Por Sebastián Salgado

La ola de represiones desatada en Argentina contra trabajadores en paro recuerda etapas no democráticas en este país.

Con un abrazo simbólico, a lo que fuera el máximo centro de tortura clandestino durante la dictadura, miles de activistas argentinos reclamaron por justicia y respeto a los derechos humanos.

Los ciudadanos se reunieron frente al palacio municipal de la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires.

Por otra parte, las fuerzas de seguridad responden con balas de goma y gases lacrimógenos a los reclamos de los empleados municipales, que fueron despedidos por la nueva gestión.

Un municipio que refleja el nuevo espejo en el que se mira Argentina, donde los derechos humanos fundamentales, como la libertad de expresión, no están garantizados tal como fuera durante la última dictadura militar.

En ese contexto, miles de personas se congregaron frente lo que fue un centro de tortura de la dictadura militar y donde actualmente funciona un archivo para la memoria, conocido como la Esma (Escuela de Mecánica de la Armada), para dar un abrazo simbólico.

El nuevo secretario de derechos humanos, anunció que las autoridades de este centro para la memoria, también, serán removidas.