Francia tiene la intención de cerrar todas las mezquitas y salas de oración que promuevan ideologías extremistas, como parte de las medidas para contrarrestar la radicalización, anunció hoy el ministro de Interior Bernard Cazeneuve.

En declaraciones a la prensa, el titular informó que ya fueron clausuradas unas 20 entidades de ese tipo y el plan es continuar ese proceso, así como con la expulsión de predicadores radicales.

De acuerdo con Cazeneuve, en Francia no hay espacio para quienes llaman al odio, a la violencia y no respetan una serie de principios republicanos como la igualdad entre el hombre y la mujer.

Estamos estudiando varias expulsiones y continuaremos esta política con la mayor resolución, afirmó.

Según cifras publicadas en la prensa local, en todo el territorio galo hay unas dos mil 500 mezquitas, y se estima que en unas 120 se difunde una ideología fundamentalista.

La cuestión del financiamiento de las mezquitas también está entre las prioridades de trabajo de las autoridades, que le prestarán desde ahora mayor atención a la procedencia de los fondos.

De acuerdo con el ministro, el propósito es contar con «una mayor transparencia» acerca del financiamiento, sobre todo cuando procede del extranjero.

En los recientes meses, Francia ha sido golpeada en varias ocasiones por atentados terroristas, cometidos siempre por personas vinculadas a ideologías radicales y relacionadas con el Estado Islámico.

El primer ministro Manuel Valls abogó ayer por la construcción de un pacto con el Islam dirigido a unir fuerzas para combatir el fenómeno de la radicalización, que constituye el origen de los actos terroristas.

En entrevista con el semanario Journal du Dimanche, Valls estimó que «el Islam ha encontrado su lugar dentro de la República», pero ante el aumento del extremismo tenemos la urgencia de «construir un verdadero pacto».

El jefe de Gobierno sostuvo que Francia debe mostrarle al mundo que esa religión es compatible con la democracia.

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