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En Argentina el gobierno del presidente Mauricio Macri se niega a cumplir con la ley que lo obliga a convocar a los gremios docentes a la negociación paritaria anual. Desde 2006, todos los años, el gobierno nacional y los sindicatos de maestros con representación en todo el país, se reunían para definir el salario mínimo de todos los docentes y para discutir las condiciones laborales y las necesidades presupuestarias de la educación pública. Este año, el presidente Macri decidió que no, no dio explicaciones y por eso los maestros y profesores decidieron realizar un paro de 48 horas el lunes 6 y el martes 7 de marzo, en el comienzo del ciclo lectivo.

El presidente dio hoy su discurso de apertura de sesiones del Congreso Nacional y, aunque repitió slogans referidos a educación, no dio explicaciones de por qué incumple una ley tan importante para la educación pública.

El gobierno argentino no quiere que haya paritaria nacional y pretende que cada provincia, cada gobernador o gobernadora, resuelva el tema salarial con sus docentes. Esas negociaciones ya han comenzado pero no hay acuerdo ya que no está el piso mínimo de salarios que se fijaba todos los años en la paritaria nacional. Sólo está el techo, que sí intenta imponer el gobierno y que es del 18 por ciento como máximo de aumento. Según el gobierno, ésa será la inflación de 2017.

Aunque según las principales consultoras, la inflación rondará el 25 por ciento, el gobierno pretende que ningún trabajador del país reciba más del 18 por ciento de aumento en el año.

Eduardo López, dirigente de la Unión de Trabajadores de la Educación de la ciudad de Buenos Aires y del gremio nacional CTERA, explicó que “el año pasado empezaron las clases porque se cumplió con la ley y hubo paritarias”. Y aclaró que “la educación argentina se discute con el ministro de Educación de Argentina”.

López apuntó que es un “símbolo de lo que se está viviendo que no hay más netbooks, no hay más libros, no hay más construcción de escuelas”, que eran temas que se discutían en la paritaria nacional.

Los maestros y maestras, soportan además una campaña en su contra impulsada por el gobierno de Mauricio Macri, a través de sus medios aliados y de sus herramientas de agitación, como lo son los denominados call centers desde los que se generan tendencias en redes sociales de internet. El viernes pasado, apenas anunciado el paro, en las redes sociales se repetía que había que poner voluntarios en las escuelas ante la huelga docente. Aunque muchos se ofrecieron genuinamente, todo fue orquestado desde cuentas de twitter falsas, conocidas como trolls, según reveló la consultora Digamos.

Pero el colmo lo brindó hoy el propio presidente Mauricio Macri, cuando en pleno Congreso Nacional prácticamente se burló de las amenazas que viene recibiendo el dirigente docente Roberto Baradel, uno de los principales referentes de los gremios de maestros. Entre tantas amenazas que recibió, Baradel tuvo una que le decía que si no dejaba de reclamar mejores salarios, “su hijita o alguien de su familia” iban a “aparecer muertos en una zanja”. Hoy en su discurso, el presidente hablaba de proteger a los docentes. Cuando le recordaron el caso de Baradel, se despachó con una sonrisa sarcástica diciendo que no creía que ese dirigente necesitara “nadie que lo cuide”.

Los funcionarios y legisladores del partido del presidente lo aplaudieron. Baradel fue de inmediato a presentar una denuncia contra Macri, que es el principal responsable de su seguridad. Para colmo, mientras estaba en el juzgado recibió una nueva amenaza.

La educación pública está otra vez en peligro en Argentina. Los que la defienden día a día con su trabajo en las aulas y en los sindicatos son demonizados y amezados por reclamar que se cumpla la ley y que haya salarios dignos.

El lunes 6, primer día del paro nacional docente de 48 horas, habrá movilización de maestros y maestras en Buenos Aires. Tal vez sea una buena oportunidad para mostrar la fuerza de los que quieren que la educación sea un derecho de todos y todas y no un privilegio de ricos y poderosos.

El artículo original se puede leer aquí