Por: Josep Cabayol Virallonga

SICOM, CABEZAS y Entrepobles, productoras del documental ‘Papiloma, las mujeres tenemos que decidir’, lo colgarán en abierto en Internet a disposición de la ciudadanía. Dirigido por Frederic Pahisa y realizado por How Audiovisual y Multimedia, el documental es el resultado de una extensa investigación sobre las vacunas del papiloma humano que se administran actualmente a las escuelas dentro del calendario oficial de vacunación. El objetivo es impulsar el debate democrático alrededor de la conveniencia o no de vacunar de forma generalizada para prevenir el cáncer de cèrvix, que causa en España tres muertos por cada 100.000 mujeres. Los expertos afirman que se evitarían 800 defunciones al año.

Las vacunas del virus del papiloma humano (VPH) que hay al mercado no son inocuas. En Cataluña, la vacuna no es obligatoria, sólo está aconsejada por la Generalitat, que no da, pero, casi información sobre los efectos secundarios que causa.

El 27 de enero de 2016, el l’American College of Pediatricians de los Estados Unidos alertaba que una de las vacunas del VPH podría estar asociada a la menopausia prematura. El 14 de marzo de 2016, la Academia Nacional de Medicina de Colombia solicitaba al Ministerio de Sanidad del país un cambio en el protocolo de aplicación, porque habrían establecido una relación entre la administración de las dosis con el inicio o agravación de enfermedades autoimmunes.

Tabúes informativos y propaganda

El documental asegura que la base de datos europea de informes de presuntas reacciones adversas de medicamentos, contabilizaba hasta abril de 2016, más de 14.000 comunicaciones sobre las vacunas del VPH. Siete de ellas con resultado de muerte. En cuanto a la base de datos mundial, hasta principios del segundo trimestre de 2016, había más 69.000 comunicaciones. Un total de 287 informaban de un desenlace fatal.

«Los autores y productores del documental entienden que hay dudas razonables suficientes cómo porque la ciudadanía no se vacune del VPH de manera automática y acrítica El documental, dedicado exclusivamente y única, a la vacuna del VPH.»

El documental, dedicado exclusiva y únicamente,  a la vacuna del VPH y no a ninguna otra, se vio por primera vez en los cines Girona de Barcelona, el 31 de maç de 2016. El día antes, el diario ‘La Vanguardia’ publicó una información de descrédito y una segunda en favor de la vacuna, acompañadas de un artículo del director. A través de unas declaraciones y una carta del presidente de la Sociedad Catalana de Pediatría, Ferran Moraga-Lobo, se calificaba a los autores y productores de ser antivacunas. Y el director titulaba su artículo ‘Vacuna­r se contra el fanatismo’. Ni Màrius Carol, ni Moraga-Lobo, ni la periodista que firmaba la información habían visto el documental que quedaba en privado en el canal de SICOM en Youtube. En privado, no en oculto. Cerrado. Y no quiero pensar que un diario como ‘La Vanguardia’ obtuviera ‘Papiloma, las mujeres tenemos que decidir,’ de manera forzada.

Los autores y productores del documental entienden que hay dudas razonables suficientes cómo para que la ciudadanía no se vacune del VPH de manera automática y acrítica, que hace falta un debate serio sobre el balance entre los beneficios que esta vacuna proporciona y los peligros asociados a los efectos secundarios notificados. Todo ello para disponer de suficiente bagaje informativo como para decidir si hace falta o no vacunarse.

¿Por qué ‘La Vanguardia’ opinó de aquello que no conocía? ¿Por qué generó una idea falsa de un documental que ni es antivacunas ni lo han hecho los antivacunas?

