Por Jhon Sánchez

El libro de Marcia Butler me llegó como de milagro. Estaba editando un cuento acerca de la música cuando «The Skin Above My Knee» cayó en mi buzón. Me sorprendió que Marcia ya era una reconocidaintérprete de oboe antes de convertirse en escritora. Sus memorias revelan su vida y al mismo tiempo su pasión por la música. Fue una lectura deleitante. Sentí como si ella fuera una directora de orquesta que dirigía hacia dónde debía ir mi cuento. Quise hablar con Marcia acerca de su libro con la esperanza de que se me contagie su hermosa forma de hablar. Gracias, Marcia, por permitirme esta entrevista aquí en Nueva York.

Marcia, cuéntanos, ¿cómo te vino la idea de escribir estas memorias?

Yo no tenía la intención de escribir unas memorias; en realidad, estaba interesada en escribir ensayos acerca de la creatividad. Escribir esos textos me llevó a contar las experiencias que he tenido al ser intérprete de oboe, lo que implicó explicar el intenso proceso creativo que ocurre durante el proceso de tocar música. Luego, de una manera muy natural, las anécdotas personales se fueron agregando a la mezcla, y ¡voilá! Me di cuenta de que, de una manera, siempre estuve escribiendo acerca de mí misma.

¿Cuál es la historia detrás del título? Más de una persona me ha dicho «¡Qué título más hermoso!»

Llegando al final del libro hay una sutil referencia al título. En muchos momentos a lo largo de mis memorias, el lector advierte que mi madre se estaba distanciando profundamente. Durante el ensayo de un concierto colapsé emocionalmente cuando me dí cuenta de que un lugar de la piel arriba de mi rodilla era la única conexión con mi madre en la que podía pensar. Solo un pedazo de piel. Y, por supuesto, era una fantasía, pero de todos modos fue algo doloroso. Esta comprensión llegó a mi mientras Judy Collins cantaba la canción de Leonard Cohen Suzanne.

Me encanta el principio del libro porque uno participa de un momento íntimo en la vida de un músico, pero una vez que terminé de leer el libro pensé “cualquier capítulo podría haber sido el primero”. ¿Crees tú que éste es uno de esos libros que se puede comenzar a leer desde cualquier capítulo? Cada uno de los capítulos es una unidad muy completa por sí misma. ¿Cómo supiste cuál era el indicado para comenzar el libro?

La mayoría de los capítulos podrían ser ensayos por sí solos, sin duda los que tratan sobre música y muchos de los que cuento mi historia personal. En teoría uno puede meterse al libro en cualquier parte y sentir que no te falta nada para entender lo que se está hablando. Siento que el capítulo que elegí para el principio del libro es el adecuado porque sitúa a la autora, yo, en la realidad objetiva, y como experta en su trabajo. El lector sabe desde el principio que esta intérprete de oboe es de las mejores en el área, y que por lo tanto pueden creer que lo que dice es cierto. Al mismo tiempo, el capítulo ahonda en lo intrincado que es esta manifestación artística y en lo efímero que resulta la interpretación musical. Sabemos cuál será su futuro profesional, pero confío en que el lector siente la intriga de saber qué le sucede a nivel personal. El primer capítulo reúne pequeños adelantos de lo que vendrá en el resto de las memorias.

Para mí, este libro fue perfecto para leerlo en el metro. Algunos capítulos se pueden leer completos entre dos estaciones de metro. ¿Cómo lo conseguiste? Adoro esa brevedad.

Eso llegó naturalmente, especialmente en los capítulos cortos narrados en segunda persona. Como esta es la primera vez que escribo algo a este nivel creo que los capítulos cortos se me hicieron cómodos. Por naturaleza soy una persona que “va al grano”, así que supongo que eso se refleja en mis letras.

El libro está dividido entre tu vida personal y tu vida como músico. Escribes sobre música en un tono relajado, íntimo y hermoso. ¿Darías algún consejo para escribir de esa manera?

Nuevamente, esta figura me surgió de forma intuitiva. Al mirar hacia atrás después de haber terminado el libro, me doy cuenta de que, inconscientemente, estaba intentando esbozar el hecho de que yo estaba viviendo dos vidas al mismo tiempo. No quiero insinuar ningún tipo de construcción conceptual, pero creo que cuando uno escribe es bueno permitirse el proceso de escritura, y solo al final darse cuenta de que el libro mismo va mostrando cómo quiere ser. Esto puede sonar un poco chiflado, pero de verdad creo que en gran parte es el libro el que toma las riendas. El escritor debe saber cuándo seguir la onda y cuándo dirigirlo.

Al leer tus memorias uno se entera de que tu vida ha estado llena de dificultades, de abuso de drogas a relaciones familiares complicadas. Me pregunto, ¿en qué momento te permitiste escribir con tanto cariño acerca de todo eso?

