentro del Programa “Cambio Rural” del INTA, han cerrado más de 800 grupos que tenían por objetivo la asistencia técnica a agricultores familiares. Como si todo ello fuera poco, hace unas semanas, el Ministerio de Agroindustria resolvió no permitir el acceso al programa a ciudadanos no nacidos en Argentina, lo que excluye a un altísimo porcentaje de productores/as de la agricultura familiar que son de origen boliviano.

Por otro lado derechos claves conquistados por el sector no están siendo cumplidos, ya que también las y los productores denuncian que hace más de tres meses que no funciona la inscripción al Monotributo Social Agropecuario y el Registro de los Productores Familiares (RENAF), lo que les impide acceder a programas y proyectos destinados a pequeños productores.

Tierra para quien la trabaja

Más del 80% de los pequeños productores que trabajan, viven y producen los alimentos que se consumen diariamente en el país, no son dueños de la tierra. Esto los lleva a vivir una vida extremadamente precaria. En la Argentina existe una gran concentración del territorio en pocas manos, 62 millones de hectáreas (35% del territorio nacional) están en manos de 1.250 terratenientes (Benetton 900 mil, Lewis 38 mil, Menéndez 420 mil, Grupo Walbrook 600 mil, etc) en consecuencia, existen miles de pequeños productores/as sin tierra y miles de campesinos/as, criollos/as y pueblos originarios al borde del desalojo.

Por todo esto, para denunciar el vaciamiento de políticas públicas y desfinanciamiento al sector y reclamar que se cumpla con los derechos ya ganados, las y los pequeños productores y campesinas/os, convocan para este martes 3 de octubre a una movilización y “Feriazo” en las plazas más importantes del país.

Apoyan esta convocatoria la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), la Federación Nacional Campesina (FNC), el Frente Agrario Evita, Frente Agropecuario Regional Campesino (FARC), el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE Rural), Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI) y la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT).

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