Cuando el pueblo masivamente se expresa, se manifiesta, se muestra para defenderse, resistir y construir, como sucedió esta semana en Argentina, la historia social, política y cultural, retoma su mejor curso, su más elevado destino. Porque se expresa allí el potencial transformador que guarda el ser humano en su corazón. Porque se manifiesta ahí esa gran fuerza humana, viva en el seno del pueblo, en convergencia con otros que imaginan y sienten un ideal común que succiona desde el futuro.

Esta semana desde el lunes seis al miércoles ocho de marzo, en grandes y pequeñas ciudades argentinas, en pueblos y suburbios, docentes, trabajadores y mujeres en cientos de miles volcados a las calles, expresándose de las más diversas formas, indicaron que hay un pueblo dispuesto a resistir, a defenderse ante los atropellos y a marcar el camino para aquellos que aún no se dispusieron solidariamente a construir ese ideal común.

El lunes fueron los docentes en lucha por sus derechos, por su salario digno y por una paritaria nacional justa, ellos que hacen posible que en este país la educación pública, laica y gratuita siga en pie, gobierne quien gobierne. Docentes valientes que resisten la avanzada privatizadora y destructora de la histórica escuela pública argentina.

El martes los trabajadores, se mostraron en cientos de miles, en cuadras y más cuadras repletas, queriendo poner un freno a la destrucción de la economía real, productiva, que intenta llevarse puesta la casta financiera que ejerce hoy el poder político. Se manifestaron incluso a pesar de sus cúpulas sindicales burócratas.

Y el miércoles las mujeres, en multitud fascinante marcaron un Día Internacional de la Mujer histórico. Ellas que muestran en la expresión de la energía femenina que ahí está el futuro, un futuro de igualdad de todos los seres humanos, ellas que con potencia arrasadora manifiestan que no están dispuestas a seguir siendo maltratadas, violentadas, explotadas ni menos aún asesinadas por ningún sistema patriarcal, ni por ningún macho fatal.

Docentes, trabajadores y mujeres ¡Gracias! Por expresar eso grande y bueno que anida en el ser humano y que en contados momentos florece con su brillo, su luz, su futuro. ¡Gracias! Por la demostración de la posibilidad de un mañana mejor, de un mundo verdaderamente humano, donde el “tu” y el “yo”, vaya siendo sustituido por el “nosotros”.

Hay un gran destino común que espera por nosotros, y cuando suceden acontecimientos históricos, como los protagonizados por docentes, trabajadores y mujeres estos días en Argentina, ese gran destino común parece encontrarse un poco más cerca. Está en nuestras manos la continuidad, la permanencia, la persistencia en seguir dándole forma y vida a ese gran destino común.