Conversamos con Oleg Yasinsky en Continentes y Contenidos y nos interesaba abordar el tema de la paz en Colombia, hablarlo con alguien que haya estado en La Habana, durante las negociaciones, pero también que haya compartido momentos en los campamentos con los guerrilleros de las FARC. Oleg ha estado viajando asiduamente a Cuba y Colombia, para seguir de cerca este proceso y compartió con nosotros algunas apreciaciones.

 

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Mariano Quiroga: Hablemos de Colombia, Oleg.

Oleg Yasinsky: Volví de Colombia hace poco más de un mes. Tuve suerte de estar en un campamento de las FARC, vivimos ahí un poquito más de una semana. Con los amigos de la televisión rusa estábamos haciendo un documental, así que tuvimos este gran privilegio de, en este momento histórico, compartir con ellos, conversar con ellos, ver muchos lados de esta realidad colombiana tan compleja, tan contradictoria, tan difícil, ahora, con los que está pasando.

MQ: Hablábamos con Edison, recién, decíamos que él está como nublado, está rodeado de nubes, en medio de esta posibilidad, tan cercana que parecía, de que la paz fuera una realidad concreta y ahora estamos en un terreno, nuevamente, de incertidumbre.

OY: Sí y no. La verdad que después del bajón general que nos pegamos todos, después del 2 de octubre cuando a nadie le cabía la mínima duda que iba a ganar el sí, ganó el no. Yo siento que quien mejor reaccionó a todo esto fueron las FARC. Las FARC tuvieron una madurez, una sabiduría que quizás no tuvieron en ningún otro momento de su historia. Porque nosotros conocemos que las FARC es un movimiento muy conservador, tradicional, de la izquierda de los años 60. Lo criticamos mucho, justamente, por muchas prácticas que ya no vale la pena, ahora, repetir, porque ya se habló en los medios más que suficiente de todo eso. Pero me impresionó mucho cómo ellos toman esta noticia y lo primero que dicen es “nuestra decisión ya está tomada, nosotros no vamos a volver a las armas,  nosotros rechazamos este método, más alá del plebiscito, más allá de cualquier otra decisión externa a nosotros, porque nuestra decisión es seguir luchando sin armas”.

MQ: Esa fue la mejor noticia de todas.

OY: Hoy día, estaba conversando con un comandante de las FARC, a quien conocí en la selva. Ellos, a veces llegan a un punto de internet, chateamos un poquito y lo que me dijo es “nosotros queremos humanizarnos y queremos humanizar el país”. Con estas palabras. O sea, es una decisión muy difícil, muy profunda, tomada por todo el movimiento. Porque la verdad que yo en Colombia no conocí otro grupo humano más interesado en la paz que la guerrilla. Ellos no encuentran absolutamente ningún placer en lo que estaban haciendo todo este tiempo y lo único que necesitan son las condiciones mínimas para poder integrarse a la sociedad, para hacer lo que les parezca correcto, pero con otros métodos, porque ya está clarísimo para todo el mundo que la lucha armada, la lucha violenta, ha fracasado.

Edison Burbano: ¿Qué decían los guerrilleros de base en la selva de Colombia? ¿Cómo son sus sueños, sus deseos? ¿Cómo ve la sociedad civil, después del triunfo del no, por tan pocos votos, las movilizaciones, el campamento por la paz en la Plaza Bolívar, las tres movilizaciones multitudinarias en las grandes ciudades, el movimiento Paz a la Calle, cómo ve esa reacción que habla de un acuerdo ya por la paz en Colombia?

