Daniel es un niño de 9 años, residente en Kinshasa en la República Democrática del Congo (RDC).

En su escuela, que lleva su nombre, Daniel tiene 43 amigos. Entre sus compañeros de escuela, hay niños, adolescentes pero también adultos jóvenes, todos agrupados por el mismo motivo en este establecimiento único.

¡PERMÍTANME PRESENTARLOS!

Comencemos por Daniel. Muy rápido, su madre se da cuenta que actúa distinto que sus hermanos y hermanas. Entonces sus padres consultan a varios especialistas, y finalmente llega el diagnóstico: Daniel es autista y presenta dificultades de comportamiento y comunicación.

Primero se lo escolariza en Londres incluido dentro de una enseñanza ordinaria, con todas las ayudas modernas existentes.

Su madre, Nadine Wauters abandona su carrera de administración de empresas y decide capacitarse como educadora para acompañar mejor a su hijo en su evolución.

De regreso en su país, la República Democrática del Congo, recorre las organizaciones y los centros para autistas y al constatar que no existe un lugar que acoja a los niños como Daniel, resuelve tomar la opción de crear una escuela adaptada a su hijo.

Desde su nacimiento, Gaëlle tiene una evolución problemática. No da su primer grito, es sometida a cirugía desde sus primeros días de vida. Presenta diferentes retrasos de desarrollo (andar, lenguaje,…).

Tiene la oportunidad de ingresar en el jardín de infantes, pero ya en el segundo año de primaria llega el veredicto. Esta niña ya no puede ser aceptada en su escuela, y sus padres empiezan la búsqueda de una estructura adaptada a su problemática, conocida como TDA-H (Déficit de Atención con Hiperactividad.

 

Bertrand tiene 31 años. Desde sus primeros años, pasa sus días en su casa, encerrado y aislado en su habitación. No tiene amigos y sus rarezas en el comportamiento hacen que la gente lo califique muchas veces de Kizengi, de idiota. En sus condiciones y en vista de su edad, Bertrand no tiene acceso a un empleo ni tampoco a un organismo de formación. Habla, camina, come como todo el mundo, es capaz de respetar órdenes y consignas, pero este problema de autismo que lo envuelve le impide vivir socialmente como las otras personas.

Su madre, que vio cerrarse las puertas de todos los establecimientos del país para ella y su hijo, logró convencer a Nadine Wauters para que creara en su escuela un nivel de profesionalización para los adultos jóvenes discapacitados.

Jean es un niño que tiene 2 años y medio cuando ingresa a la escuela de su amigo Daniel. Todavía no camina, porque padece EMC (enfermedad motora cerebral). En su nacimiento tuvo falencia de oxígeno, lo que le trajo secuelas neurológicas con repercusiones en su desarrollo general. Gracias a la escuela y a su kinesiólogo, sus progresos son constantes y a los 3 años Juan logra dar sus primeros pasos con ayuda de un adulto.

Entre los amigos de Daniel hay hombres y mujeres de todas las edades y de todas las clases sociales mezcladas. Todos son lo que se dice en la jerga médica trisómicos, autistas, “dis” severos, EMC,…

Gracias al amor que profesa por Daniel, su madre, apoyada por su padre y sus abuelos, se impuso como misión crear, mantener y hacer evolucionar esta escuela única para estos niños “especiales” de Kinshasa.

 

UNA ESCUELA QUE RESPONDE A UN PROYECTO DE CORAZÓN Y SOLIDARIDAD

Desde 2015, la escuela “Los amigos de Daniel” funciona sin ninguna ayuda ni subvención.

Permite que una veintena de profesionales sensibilizados con la discapacidad en el niño ejerzan su profesión.

Algunos son psicólogos formados por Joachim Mukau, ortopedagogo y Doctor en psicología en la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), que adaptaron a la realidad congolesa un programa de intervención específica para niños autistas (método TEACCH).

Otros son pedagogos de cursos regulares o educadores.

En el equipo, también se cuenta con profesores de música, danza, cocina y costura.

 

LA ESCUELA Y LA INSTRUCCIÓN, UN DERECHO FUNDAMENTAL

Para Nadine Wauters, la batalla es doble, o triple.

Todos los días lucha para que estos niños de funcionamiento atípico puedan disfrutar como cualquier otro niño de una enseñanza adaptada en una escuela, paralelamente a los cuidados específicos que se les pueda prodigar en las estructuras locales.

Nadine privilegia un método multisensorial y las actividades lúdicas, porque el juego es una acción esencial en los niños. Es la que permite despertar y estimular el cerebro del que aprende, favorece las experiencias motrices y cognitivas. En la escuela, hay un espacio de arena, recorridos psicomotores, un columpio (o hamaca), pórticos de juego, una rayuela, un trampolín,… se practica la danza y se está atento a la música. Se cose, se cocina, se toca, se manipula,… y también se aprenden las nociones escolares más corrientes al alcance y nivel de desarrollo.

Como todos los demás niños, Daniel y sus amigos tienen proyectos escolares múltiples (fiesta escolar, manualidades para Pascuas, etc.).

 

UN MODELO ANGLOSAJÓN EN LA RDC

Para estructurar y organizar su escuela, Nadine se inspiró en su experiencia en Inglaterra.

Se recibe un máximo de 9 niños por clase con 2 o 3 intervinientes responsables. La enseñanza contemplada se individualiza y se propone por niveles de edad y tipos de discapacidad.

Para abrir su equipo a diversos y múltiples enfoques, Nadine Wauters propone capacitaciones e incita a su personal al uso de herramientas numéricas con el fin de favorecer una capacitación continuada.

Si desean apoyar la Escuela de los amigos de Daniel y estar informados de sus eventos y actividades, existe una página en Facebook llamada: “Les amis de Daniel”.