Un padre desesperado, con su hijo llorando sobre los hombros, que sobreviven en condiciones insoportables en el campamento de Idomeni, en la frontera de Grecia con Macedonia, trata sin éxito de que gendarmes de ese país le permitan el paso para adentrarse en Europa.

Por Baher Kamal

Cuando los líderes de la Unión Europea (UE) disfruten el jueves 17 y el viernes 18 de sus vuelos exclusivos, sus suites de lujo y sus limusinas oficiales, en una nueva cumbre en Bruselas, para adoptar una decisión final sobre su propuesto plan de usar los refugiados como moneda de cambio, es probable que 20.000 sirios sigan aún en el campo de refugiados de Idomeni en Grecia, en una situación descrita como “peor que la Primera Guerra Mundial”.

Mientras tanto, eruditos expertos diplomáticos, legales y jurídicos de los 28 estados del bloque trabajan día y noche para encontrar el maquillaje más “políticamente correcto” para camuflar el borrador de acuerdo que los mandatarios de la UE alcanzaron con Turquía el 7 de marzo, durante su cumbre previa en la capital belga.

Pero independientemente de cualquier fórmula “oficial” que pueda salir de la nueva cita, el hecho es que el plan de la UE apunta a deshacerse de los solicitantes de asilo, de los refugiados (y, de paso, también de los migrantes), en abierta violación de todos los tratados y convenciones internacionales, que todos los estados europeos firmaron y ratificaron.

En síntesis, el bloque quiere que todos los refugiados que hayan llegado o vayan llegando desde Turquía, sean devueltos “en caliente”, es decir, sobre la marcha, a cambio de un pago a Ankara de 3. 300 millones de dólares, a agregar a una cantidad similar comprometida en noviembre.

Una vez que los refugiados hayan sido enviados de vuelta a Turquía, la UE puede entonces seleccionar entre ellos aquellos que cada país podría tomar como solicitantes de asilo: algunos centenares de sirios a cambio de todos los iraquíes y afganos, entre otros

El argumento formal de la UE es que las sucesivas olas de refugiados pueden incluir algunos seres humanos procedentes de Iraq y Afganistán, dos países estos que fueron invadidos por las alianzas militares lideradas por Estados Unidos y países europeos y, por lo tanto, pueden ser clasificados como solo “migrantes”.

Mientras, las imágenes del campo de refugiados de Idomeni se explican dramáticamente por sí solas: pequeñas tiendas de campaña inundadas, terrenos fangosos, fuertes lluvias, tormentas, niños descalzos, más y más casos de neumonía y gangrena, padres pidiendo ayuda a gritos, falta de agua potable, de electricidad, y de leche para los más pequeños… y bebés naciendo entre el barro.

Un trabajador humanitario de Médicos Sin Fronteras dijo a la red española de televisión privada La Sexta: “la situación es peor que la Primera Guerra Mundial (1914-1918)”.

Situación de los refugiados, peor que la Primera Guerra Mundial

Cuanto más luchan los sirios por encontrar una ruta para huir de la guerra y la devastación en su país, mayores son las restricciones y los cercos a estos refugiados en el continente europeo, destaca en esta infografía IRIN, la agencia de noticias de las Naciones Unidas sobre asuntos humanitarios. Crédito: IRIN

Las autoridades griegas realizan actualmente denodados esfuerzos por “redistribuir” en otros campos igualmente improvisados los más de 20.000 refugiados atrapados en el de Idomeni, en la frontera con Macedonia y con capacidad para albergar solo a 1.500.

¿Es Turquía realmente el gran ganador?

Curiosamente, el plan europeo ha sido presentado por varios medios de comunicación europeos como consecuencia de fuertes presiones de Turquía a la UE.

También lo hicieron algunos políticos como Philippe Lamberts, eurodiputado belga y copresidente del grupo de los Verdes en el Parlamento Europeo, para quien “los gobiernos de la UE muestran una ‘cobardía inconcebible’ ante la crisis de migración”.

O como el analista británico de asuntos internacionales Finian Cunningham, que desde hace más de 20 años trabajó como editor y periodista en los principales medios de comunicación en su país, como The Mirror o The Independent.

Cunningham escribió: “Oliendo el miedo de la UE, Turquía se mueve por 6,6 mil millones de dólares”.

También altos funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), defensores de derechos humanos y organizaciones de la sociedad civil, han criticado con dureza el plan europeo, como evidencian algunos ejemplos:

– Acnur, la oficina del Alto Comisionado para  de Refugiados de la ONU, expresó el 8 de marzo “preocupación” por el plan de la UE y Turquía.

– La máxima autoridad de Derechos Humanos de la ONU instó el mismo día a la UE a adoptar medidas más “humanas” en materia de migración.

– Médicos Sin Fronteras, la misma fecha, sintetizó: “Alcance inhumano del acuerdo entre Unión Europea y Turquía”.

– Amnistía Internacional afirmó: “los líderes de la UE y Turquía asestan un golpe mortal para el derecho a solicitar asilo”.

– Human Rights Watch resumió: “UE-Turquía: las devoluciones en caliente (de refugiados) amenazan los derechos”.

– “Turquía siempre puede recurrir al ‘arma de migración masiva contra Europa’”, afirmó el reconocido politólogo y académico alemán Rainer Rothfuss a la cadena de televisión rusa RT.

Además del creciente e inhumano sufrimiento, el plan puede marcar también el comienzo del fin de la UE tal como la conocemos. Roberto Savio, fundador de la agencia de noticias IPS-Inter Press Service, y de Other News, resume este riesgo en su análisis “¿Puede Europa sobrevivir?

Y los ganadores son … ¡Los traficantes de seres humanos!

El plan de la UE bien podría acabar en un juego de perdedores, con una creciente ola de xenofobia y de extrema derecha invadiendo el viejo continente.

El último ejemplo es el de las elecciones regionales del domingo 13 en Alemania, en las cuales la canciller Angela Merkel y su partido, CDU (Unión Demócrata Cristiana), sufrió otro revés, que todos achacan a su inicial política favorable a la acogida de refugiados.

Por no hablar de la clara erosión de los derechos humanos en Europa como consecuencia de la violación de las leyes internacionales por la repatriación de los solicitantes de asilo a un país tan inseguro como Turquía, cuyo gobierno reprime cada vez con mayor dureza las protestas sociales y los medios de comunicación.

Los grandes ganadores de este “bazar” de refugiados UE-Turquía son, evidentemente, los grupos criminales que obtienen beneficios multimillonarios de los seres humanos desesperados que luchan por escapar  de la muerte en sus países.

Estos traficantes están ahora buscando nuevas rutas, tales como enviar a los refugiados desde Turquía a Rusia, y desde allí a los estados del Báltico, o llevarlos desde Turquía a Libia y de allí a Italia, o incluso transportarlos a Marruecos para deshacerse de ellos en España.

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