OY: Son muchas preguntas, son temas complejos. Yo recuerdo mi primera emoción cuando me entero, estábamos pegados a las noticias, cuando se produce este resultado del plebiscito, la primera vez en mi vida que sentí fuertes ganas de no volver nunca más a Colombia. Un país que me encanta, que tengo amigos cercanos, que quiero mucho. Sentí una tremenda molestia y frustración. Yo creo que no solo yo. Pero después, esta linda reacción de la sociedad civil, la reacción de todos, esta cantidad de los que votaron por el no, pero se sintieron engañados y se arrepintieron. Todo esto es muy importante, pero yo creo que es mucho más importante tratar de ver lo que pasa en otra Colombia, en la Colombia invisibilizada. En Colombia que queda tan cerca y tan lejos de las grandes ciudades que determinaron el resultado de la votación. Porque en el lugar de la selva donde nosotros estuvimos en el campamento de las FARC, está más a menos a 150 kilómetros de Medellín y para viajar por tierra necesitas más de dos días, o sea por tierra y por el agua. Y no es otro país, parece ser otro planeta. La vida es otra, son otros problemas, es otra gente. Medellín queda a años luz de todo esto. Es muy difícil que una Colombia entienda a la otra. La otra que está en una guerra permanente, durante tanto tiempo. Las muchachas y los muchachos de las FARC, los guerrilleros comunes, la gran mayoría de ellos, no conocen ninguna otra cosa en la vida, ellos crecieron en la guerrilla, la gran mayoría de ellos entraron a la guerrilla de niños, teniendo0 12, 13, 14 años. Y no porque la guerrilla los recluta, los obliga o algo así, como nos dicen los medios. Simplemente en los territorios donde ellos viven, la pobreza, la exclusión es tan brutal que ellos no tienen ninguna posibilidad ni para ser atendidos por los médicos, ni para estudiar y la guerrilla ahí es la única escuela, la única universidad, la única posibilidad de ayuda médica. Así que los niños siendo maltratados por sus familias pobres, a veces con alcohol y todo lo demás, se sienten bien tratados y respetados, dentro de la guerrilla, por eso la gran mayoría se sumó en esa edad. No es un reclutamiento forzoso de los menores, como dicen los medios.

Y siguiendo con el tema, ellos se sienten muy cansados con todo esto. Nadie de ellos disfruta de esa vida donde tienes que matar y morir y ahora sobrevivir. Los bombardeos que son cada vez más mortales. Lo único que quieren es tener un espacio en la sociedad para estudiar, para hacer algo en su vida civil, para luchar por sus ideales también. Y quieren que no los maten. O sea, el primer deseo de los guerrilleros, ahora que van a dejar las armas, es que no los maten. Y yo creo que fue excelente el triunfo del no, porque discutimos mucho con las FARC, con los guerrilleros en la selva, que ellos decían “tenemos el apoyo en la sociedad colombiana”, “nosotros cuando vamos a entrar en la política el pueblo nos va a apoyar, porque el pueblo siempre nos apoyó, pero por el miedo no se expresa”. Ahora el pueblo se expresó, ahora muchos “farianos” se dieron cuenta el nivel del apoyo que ellos tendrán en grandes ciudades. Así que tendrán que estar mucho más atentos, tendrán que ser mucho más críticos y tendrán que deshacerse de muchas ilusiones que tenían hasta el momento. Así que yo creo que también sería muy interesante jugar con este resultado adverso del no para convertirlo en una ventaja. O sea, por una parte es una buena prueba de la voluntad de paz para las FARC. FARC una vez más, muestra al mundo y a Colombia que su decisión y su clara intención es insistir en el tema de paz, cueste lo que cueste. Segundo tema, es para que los guerrilleros de las FARC se den cuenta de un estado real de la sociedad colombiana, porque la lucha política para ellos no va a ser nada fácil. Y el tercer tema es que ahora, quizás ellos ganan más tiempo de tranquilidad. El proceso de desarme no será tan rápido, pero no hay plomo, no hay balazos, así que tendrán unos meses más para prepararse mejor en la integración de la sociedad civil. Yo creo que es lo que ganamos perdiendo el referendo en Colombia.

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“La Paz en Colombia es un proyecto norteamericano”

EB: La opinión de una persona de afuera, pero que también lo vivió desde adentro. ¿Cómo ve el premio Nobel de Paz que le dieron al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos?

OY: Es una parte casi anecdótica, porque siempre nosotros dentro y fuera de Colombia, reíamos un poco pensando cuál era la verdadera motivación de Santos en todo esto. Y claro: el Nobel de Paz. Y parecía que con el no perdió su Nobel y de repente le dan el Nobel. Yo creo que hay muchas personas y muchos personajes en Colombia y fuera de Colombia que merecen mil veces más un premio Nobel. Santos, sin quitarle sus méritos en este proceso y todo lo demás, es un político más, de derecha que también durante su cargo de ministro de Defensa, pasaron cosas atroces en Colombia. Si yo fuera Santos, después de eso, ni aceptaría un Nobel. Pero para mí es importante, más allá de si merece o no el Nobel, yo creo que es una fuerte señal de apoyo internacional al proceso de paz en Colombia. Para ser más explícito, un apoyo norteamericano. Y nosotros sabemos, compañeros, que cuando los EUA insisten en algo, lamentablemente, pero por suerte para Colombia en este momento, lo logran. El proyecto de paz en Colombia es un proyecto norteamericano, más que nada. Hay una presión internacional y de los EUA y Uribe en comparación con esta presión no es nadie, lo usaron en su momento, como lo usaron a Pinochet, a Somoza, a muchos otros, pero ya no es su tiempo. Lo van a sacar del camino, sí o sí.

