En el sudoeste bonaerense, a seiscientos kilómetros de Buenos Aires, la Cooperativa Textiles Pigüé ofrece trabajo a 150 familias y eleva cotidianamente su apuesta en pos de una producción sustentable y de excelencia. Su experiencia es valorada en el mundo como emblemática. Agencia Paco Urondo charló con Francisco Martínez, su histórico referente.

Por Diego Kenis para Agencia Paco Urondo

“Textiles Pigüé es uno de los grandes casos de empresas recuperadas de Argentina. Y al ser Argentina el lugar donde está el mayor movimiento de empresas recuperadas del mundo, posiblemente también sea una de las grandes referencias a nivel mundial”.

La definición la aporta el antropólogo Andrés Ruggeri, que dirige el programa Facultad Abierta de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y plasmó en un libro su minuciosa investigación de la historia de la Cooperativa de Trabajo que en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires recuperó una fábrica textil de Gatic SA y supo resolver democrática y creativamente los embates de los poderes económicos y políticos y relacionarse con el Estado y otros actores de la sociedad y el mercado, para poder mostrar hoy una producción sustentable y el logro de la escrituración de sus plantas fabriles, que fue la primera empresa recuperada del país en obtener.

“Creo que tiene una gran virtud, que es haber podido conjugar lo que tiene de democrático una empresa recuperada con un crecimiento económico bueno y en expansión, que a veces parecen conceptos contrapuestos o en tensión. No necesariamente debe ser así y Textiles Pigüé lo ha resuelto”, resume Ruggeri sobre la experiencia que relató en su libro, homónimo a la Cooperativa.

Facultad Abierta fue una de las primeras estaciones en el camino que comenzó a unir la experiencia de la textil pigüense con el mundo académico, y quizá la más importante. Surgieron casi en simultáneo y compartieron un horizonte internacional que comenzaba a abrirse, interesado en conocer más de las experiencias de las empresas recuperadas argentinas.

Francisco Martínez es uno de los fundadores de Textiles Pigüé, y uno de sus históricos dirigentes. Por varios años presidió el Consejo de Administración de la Cooperativa y la representó ante el país y el mundo. Sus viajes al exterior han acercado a Pigüé oportunidades de mercado, pero también aportes conceptuales, redes de contactos y eventos culturales como el festival “Ecos de Marsella”, que año a año replica un encuentro de cine latinoamericano en esa ciudad francesa.

AGENCIA PACO URONDO consultó a Martínez para conocer sus vivencias en encuentros académicos e internacionales y su valoración de los principales aportes que esas experiencias han acercado a Textiles Pigüé para que la cooperativa alcance los estándares de producción, excelencia y sustentabilidad que, superadas las arduas luchas de resistencia, hoy son su principal objetivo de futuro.

AGENCIA PACO URONDO: ¿Qué experiencia ha tenido Textiles en encuentros internacionales?

Francisco Martínez: La tomamos como una consecución de cosas que nos hemos propuesto históricamente, desde los inicios mismos de la Cooperativa e incluso cuando no habíamos llegado aún a producir.

Nosotros, más de allá de relatar nuestra historia y ponerla en contexto ante los ámbitos universitarios, tenemos un objetivo central que tiene que ver con poder seducir profesionales y jóvenes entrenados en ingeniería química, mecánica o industrial para incorporarlos a una empresa recuperada. Como sabemos, en sus comienzos los cuadros medios, técnicos o gerenciales suelen desaparecer, y en la lucha quedamos solamente los trabajadores. Lógicamente, después terminamos aprendiendo de ellos y ellos de nosotros, y se forman equipos invencibles que conjugan la cuestión social y la productiva.

Entender eso para nosotros es vital. Por eso, en cada encuentro que se hace lo tenemos como objetivo. Más específicamente en los de Economía, que la Universidad de Buenos Aires (UBA) empezó a implementar a través de Andrés Ruggeri en 2007 (ver nota aparte). Siempre sentimos la consideración de ser escuchados como uno de los casos más emblemáticos de recuperación de empresas. Y esto, imaginamos, va a ir creciendo. Porque no solamente nos juntamos cada dos años a hacer los congresos internacionales, sino porque también cada dos años hemos incorporado los encuentros regionales, como el que se ha hecho en Sudamérica por primera vez en Pigüé.