Los medios, las personas y el debate democrático

Hoy en día, los grandes medios de comunicación que se reclaman de referencia, han sido cooptados por las élites financieras, por los poderes, a través de la compra, la publicidad y la deuda. Una vez comprados, el consejo de administración marca las líneas rojas según los intereses de sus accionistas. Si se mantienen independientes, son collados a través de la publicidad que genera los ingresos mayoritarios. Y si no se doblegan, se quedan sin publicidad. Finalmente, si son díscolos, los miran de arrodillar cuando van a (re)negociar los créditos imprescindibles para financiarse. Todo ello, para imponer/asegurar un pensamiento único alrededor de las cuestiones globales esenciales por el sistema social, económico y político que domina y controla.

Las personas necesitan creer y precisan esperanza, que se haga justicia. Y por eso se amparan en el Estado que les garantiza – en teoría – la igualdad de derechos. La imposición de un determinado sistema de vida, de creencias, a través del dominio de los canales informativos, el dinero, la deuda y el trabajo, han consolidado unos marcos, unos mapas mentales o contextos de interpretación de la realidad dóciles, ingenuos y crédulos en su conjunto. Este universo actúa de forma acrítica y no por carencia de voluntad sino por el desequilibrio existente entre la difusión de las ideas dominantes impulsadas por las élites y las generadas por aquellas organizaciones y personas que quieren contrarrestarlas poniéndolas a debate.

«Convertirse en descreído obliga a poner en entredicho la justicia y a esforzarse para mantener la esperanza»

La ciudadanía intuye este pensamiento único y excluyente, pero lo acepta porque quiere creer en el Estado porque tiene necesidad y porque tiene miedo a quedar excluida.

Y el Estado le dice que este sistema es lo mejor posible, que fuera no hay futuro. Pero ni el Estado ni los partidos políticos son lo que eran, ni lo que dicen ser. Y no tienen poder de decisión penetrados cómo están por los poderes económicos y financieros, que se han apropiado de casi todos el gobiernos del mundo a través del control absoluto del dinero que fabrican y endeudan.

Saben los distribuidores de las claves sistémicas que es más fácil introducir una determinada ‘idea fuerza» que no desmontarla. Y conocen que es muy difícil hacerle entender a una persona que una ‘verdad’, sobre la cual ha edificado una determinada manera de vivir y un posicionamiento social, es falsa. Porque le hace tambalear sus fundamentos y le supone edificar de nuevo los pilares de su existencia, de su manera de ser. Convertirse en descreído obliga a poner en entredicho la justicia y a esforzarse para mantener la esperanza. Y supone oponerse cotidianamente al poder y a su bombardeo mediático. Una difícil, estresante y desarraigada opción de vida sin la muleta del Estado y en lucha permanente contra unos poderes oscuros no elegidos por la ciudadanía.

Este monopolio informativo disfrazado de pluralidad a través de los matices pero que actúa monolíticamente cuando se trata de imponer los valores sistémicos, ha creado una cosmovisión uniforme y ha secuestrado el debate democrático que la podría poner en entredicho. Y califica de disidentes y enemigos peligrosos todas aquellas personas y organizaciones que se oponen a la cosmovisión prefabricada que no quiere otra cosa que la acumulación de la riqueza en cada vez menos manso y la despossessió de la mayoría.

Unos cuántos ejemplos de los mitos que no se pueden cuestionar y que desposeen:

El hombre es el rey de la creación y la naturaleza está a su servicio. El planeta pertenece a la humanidad y las otras criaturas, bienes y recursos, están a su servicio/explotación. No todo el mundo es igual. Libertad, democracia y capitalismo son la misma cosa. El capitalismo es el único sistema económico viable. El capitalismo crea riqueza y bienestar para todo el mundo. Los mercados regulan mejor los flujos económicos que no la sociedad democráticamente. Se tiene que crecer sin cesar para garantizar el progreso y el bienestar. El crecimiento es imprescindible para el desarrollo y el consumo inevitable. Cuanto más libre mercado y menos gobierno, más riqueza. Los recursos no se agotan y si se acabaran, la tecnociencia asegura nuevos procedimientos para garantizarlos. La energía no se acaba ni se acabará. La propiedad privada administra los bienes de forma más eficiente que no la pública. Los ricos han conseguido su dinero gracias al esfuerzo. Consumir es felicidad. Vales según lo que tienes. Gana dinero o muere. Las deudas se pagan. La propiedad privada es inviolable. La desobediencia es un mal camino. Los que se oponen al capitalismo quieren acabar con las libertades. No hay clases sociales. No se discrimina ni por clase ni por sexo. No es cierto que las mujeres sean discriminadas. Sólo hay dos géneros. El feminismo es un dogma exclusivo para mujeres. La sociedad, el sistema social, económico y político, no es ni machista, ni discriminatorio, ni patriarcal. El patriarcado es una invención feminista..

