Se trata de un proyecto de ley que responde a una ideología legítimamente discutible y por último necesariamente perfectible, y que deriva en varios otros proyectos de ley que nos van a condicionar desde lo íntimo y esencial a todos hoy y mañana. A propósito del Bus de la Libertad, alerto a todos y todas que este proyecto no ha sido tomado en cuenta por las organizaciones sociales y la sociedad civil con la agudeza, seguimiento e interés que debiera y que por eso al menos podrían reconocer el esfuerzo por sacarlo a la luz (de parte de quien sea que se gastó en hacerlo cuando NI YO NI TÚ LO HICIMOS), y ponerlo en la palestra y haber estado encima, pues es por el bien último de todos centrado en la mayor preocupación de una sociedad y de cualquier especie viva y que es nuestra descendencia, nuestros hijos.

Vale la analogía con lo ocurrido con el etiquetado de alimentos, en donde todos nos sorprendimos, de un día para el otro en los supermercados, de que lo que estábamos comiendo pensando que era sano y que nos vendían como sano, amaneció un día en las estanterías tapizado de sellos negros y supimos que nos estuvo enfermando todo el tiempo, pese a que nos lo vendieron y promocionaron como saludable, con slogan frente a los que nadie con sentido común podría oponerse, del tipo «yougurt o cereral cien por ciento natural», pero lleno de calorías, azúcares y grasas trans, o «sopa liviana o light», pero que contenía la dosis de sodio para una semana. Entonces, creo entender que el «QUE NO TE ENGAÑEN», mensaje que trae este bus, tiene que ver con lo mismo, es decir, que no te vendan una ley con normativas aberrantes escondidas detrás del discurso de la legítima defensa de los derechos de la diversidad sexual (que es una de mis banderas de lucha), o con la bandera de la no discriminación arbitraria (también), y que encima es una ley más de una batería de proyectos a los que el ejecutivo ha dado urgencia, y que viene a ocultar el alcance de una ideología que, planteada como está, suena como el juguito «light», rico, liviano, sano, PERO CON TODO EL AMARILLO CREPÚSCULO que significa que van a establecer bases y sobre esas bases normativa hoy, como prospección normativa y legal que atenta contra derechos fundamentales de padres e hijos.

Porque esta vez no estamos hablando de llevarse la sorpresa en la mañana en un supermercado y darse cuenta por qué teníamos la glicemia alterada y la diabetes no cesaba y entender que nos reventaron la salud como consecuencia de la publicidad engañosa, no, esta vez se trata de que no empieces un lunes cualquiera a vivir normalmente y que tu hijo regrese del colegio con una comunicación que diga, más bien te informe, que el niño se va de campamento una semana a un retiro de educación sexual, o incluso de cualquier otra cosa, deportiva por ejemplo, porque el hijo con 9 años y cuarto básico se inscribió para el campamento y que tú no te puedas negar pues te arriesgas a que te denuncien y en el peor caso te quitan al hijo por orden administrativa SIN QUE MEDIE UN TRIBUNAL. Como lo lees. Esto puede pasar con el proyecto tal y como está.

Llenos de sellos negros, como los alimentos y el bus es un medio para visibilizar esos sellos. No, esto noooo… puede tener margen de error. Y en un país en donde hemos visto una y otra vez que nuestros legisladores son LIGHT para trabajar seriamente en proyectos de ley y que luego tienen que estar legislando anexos y correcciones sobre la marcha, no nos podemos, como sociedad dar el lujo que la embarren, y arriesguen a nuestros hijos y su integridad. Eso representa el «QUE NO TE ENGAÑEN», y si hoy NO somos nosotros los que hemos estado encima de este proyecto, y sí son «ellos», antes de lanzarle huevos y tomates a un bus que busca sacar esto a la luz, que busca que ANTES DE LA EMBARRADA aparezcan los sellos negros de los que nadie te quiso hablar, yo los invitaría a escuchar, a informarse directamente, a unirse y aportar y quién sabe, tal vez hasta nosotros, los más progresistas terminamos adoptando una posición aún más crítica que la de ellos, porque esto es serio, muy serio, porque nos afecta a todos en lo que más amamos, afecta a los depositarios de la única razón transversal por la cual sin pensarlo dos veces daríamos la vida: nuestros hijos.

El proyecto, sustentado en una ideología que, como hoy se entiende, merece discusión y que no nos representa a todos los padres y madres chilenos, interviene a nuestros hijos, a sus vidas e integridad dejándonos fuera, quitando a los padres el derecho preferencial de la crianza, por eso y así comprendo que digan «MENOS ESTADO Y MÁS FAMILIA». La infancia toda está amenazada. Y con lo que no tiene repuesto, no se juega.

Claudia Andrea Aranda Arellano

Periodista