APU: En esos intercambios y contactos, ¿qué es lo que han notado que más interesa a los cooperativistas y trabajadores del exterior de la experiencia de Textiles Pigüé?

FM: Hay que dividir en tiempos. Nosotros hemos querido superar la cuestión de la lucha inicial, que no nos distingue porque no hay empresa que no la tenga, y siempre estando alertas ante nuevos embates sobre el sector hemos buscado enfocar en la cuestión productiva y de gestión, para que las empresas no sean solo un proyecto romántico, sino que estén abiertas a la capacitación y al intercambio, entendiendo lo que hemos tomado siempre como mirada conceptual de este tipo de emprendimientos, de identificar al mercado con las lógicas de las buenas prácticas que nosotros impulsamos, para llegar a combinar todos estos condimentos.

Creo que de nuestra experiencia ha sido muy elogiada nuestra mirada sobre la producción, sin que nadie por ello pueda decir que Textiles Pigüé no esté cuidando una perspectiva social o política o mirando a los sectores más vulnerables. De hecho, así son los convenios que tenemos y que llevamos adelante con programas como Envión o con el Patronato de Liberados o nuestro aporte en el armado de nuevas cooperativas. Quizá el mejor ejemplo de eso sea la relación que tenemos con las Madres de Plaza de Mayo, y esa frase maravillosa que tanto Cristina (Fernández) como Hebe (de Bonafini, foto) han dicho: “la Patria es el Otro, y el Otro soy yo”. En eso estamos, siempre. Y contentos de participar además en ámbitos académicos, como el que coordina Ruggeri, que nos hacen conocer otras realidades de empresas recuperadas del país y el mundo, lo que nos permite conocer cómo se da la distribución de ingresos en cada una de las fábricas, cuáles son las miradas sociales y las problemáticas que tenemos los trabajadores a uno y otro lado del océano.

APU: Y de estas experiencias de intercambio, ¿qué elementos les han llamado la atención o han tomado para incorporar al proyecto de Textiles Pigüé?

FM: Yo, particularmente, me suelo centrar siempre en la distribución del ingreso: cómo es la forma en que se distribuye en cada una de esas empresas lo que generan. Eso es lo que más me interesa ver, porque es una discusión que por suerte la autogestión puede darse el lujo de dar: decidir entre todos cuál es el modelo de distribución del ingreso, cuáles son los reglamentos que nos imponemos, cuáles son los estatutos para sus modificaciones, todo asambleariamente. Entonces, es muy interesante escuchar cómo son estos temas tratados en otros lugares. Lógicamente, después se abren demasiadas calles: no es lo mismo una fábrica que hace caños para gasoductos que pasan de país a país que una panadería. Pero es lo que más me interesa, junto con la historia de cómo ha hecho cada empresa para solidariamente mantener las luchas iniciales de trabajadores que han visto caer sus familias, sus trabajos y su vida social, e intentan recuperarse a través de algo que para nosotros es muy exitoso, las empresas recuperadas.

APU: Hasta el momento, ¿qué lugares del mundo han visitado?

FM: Muchos, y de todos los continentes. No nos ha quedado ningún continente sin visitar, donde no hayamos llevado nuestra solidaridad o la colaboración para organizar eventos, dar charlas, firmar convenios o plantear proyectos productivos. De hecho, representantes de la Cooperativa estarán viajando ahora por cuestiones netamente de producción a otros puntos de América Latina y a Asia. Siempre se van agregando actividades que, por suerte, tienen que ver con el trabajo. Principalmente en la búsqueda de nuevas asociaciones y convenios, siempre cargando la responsabilidad de saber que tenemos una mirada puesta muy encima, en términos de seguir sosteniendo estas empresas con éxito, para que el Estado vea que debe continuar sus políticas hacia el sector. Hay una responsabilidad muy grande que tenemos como dirigentes, que es demostrar que estos procesos productivos autogestionados son exitosos. En eso, sin pecar de vanidoso ni soberbio, creo que hemos sido de las mejores.

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