Poned vosotros todos aquellos que me he olvidado, que son muchos..

Mala información, malas decisiones

La imposición de todos estos mitos y de otros muchos, supone, de hecho, la colonización de las mentes. Que no pensemos libremente sino en base a ideas inculcadas, prefabricadas al servicio de la perpetuación de un sistema de poder que las élites consideran consustancial a su condición de clase dirigente. En consecuencia, no se quiere una ciudadanía organizada, una sociedad civil fuerte que cuestione la cosmovisión creada, impuesta. Al contrario, se desacredita y se chafa cuando el apoderamiento crece, no sea que acontezca revolucionaria. Las ideas prefabricadas que nos han colonizado y que se han convertido en creencias son en buena parte si no en toda la base para tomar decisiones.

Las ideas prefabricadas que nos han colonizado y que se han convertido en creencias son en buena parte si no en toda la base para tomar decisiones. Conscientemente o inconsciente, estas ideas alimentan el mecanismo de toma de decisiones que determinarán nuestro futuro. Y en la medida de cuales sean estas ideas, perjudicarán nuestra salud política, pública, nuestra (esperanza de) vida, nuestro futuro.

Descolonizar las mentes sería el objetivo a perseguir. Para conseguirlo hay que poner en cuestión todo el imaginario, las significaciones arraigadas a nuestra mente. Y en consecuencia, cambiar la estructura psicosocial de la sociedad occidental. Para evitarlo, los poderes despliegan todo el que tienen a su alcance: la mentira, la manipulación, la corrupción, la compra, el chantaje, el consumo, el dinero, la deuda, la amenaza, la exclusión, la discriminación, la represión, la violencia física y psicológica, la alienación, el embrutecimiento, la estupidificación, el género, el patriarcado… También podéis añadir las malas herramientas no citadas que conozcáis.

Qué hacer?

Esta es la situación en la qué vivimos y nos desarrollamos, o no… El más fácil es no hacer caso del que dice este artículo. El más difícil y recomendable es poner todas las creencias en cuestión y hacer tambalear el edificio existencial. El único camino para iniciar un proceso efectivo de descolonización de las mentes, de cambiar el imaginario, es la educación ciudadana. Aprender a ser ciudadanas. Qué quiere decir ser ciudadanas? Feminizar la sociedad. Aprender a relacionarnos con todo el planeta en condiciones de igualdad y respeto. Dejar de considerarlo a nuestro servicio. Somos planeta. Abrir los ojos al pensamiento crítico. Informarnos. Pensar. Hay otras opciones más allá del consumo y la posesión. El dinero son una trampa, un chantaje, una forma de dominación. Compartir.

Además y de manera irrenunciable, hay que recuperar la conciencia de que los derechos básicos para la existencia son propiedad de la ciudadanía, que los tiene que reconquerir, administrar y tener la última palabra en su gestión. Estos derechos esenciales son de todas y no tienen que ser objeto de negocio porque conforman nuestra salud entendida – según la Organización Mundial de la Salud (OMS)– como la sido cumplido de bienestar físico, mental y social. O como aquella manera de vivir autónoma, solidaria, dichosa. Derechos al aire, agua, alimentos, vivienda, sanidad, educación, trabajo, igualdad, equidad, opción de género, igualdad de género, ninguna discriminación, reconocimiento, amor/afecto, subsistencia, protección, participación, ocio, creación, identidad, dignidad, libertad, información.. Salud.