MQ: Contanos por qué decís que es un proyecto norteamericano.

OY: Porque conversamos mucho sobre por qué, de repente, empiezan las negociaciones de la paz entre la guerrilla y Santos. Conversamos de eso en Colombia, en Cuba, también. Incluso con gente de la Inteligencia cubana, hay muchas fuentes de información. Prácticamente todos coinciden en que en este momento cuando empieza la lucha más seria, no solo por el petróleo, sino por recursos naturales más básicos, como el agua y todo lo demás, las transnacionales tienen que entrar a las zonas de Colombia que todavía están bajo control de la guerrilla. Porque a pesar de la supremacía tecnológica y militar del ejército colombiano, no pueden  ganar la guerra contra la guerrilla.

La guerrilla puede seguir 10, 15 o 20 años más resistir en la selva y mantener una gran parte de Colombia, inaccesible para las transnacionales, petroleras, mineras, etcétera. Así que la tarea es despejar todas estas zonas de la guerrilla, es la tarea que le dio el gobierno norteamericano al gobierno de Colombia, que por favor, negocien la paz. La guerrilla no representa ningún peligro ahora, ni militar, ni político, así que lo único que quieren es que los suyos entren a estas zonas de Colombia. Esa es la primera razón, la segunda razón. Cuando recién empezaban los diálogos con las FARC, los EUA estaban estudiando seriamente la posibilidad de invadir Venezuela. Y por razones militares, geográficas, etcétera, una invasión a Venezuela por Mar Caribe era más costosa, más complicada, más riesgosa. La invasión más segura sería desde el territorio colombiano por tierra, por la selva y la zona selvática, una buena parte de la parte de frontera entre Colombia y Venezuela estaba bajo control de la guerrilla. Así que el segundo objetivo era despejar toda esta zona de las FARC. Y el tercer motivo lo descubrí hace poquito escuchando una entrevista de uno de los dirigentes del ELN, que recién está entrando en negociación con el gobierno. Esto no lo sabía, pero resulta que Colombia es el primer país de Latinoamérica que está entrando ahora, ya firmó muchos documentos, y está entrando a la OTAN. Y la OTAN está interesada en desocupar el ejército colombiano dentro del país, del enemigo interno, para tener la carne de cañón disponible para enviar a cumplir misiones en otros lugares del mundo. Así que estas piezas de rompecabezas encajan muy bien en la lógica de por qué el mundo insiste tanto en la pronta paz en Colombia, por qué está misionando los EUA. Yo creo que en este momento de tanta muerte, tanto absurdo, tanto dolor en Colombia, la paz, realmente, es la única solución y simplemente coinciden muchos intereses. Contrarios, adversos, en este momento coinciden. Claro, que insistiendo en el tema de la paz, la derecha mundial y colombiana están seguras que las FARC no van a poder convertirse en una fuerza política, que no hay ningún riesgo de que la izquierda en Colombia retome el poder. Y yo creo que, justamente, esta es la apuesta que hay que jugar.

Las FARC aprendió muchas cosas, últimamente y si las FARC logran unirse con los “elenos” y con otras fuerzas de izquierda real colombiana, yo creo que podríamos esperar otras sorpresas, no solo malas como la del referendo, sino algo que la derecha no espera.

MQ: Ahora el tiempo empieza a correr para nuestro lado, digamos. Para ver de qué manera nos articulamos, los diferentes movimientos sociales de la región, cómo los brasileños lo gran articularse estando en una situación tan adversa, los movimientos argentinos, los peruanos, los colombianos. Entramos en una nueva etapa donde va a ser muy importante todo lo que podamos hacer en este proceso de integración de los pueblos. Ya se acabaron esos espejitos de colores de la integración desde los gobiernos…

OY: Desde arriba, siempre desde arriba. Estas semi-izquierdas, que tienen algo de derechas, que son un poquito menos corruptos que los anteriores, pero todo a medias.

MQ: Ahora no nos va a quedar otra que responsabilizarnos de este proceso. Y pensar que por ahí las cosas no se ganan en la primera elección, que hay que ir pensando en un proceso de toma de consciencia y eso lleva tiempo.

