Por Laura V. Mor, fotos: Héctor Planes Mesa, Resumen Latinoamericano Cuba.

La Habana, 13 de abril de 2017.-“¿Qué ha hecho la OEA por nosotros?” se preguntó el canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla en el XV Consejo Político del ALBA-TCP reunido el pasado 11 de abril en el Palacio de Convenciones de La Habana.

(Imagen de resumenlatinoamericano.org)

Días después de esa pregunta, la única respuesta que se vislumbra es injerencia. Eso es lo que ha hecho la Organización de Estados Americanos (OEA) por nosotros los latinoamericanos y caribeños, desde Playa Girón y la gran victoria cubana hasta nuestros días.

La OEA es “la organización que nació como heredera de las Conferencias Panamericanas que José Martí denunciara a fines del siglo XIX” (1), con un claro control hegemónico por parte de Estados Unidos. Desde 1959 cuando actuó como escenario para la preparación de la intervención a Cuba, esta organización ha sabido ser como definió “el canciller de la dignidad”, Raúl Roa “un Ministerio de colonias de Estados Unidos”.

Hoy, a sesenta y nueve años de su creación, su principal objetivo es la Venezuela Bolivariana, aunque no el único. Cuba revolucionaria por ejemplo, nunca dejará de ser objetivo estratégico para el ojo imperial y su intento de dominación global. Por medio de su Secretario General, Luis Almagro, y la aplicación de la Carta Democrática se intenta aislar y desestabilizar a Venezuela, como tantas otras veces han intentado con Cuba; dejando demostrado que cambian las tácticas, pero no los objetivos.

Venezuela, que cumple el quince aniversario del golpe de Estado con el que la derecha venezolana y trasnacional buscó poner fin al gobierno de Hugo Chávez Frías, se encuentra hoy ante un escenario similar. Quince años han pasado de ese histórico día donde el pueblo salió a las calles masivamente en defensa de la legitimidad del gobierno revolucionario y la Constitución de la República. Ese mismo pueblo es el que hoy continúa defendiendo los logros y las conquistas, a pesar de la feroz guerra económica que intenta desestabilizar el país.

“Preservar la independencia de Venezuela es preservar la independencia, la unidad, la estabilidad y el desarrollo de la región (2)” afirma la declaración política del XV Consejo Político del ALBA-TCP, pero no es tan sólo una frase declarativa, es una gran verdad. Ante la restauración conservadora que ha tenido lugar en la región, ayudada por el poder mediático y las campañas contra los gobiernos progresistas de América Latina, Venezuela es junto con la Revolución Cubana el bastión de esperanza, ese faro que desata la furia del Imperio; pero también la muestra viva de la decisión de un pueblo a ser libre.

(Imagen de resumenlatinoamericano.org)

Esa muestra viva fue reflejada en el fuerte rechazo a las acciones desestabilizadoras en “la unión política para crear bienestar, para crear felicidad a los pueblos”, tal como Fidel y Chávez pensaron el ALBA; reforzando la unidad, la capacidad de concertación regional y el proceso integracionista.

Tal como afirmó el canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla, “la defensa de Venezuela y su Revolución no es problema exclusivo de los venezolanos”, sino que es defender a todos los pueblos de la región de la manipulación externa y el intento del imperialismo por volver a dominarnos. Ni Venezuela ni Cuba, ni los países del ALBA volverán a ser el despreciado patio trasero del imperialismo.

 

Notas:

(1)  Discurso del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Nicolás Maduro Moros, XV Consejo Político ALBA-TCP, 11/04/2017, Palacio de Convenciones de La Habana.

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