Josep Cabayol Virallonga es periodista y presidente de SICOM, Solidaridad y Comunicación.

Fuente original: www.elcritic.cat

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Versión original: catalán

Papil·loma: Informació és Salut

Dilluns 3 d’octubre, SICOM, CAPS i Entrepobles, productores del documental ‘Papil·loma, les dones hem de decidir’, el penjaran en obert a Internet a disposició de la ciutadania. Dirigit per Frederic Pahisa i realitzat per How Audiovisual i Multimèdia, el documental és el resultat d’una extensa investigació sobre les vacunes del papil·loma humà que s’administren actualment a les escoles dins del calendari oficial de vacunació. L’objectiu és impulsar el debat democràtic al voltant de la conveniència o no de vacunar de forma generalitzada per prevenir el càncer de cèrvix, que causa a Espanya tres morts per cada 100.000 dones. Els experts afirmen que s’evitarien 800 defuncions a l’any.

Les vacunes del virus del papil·loma humà (VPH) que hi ha al mercat no són innòcues. A Catalunya, la vacuna no és obligatòria, només està aconsellada per la Generalitat, que no dóna, però, quasi informació sobre els efectes secundaris que causa.

El 27 de gener de 2016, l’American College of Pediatricians dels Estats Units alertava que una de les vacunes del VPH podria estar associada a la menopausa prematura. El 14 de març de 2016, l’Acadèmia Nacional de Medicina de Colòmbia sol·licitava al Ministeri de Sanitat del país un canvi en el protocol d’aplicació, perquè haurien establert una relació entre l’administració de les dosis amb l’inici o agreujament de malalties autoimmunes.

Tabús informatius i propaganda

El documental assegura que la base de dades europea d’informes de presumptes reaccions adverses de medicaments, comptabilitzava fins a l’abril de 2016, més de 14.000 comunicacions sobre les vacunes del VPH. Set d’elles amb resultat de mort. Pel que fa a la base de dades mundial, fins a principis del segon trimestre de 2016, hi havia més 69.000 comunicacions. Un total de 287 informaven d’un desenllaç fatal.

«Els autors i productors del documental entenen que hi ha dubtes raonables suficients com perquè la ciutadania no es vacuni del VPH de manera automàtica i acrítica»

El documental, dedicat exclusivament i única, a la vacuna del VPH i no a cap altra, es va veure per primera vegada als cinemes Girona de Barcelona, el 31 de maç de 2016. El dia abans, el diari ‘La Vanguardia’ va publicar una informació de descrèdit i una segona en favor de la vacuna, acompanyades d’un article del director. A través d’unes declaracions i una carta del president de la Societat Catalana de Pediatria, Ferran Moraga-Llop, es qualificava als autors i productors de ser antivacunes. I el director titulava el seu article ‘Vacuna­r-se contra el fanatisme’. Ni Màrius Carol, ni Moraga-Llop, ni la periodista que signava la informació havien vist el documental que restava en privat al canal de SICOM a Youtube. En privat, no en ocult. Tancat. I no vull pensar que un diari com ‘La Vanguardia’ obtingués ‘Papil·loma, les dones hem de decidir,’ de manera forçada.

Els autors i productors del documental entenen que hi ha dubtes raonables suficients com perquè la ciutadania no es vacuni del VPH de manera automàtica i acrítica, que cal un debat seriós sobre el balanç entre els beneficis que aquesta vacuna proporciona i els perills associats als efectes secundaris notificats. Tot plegat per disposar de prou bagatge informatiu com per decidir si cal o no vacunar-se.

Per què ‘La Vanguardia’ va opinar d’allò que no coneixia? Per què va generar una idea falsa d’un documental que ni és antivacunes ni l’han fet els antivacunes?