OY: No podemos seguir pensando con la lógica, netamente, electoral, hay que construir modelos. Por eso estamos hablando del zapatismo en Chiapas. Yo también pensaba que en Colombia, quizás las FARC en esta primera etapa no debería meterse en la política nacional, porque no tiene ninguna herramienta, ni experiencia para poder cumplir ahí. Pero en los territorios donde ellos estuvieron presentes durante décadas, donde tienen apoyo mayoritario de la población local, ¿por qué no construir ahí lo que se llama desde la izquierda tradicional “poder popular”? Construir unos proyectos pilotos, unas referencias para poder demostrar a la sociedad colombiana que sí se puede hacer las cosas de otra manera. Uniéndose con todos los demás, olvidando todo este cuento de la vanguardia, del partido único y esas cosas que todavía repiten muchos. Y creo desde generar estos efectos demostración, miniproyectos de las comunidades piloto, ya se puede proyectar esta experiencia al resto de la sociedad. Quizás muchos también piensen en esta dirección, porque ese es el único territorio donde se puede hacer algo, influenciar en algo real.

MQ: De hecho, me parece que sin esta experiencia de territorio, incluso en Europa se están dando varios ejemplos de una democracia un poco más real, un poco más cercana a la gente, en este movimiento municipalista, en cierto sentido. Lo representan algunos ejemplos en España, en Italia, que pueden llegar a tener un poco de ese aroma a algo nuevo. Todavía no está consolidado cuál es la forma, cómo se tiene que hacer, pero hay un aroma a nuevo.

OY: Es una dirección bastante clara, cada vez más. Y hablando de Colombia el peligro más grande no es si se firma o no se firma la paz definitiva y todo lo demás, que creo que es cuestión de tiempo. Si no el tema del paramilitarismo y los grupos  que ahora se llaman “Band crimes”, bandas criminales, pero siguen existiendo. Tienen órdenes de matar a todos los guerrilleros que van a volver a las ciudades y ese es el tema más complicado, más conflictivo de toda esta situación.

MQ: El paramilitarismo es el brazo armado de estas transnacionales, también. Es ahí donde hay que volverse republicanos, en ese sentido, para poder combatir estas mafias organizadas.

OY: Claro. En primera instancia, si las FARC no va a poder lograr nada en la política, porque volviendo de la selva, van a aparecer con este discurso tan añejo, usando los términos, palabras que nadie toma en serio en los últimos 30 años, por lo menos. No representan peligro para nadie, ni siquiera habrá necesidad de matarlos, porque será un movimiento que se desgastará, se frustará por su propio peso y debilidad. Pero, si la izquierda colombiana vuelve a organizarse y representara lo mismo que en los años ochenta representaba la Unión Patriótica, la intención de la derecha será repetir lo mismo, que ellos lo saben hacer perfectamente. Así que, hay que evitarlo, prevenirlo, esa será la gran tarea de la izquierda y no solo de la izquierda, de la sociedad civil colombiana y de la derecha decente, también. Porque supongo que no toda la derecha tiene que ser indecente o paramilitar.

MQ: Estamos viendo en Argentina y Brasil, por ejemplo, como se vuelve a tomar ese modelo de represión que habíamos pensado que después de las dictaduras no era posible que un Estado lo ejercite y, sin embargo, lo están llevando a la práctica y van buscando que del otro lado se encuentren el mismo tipo de resistencia violenta, para poder justificar esas acciones. Está interesante ir atando cabos con todo lo que está pasando, ir aprovechando estas experiencias para nutrirnos como un ser vivo más continental, pensando en ese futuro de unidad que necesitamos.

OY: Sí y siento que pasan cosas interesantísimas. Quizás estos próximos dos o tres años serán muy importantes para Latinoamérica y quizás, aquí en Latinoamérica, pasen cosas más importantes para el resto del mundo. Porque, a pesar de todas las contradicciones y absurdos que suceden en este continente, no son nada en comparación con el absurdo del resto del planeta. De Europa no quieor ni hablar.

MQ: Ni de Oriente Medio, África… A dónde miremos es un espanto el nivel de locura en el que se está manejando el planeta. Aquí Edison preguntaba si Colombia se podía convertir en la esperanza. Yo creo que vos hablás más continentalmente, no tan particularmente.

OY: Estoy hablando continentalmente, porque Colombia sin Latinoamérica no es nada, como Latinoamérica sin Colombia. Tenemos que acostumbrarnos a hablar de Latinoamérica en general. No podemos seguir hablando de las realidades nacionales, como hacíamos hace 30 o hace 40 años. El fin de la guerra en Colombia significará muchísimo para todo el continente y para mí, por su especificidad, es como un micromodelo de toda Latinoamérica. Con esa diversidad de paisajes, culturas, músicas, sabores y todo lo demás. Así que algo importante puede partir desde allá.