Gino Strada participará el 30 de noviembre en Estocolmo en la ceremonia de la entrega del Rightlivelihood Award, un premio que se atribuye cada año a personas destacadas en la defensa de los derechos humanos, de la paz, el desarme y el medio ambiente. Guerra, no violencia y derecho a la salud son algunos de los argumentos de los que hemos discutido en esta entrevista.

Comenzamos por la actualidad: los bombardeos franceses después de los atentados a París y el avión ruso derribado por los turcos alimentan el ciclo de la violencia que nos ha traído a la dramática situación actual. ¿Qué se puede hacer, según su parecer, para cambiar la dirección y sustituir la agresión armada por el diálogo?

La elección de usar la guerra fue tomada hace quince años, en el 2001, después de un acto terrorista que sacudió la opinión pública no solo por las miles de muertes, sino también por la exageración de los medios que le acompañaban. Entonces, comenzó la “guerra al terror” anunciada por Bush, con una duración de al menos cincuenta años. En catorce de estos cincuenta años hemos visto a la guerra desarrollarse en tantas formas y lugares distintos, por los bombardeos, los drones y los ataques terroristas.

Veamos el ejemplo de Afganistán: se gastaron cantidades de dinero increíbles – algunos datos dicen que 5 millones de dólares al mes vinieron solamente de parte de Estados Unidos – los muertos, los heridos y los mutilados son miles, más las millones de personas pobres, ¿Y qué se ha conseguido? Los talibanes que controlaban el 60% del territorio ahora controlan el 80%, y el país está mucho más destruido que antes. Si ese dinero hubiese sido gastado en un modo diferente, Afganistán sería un país modelo por la salud, la educación y la calidad de vida. La elección de usar la guerra causa solo destrucción, además de ser éticamente aberrante y estúpida. Es iluso pensar que se puedan resolver los problemas. Es una monstruosidad, una vergüenza que será derrocada por la historia humana al igual que la esclavitud. Lo han dicho durante siglos los más grandes filósofos y científicos, desde Erasmo de Rotterdam hasta Einstein. Ciertamente será un proceso largo, pero es la única alternativa para darle un futuro a la especie humana. Esta consciencia debe entrar en la mente de los ciudadanos, para que presionen a los gobiernos, a los ricos y a los que tienen el poder, para los cuales la paz no es tomada como un valor.

Las guerras han sido siempre declaradas por los ricos y por los que tienen el poder, que han usado excusas y mentiras para imponerlas en las poblaciones, pero los muertos siempre son los hijos de los pobres.

El 2 de octubre, aniversario del nacimiento de Gandhi, se declaró por parte de la ONU Día Internacional de la No Violencia. ¿Considera la no violencia parte de aquella “cultura diversa, basada en la igualdad y el respeto de los derechos humanos,” de lo que usted habló en la declaración hecha después de haber recibido el Rightlivelihood Award 2015?

Yo diría que es un elemento, un valor decisivo. Las relaciones humanas basadas en la no violencia, la tolerancia y el respeto recíproco son fundamentales para salir del ciclo de la violencia y para erradicar la idea de la guerra.

Usted afirma que “poder curarse es un derecho humano fundamental,” y por ende no solo en las zonas de guerra, sino también en Occidente, una salud pública, gratuita y de buen nivel para todos parece una utopía. ¿Qué se puede hacer para revertir esta lamentable tendencia?

No lo digo yo, lo dice la Declaración Universal de los Derechos Humanos, firmada por muchísimos estados, a los que después se les olvidó: de este tema se habla mucho, pero se actúa poco al respecto. La atención médica es un derecho básico, ligado a la posibilidad de estar o no en el mundo, sin que ningún otro derecho se vea perjudicado.

El problema es que la salud ha sido invadida por la lógica del lucro como tantos otros campos. Los políticos que han favorecido al ingreso del lucro en este sector son los criminales que han producido desastres incalculables, además de sufrimiento y muertes.

La medicina no se puede volver un lucro ni una especulación. Excluir de la salud a las personas en base al dinero que tienen (o que no tienen) es una locura, pero también un boomerang desde el punto de vista científico, porque así la medicina no puede avanzar. En Italia se habla de 11 millones de personas que no tienen acceso a la atención médica adecuada. En nuestro caso, en todos los contextos nosotros ofrecemos atención médica de buen nivel, gratuita y sin ninguna discriminación. Estamos abriendo muchas clínicas en Italia, y ¡trabajar aquí es a veces más difícil que trabajar en Afganistán! A veces se necesitan meses y años para poder tener “la firma en la práctica” y a veces por los intereses económicos de quienes se aprovechan de la situación, la firma no llega nunca. Nuestra actividad en Italia está en continuo aumento debido a las necesidades no resueltas por un sistema en el que, repito, ha entrado la lógica del lucro.

En sus hospitales han curado a personas bastante diversas entre ellas, ya sea por su proveniencia, edad, cultura, etc. Más allá de las diferencias, ¿qué es para usted la esencia de todo ser humano?

Para mí el elemento común esta expresado por el artículo 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos.” Esta es la base del vivir social. Es una convicción simple, casi banal, y desafortunadamente no es compartida por aquellos que tienen el poder y toman las decisiones.

Traducido al Español por: Melanie Iturralde