Els mitjans, les persones i el debat democràtic

Avui en dia, els grans mitjans de comunicació que es reclamen de referència, han estat cooptats per les elits financeres, pels poders, a través de la compra, la publicitat i el deute. Un cop comprats, el consell d’administració marca les línies vermelles segons els interessos dels seus accionistes. Si es mantenen independents, són collats a través de la publicitat que genera els ingressos majoritaris. I si no es dobleguen, es queden sense publicitat. Finalment, si són díscols, els miren d’agenollar quan van a (re)negociar els crèdits imprescindibles per finançar-se. Tot plegat, per imposar/assegurar un pensament únic al voltant de les qüestions globals essencials pel sistema social, econòmic i polític que domina i controla.

Les persones necessiten creure i precisen esperança, que es faci justícia. I per això s’emparen en l’Estat que els garanteix – en teoria – la igualtat de drets. La imposició d’un determinat sistema de vida, de creences, a través del domini dels canals informatius, els diners, el deute i la feina, han consolidat uns marcs, uns mapes mentals o contextos d’interpretació de la realitat dòcils, ingenus i crèduls en el seu conjunt. Aquest univers actua de forma acrítica i no per manca de voluntat sinó pel desequilibri existent entre la difusió de les idees dominants impulsades per les elits i les generades per aquelles organitzacions i persones que volen contrarestar-les posant-les a debat.

«Convertir-se en descregut obliga a posar en dubte la justícia i a esforçar-se per mantenir l’esperança»

La ciutadania intueix aquest pensament únic i excloent, però l’accepta perquè vol creure en l’Estat perquè en té necessitat i perquè té por a quedar exclosa. I l’Estat li diu que aquest sistema és el millor possible, que fora no hi ha futur. Però ni l’Estat ni els partits polítics són el que eren, ni el que diuen ser. I no tenen poder de decisió penetrats com estan pels poders econòmics i financers, que s’han apropiat de quasi tots el governs del món a través del control absolut dels diners que fabriquen i endeuten.

Saben els distribuïdors de les claus sistèmiques que és més fàcil introduir una determinada ‘idea força’ que no pas desmuntar-la. I coneixen que és molt difícil fer-li entendre a una persona que una ‘veritat’, sobre la qual ha edificat una determinada manera de viure i un posicionament social, és falsa. Perquè li fa trontollar els seus fonaments i li suposa edificar de nou els pilars de la seva existència, de la seva manera de ser. Convertir-se en descregut obliga a posar en dubte la justícia i a esforçar-se per mantenir l’esperança. I suposa oposar-se quotidianament al poder i al seu bombardeig mediàtic. Una difícil, estressant i desarrelada opció de vida sense la crossa de l’Estat i en lluita permanent contra uns poders foscos no elegits per la ciutadania.

Aquest monopoli informatiu disfressat de pluralitat a través dels matisos però que actua monolíticament quan es tracta d’imposar els valors sistèmics, ha creat una cosmovisió uniforme i ha segrestat el debat democràtic que la podria posar en dubte. I qualifica de dissidents i enemics perillosos totes aquelles persones i organitzacions que s’oposen a la cosmovisió prefabricada que no vol altra cosa que l’acumulació de la riquesa en cada cop menys mans i la despossessió de la majoria.

Uns quants exemples dels mites que no es poden qüestionar i que desposseeixen:

L’home és el rei de la creació i la natura està al seu servei. El planeta pertany a la humanitat i les altres criatures, béns i recursos, estan al seu servei/explotació. No tothom és igual. Llibertat, democràcia i capitalisme són la mateixa cosa. El capitalisme és l’únic sistema econòmic viable. El capitalisme crea riquesa i benestar per a tothom. Els mercats regulen millor els fluxos econòmics que no pas la societat democràticament. S’ha de créixer sense parar per garantir el progrés i el benestar. El creixement és imprescindible pel desenvolupament i el consum inevitable. Com més lliure mercat i menys govern, més riquesa. Els recursos no s’esgoten i si s’acabessin, la tecnociència assegura nous procediments per garantir-los. L’energia no s’acaba ni s’acabarà. La propietat privada administra els béns de forma més eficient que no pas la pública. Els rics han aconseguit els seus diners gràcies a l’esforç. Consumir és felicitat. Vals segons el que tens. Guanya diners o mor. Els deutes es paguen. La propietat privada és inviolable. La desobediència és un mal camí. Els que s’oposen al capitalisme volen acabar amb les llibertats. No hi ha classes socials. No es discrimina ni per classe ni per sexe. No és cert que les dones siguin discriminades. Només hi ha dos gèneres. El feminisme és un dogma exclusiu per a dones. La societat, el sistema social, econòmic i polític, no és ni masclista, ni discriminatori, ni patriarcal. El patriarcat és una invenció feminista..