En estas comprensiones no existen momentos puntuales, sino que son procesos lentos. Con los años he aprendido, a veces con gran dificultad, que es necesario ser compasiva para entender a los demás, y también a una misma. Todos han pasado por grandes sufrimientos, pero al escribir memorias no es bueno transmitir las vivencias desde la rabia y la frustración. Los lectores no confían en los autores que quieren convencer a los demás de sus opiniones a toda costa, o que necesitan vivir juzgando a los que los rodean. Así que observé mi propia vida y me di cuenta de cuántos errores he cometido, de momentos en los que quizás fui poco amable, y de que de seguramente podría haber sido una mejor persona. Escribir todo eso me ayudó a perdonarme a mí misma, y a los demás.

Lograste ser una músico exitosa a pesar de que no vienes de una familia de músicos ni especialmente adinerada, y sobreviviste al abuso y a muchas otras cosas. ¿Crees que esta es una historia de alquimia emocional? ¿la intención de esta historia es que los músicos jóvenes persigan sus sueños?

Ah, me encantaría que los músicos jóvenes lean mi historia y empaticen con la necesidad de creación que impulsa a los artistas, porque cuando yo era joven la música era el único camino de vida en el que yo podía pensar. Pocas personas sienten eso, y más pocas aún lo intentan y tienen éxito. No quiero decir que me considere a mí misma alguien muy especial, es solo que siempre he sentido que yo no controlaba por completo hacia dónde iba mi carrera artística, incluso cuando trabajaba durísimamente. De seguro algunos jóvenes entienden esto y quizá algunos encuentren inspiración en mi historia para desarrollar sus talentos. Sí, esencialmente mi historia se trata de transformación, en la música y en la vida.

Tienes una vida interesante. ¿Qué consejo le darías a los escritores que no tienen una experiencia de vida tan profunda?

Durante mi vida me he dedicado a varias cosas: músico, diseñadora de interiores y ahora escritora. Pero es importante decir que la mayoría de las personas no manifiestan su profundidad emocional abiertamente en público. Me gustaría que todos los escritores lo tuvieran claro. El dolor es dolor. La pena, pena. La confusión, confusión. El amor, amor. El odio, odio. El deseo, deseo. Y, después de todo, una historia es una historia. La manera en que un escritor transforma estas experiencias humanas y las plasma en una página no depende de la manera en que vive su vida pública. Lo único que necesitas es tu corazón, imaginación, un buen vocabulario y bastante tiempo. ¡La disciplina también ayuda mucho!

 ¿Cuán diferente crees que hubiera sido tu historia si hubieras sido hombre?

¡Esa es una pregunta muy interesante! Me gustaría poder decir que mi vida hubiera sido exactamente igual, pero no puedo, debido a la manera en que la sociedad y las familias entienden, interpretan y tratan con el tema del género. Las construcciones sociales, razonables y terribles, hacen que las vidas de los hombres y de las mujeres sean diferentes. Lo que está dentro de todos nosotros, seres humanos, hombres o mujeres, son las verdades humanas universales. Esto es lo que me hace seguir teniendo esperanza. Las construcciones mentales y las creencias no pueden cambiar la esencia de estas verdades. El tema es muy profundo, y en persona podríamos conversarlo por largo rato.

Subrayé muchas frases hermosas de tu libro, pero me gustaría hablar de esta: “Aún debes dominar algunos aspectos técnicos, pero esta técnica está ya realmente al servicio de la expresión del compositor. La jerarquía se anuló, y el proceso está todo al mismo nivel. Eventualmente, la música te muestra el camino y se convierte en la solución. Sientes como si hubieras revivido”. ¿Dirías tú que la escritura se parece a este proceso, o es diferente en algún sentido?

Creo que uno podría aplicar esa cita en la escritura, y en realidad a cualquier forma de arte, porque siempre hay un momento de alquimia en el que las dificultades inherentes se transforman en esa maravilla que es el cambio, y en la que hay una extraña manera de “saber”. De alguna manera, la frustración de que la cosa no salga como quieres que salga (ya sea música o escritura) se va desvaneciendo, y deja de ser un ruido insoportable. Luego, es solo un rumor lejano, ¡y finalmente se te olvida que alguna vez lo oíste! Esto le pasa a los músicos y a los escritores. Los músicos lo viven cuando practican algo una y otra vez. Los escritores, en el difícil proceso de editar. Cuando los engranajes calzan, hay un gran alivio y una felicidad purísima.

Justo cuando estaba terminando de leer el libro, el tren en el que iba abrió sus puertas frente a la calle 72. Una parte de la historia, especialmente el final, ocurre alrededor de la calle 74, por el lado Este. Fue una coincidencia milagrosa, Por favor, dame un abrazo.

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Jhon Sanchez: Nació en Colombia y viajó a los Estados Unidos buscando asilo político. Estudió leyes en la universidad I.U. y obtuvo una maestría en LIU. Actualmente, el Sr. Sanchez es abogado y en su tiempo libre le gusta viajar y cocinar. Sus publicaciones de este año han sido: “The Vinegar Scent of Books,” disponible en Swamp Ape Review  y “Acacia and the Thief of Names,” disponible en Existere. También contribuyó a la antología “Letting Go: An Anthology of Attempts”, catalogada por BuzzFeed como una de las mejores antologías del 2016, nominada a mejor antología por la Net Anthology 2016 y también al premio Pushcart Prize el 2015 y el 2016. Ganó el programa Newnan Art Rez Program del verano de 2017.

Traducido del inglés por Emilio Stanton