Poseu-hi vosaltres tots aquells que m’he oblidat, que són molts..

Mala informació, males decisions

La imposició de tots aquests mites i de molts altres, suposa, de fet, la colonització de les ments. Que no pensem lliurament sinó en base a idees inculcades, prefabricades al servei de la perpetuació d’un sistema de poder que les elits consideren consubstancial a la seva condició de classe dirigent. En conseqüència, no es vol una ciutadania organitzada, una societat civil forta que qüestioni la cosmovisió creada, imposada. Al contrari, es desacredita i s’esclafa quan l’apoderament creix, no sigui que esdevingui revolucionària.

Les idees prefabricades que ens han colonitzat i que s’han convertit en creences són en bona part si no en tota la base per prendre decisions. Conscientment o inconscient, aquestes idees alimenten el mecanisme de presa de decisions que determinaran el nostre futur. I en la mesura de quines siguin aquestes idees, perjudicaran la nostra salut política, pública, la nostra (esperança de) vida, el nostre futur.

Descolonitzar les ments seria l’objectiu a perseguir. Per aconseguir-ho cal posar en qüestió tot l’imaginari, les significacions arrelades a la nostra ment. I en conseqüència, canviar l’estructura psicosocial de la societat occidental. Per evitar-ho, els poders despleguen tot el que tenen al seu abast: la mentida, la manipulació, la corrupció, la compra, el xantatge, el consum, els diners, el deute, l’amenaça, l’exclusió, la discriminació, la repressió, la violència física i psicològica, l’alienació, l’embrutiment, l’estupidificació, el gènere, el patriarcat… També podeu afegir-hi les males eines no citades que conegueu.

Què fer?

Aquesta és la situació en la què vivim i ens desenvolupem, o no… El més fàcil és no fer cas del que diu aquest article. El més difícil i recomanable és posar totes les creences en qüestió i fer trontollar l’edifici existencial. L’únic camí per iniciar un procés efectiu de descolonització de les ments, de canviar l’imaginari, és l’educació ciutadana. Aprendre a ser ciutadanes. Què vol dir ser ciutadanes? Feminitzar la societat. Aprendre a relacionar-nos amb tot el planeta en condicions d’igualtat i respecte. Deixar de considerar-lo al nostre servei. Som planeta. Obrir els ulls al pensament crític. Informar-nos. Pensar. Hi ha altres opcions més enllà del consum i la possessió. Els diners són una trampa, un xantatge, una forma de dominació. Compartir.

A més a més i de manera irrenunciable, cal recuperar la consciència que els drets bàsics per l’existència són propietat de la ciutadania, que els ha de reconquerir, administrar i tenir la darrera paraula en la seva gestió. Aquests drets essencials són de totes i no han de ser objecte de negoci perquè conformen la nostra salut entesa – segons l’Organització Mundial de la Salut (OMS)– com l’estat complert de benestar físic, mental i social. O com aquella manera de viure autònoma, solidària, joiosa. Drets a l’aire, aigua, aliments, habitatge, sanitat, educació, feina, igualtat, equitat, opció de gènere, igualtat de gènere, cap discriminació, reconeixement, amor/afecte, subsistència, protecció, participació, lleure, creació, identitat, dignitat, llibertat, informació.. Salut.

Josep Cabayol Virallonga és periodista i president de SICOM, Solidaritat i Comunicació.

Font original: www.elcritic.cat