Las lecturas y estimaciones que se han realizado luego de las elecciones son múltiples, se han impreso toneladas de papel intentando explicar el por qué y el cómo. Ahora se intentará convencer a unos y a otros a votar por uno u otro candidato. La Argentina no tiene experiencia en balotajes ya que hasta ahora siempre los candidatos habían obtenido más del 45% o más de 40% y 10% de ventaja sobre el segundo, como exige la Constitución Argentina. La excepción fue Néstor Kirchner que con apenas el 22% de los votos terminó segundo y al no presentarse el otro candidato en el balotaje se convirtió en presidente en el 2003.

Los dos candidatos que llegan a esta instancia son Daniel Scioli, Gobernador de la provincia de Buenos Aires desde hace 8 años y quien acompañó como vicepresidente a Néstor Kirchner cuando gobernó entre 2003 y 2007 y el otro es Mauricio Macri, Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, ex presidente de Boca Juniors, uno de los clubes más populares de la Argentina y empresario de turbio pasado por sus contratos para hacer obra pública y que fuera imputado como contrabandista. Actualmente está siendo procesado e investigado en diversas causas que van desde la intercepción de comunicaciones de manera ilegal, desvío de fondos públicos, irregularidades en sus declaraciones juradas, entre otras.

Claro que si bien Scioli no cuenta con este historial judicial, una de las cuentas pendientes de su gestión tiene que ver con el funcionamiento de la policía bonaerense y del servicio penitenciario de la provincia. En este sentido ninguno de los dos candidatos han dado en la tecla para resolver la violencia y la inseguridad. Comparativamente, el que sale peor parado, de todas maneras, sería el ingeniero Macri, puesto que llegó a nombrar al frente de la policía de su distrito a comisarios ligados a los secuestros extorsivos y al encubrimiento del atentado terrorista más grave que sufrió la sociedad argentina, el de la AMIA.

Resultados

Scioli cuenta con el respaldo presidencial, hecho que dependiendo de los analistas le aporta y le resta votos en porcentajes muy dispares. Los resultados de las últimas elecciones aportan algunas interpretaciones sobre la conformación del voto de los argentinos.

Scioli se impuso a nivel nacional con casi el 37% de los votos y ganó en 17 de los 24 distritos electorales, habiendo en uno prácticamente empate técnico y cuyo resultado oficial todavía no está definido.

Macri ganó en 5 distritos electorales, importante recalcar que se trata de los más grandes (en cantidad de votos), después del de la Provincia de Buenos Aires donde ganó Scioli.

En estas elecciones se definían varias gobernaciones provinciales, de este hecho vale la pena destacar que la Argentina por primera vez en su historia contará con 5 mujeres al frente de gobernaciones, desde el sur en Tierra del Fuego y Santa Cruz hasta el norte en Catamarca y Santiago del Estero. La quinta gobernación será la de la provincia de Buenos Aires que queda en manos de la actual vice de Macri en la Ciudad de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, una joven de 42 años, egresada de la Universidad Católica.

La única sorpresa que hubo en estas elecciones fue la victoria de Vidal y que produjo un impacto demoledor también en las presidenciales. Si bien es cierto que de los votantes de Vidal, más de 440 mil cortaron boleta y no votaron a Macri, su victoria le traccionó muchos más votos de los esperados para el candidato porteño.

¿Qué pasó en la provincia de Buenos Aires?

Analizar el voto de la provincia de Buenos Aires requiere escribir un libro. Simplemente haremos mención de algunos datos significativos que no explican la totalidad de los factores que definieron la elección.

Vidal llevaba de candidato a vice a un dirigente de la Unión Cívica Radical, el único partido histórico de la Argentina con representación territorial en toda la provincia y que debe haberle aportado muchos votos. Por detrás quedaron dos candidatos peronistas, Aníbal Fernández, actual Jefe de Gabinete de la Presidenta de la Nación que obtuvo 4 puntos porcentuales menos que Vidal y Felipe Solá, quien fuera gobernador entre 2001 y 2007 de la provincia y que fuera aliado de Néstor Kirchner, aunque ahora forma parte del peronismo opositor al gobierno. Solá obtuvo casi el 20% de los votos. No quedan dudas que una provincia históricamente peronista no hubiera dejado escapar esta elección de haber habido unidad. Los votos que puede haber perdido el Frente Para la Victoria (el partido oficialista) por conformar la fórmula con un candidato no peronista, Martín Sabbatella, líder de Nuevo Encuentro y ex dirigente del Partido Comunista, no tiene peso a la hora de la definición electoral.

No se puede olvidar tampoco que el candidato del oficialismo soportó una campaña mediática de difamación en su contra de inusitada virulencia, acusándolo de haber ordenado asesinatos relacionados al narcotráfico. Esto tiene que haber tenido un impacto poderoso que llevó a muchos votantes a preferir otro candidato, pero sobre todo afectó a muchos candidatos a intendentes que prefirieron hacer campaña propia y no mostrarse pegados al candidato a gobernador. A algunos les dio buen resultado y a otros calamitoso.

Otras lecturas

A estas elecciones se llegó luego de casi 12 años y medio de gestión del FPV, con lo que eso implica en términos de desgaste. Hubo aciertos y hubo errores, hubo avances y hubo temas que siguen estancados. CFK abandonará el poder con la imagen positiva más alta de la historia, sin embargo es imposible no percibir un alto porcentaje de gente que desea un gobierno distinto. Esto fue leído por el propio gobierno que apostó por un candidato de perfil totalmente diferente al de la Presidenta y que representa a otros espacios políticos dentro del Frente Para la Victoria, un núcleo duro más relacionado al peronismo.

Si bien este ingrediente “conservador” y “conciliador” desdibuja el discurso progresista y combativo que enarboló todos estos años el kirchnerismo, Scioli se presenta como garantía de continuidad del proyecto, con eje en desarrollo, industrialización del país, inclusión social y mantener al país desendeudado para que continúe una línea de autonomía y soberanía, que le permita sostener y avanzar en las relaciones con la región, con los BRICS y mantenerse a distancia prudencial de los centros financieros imperiales.

Macri, desde su Alianza Cambiemos conformó sus filas con celebrities, miembros de partidos fuertes como la UCR o la Coalición Cívica y otros de menor envergadura. Resulta sorprendente que hayan conseguido lugares en las listas negacionistas del Holocausto, junto a rabinos o directivos de la comunidad judía, que hayan anti-inmigrantes, con representantes de la patronal china en la Argentina, pequeños apuntes que muestran los criterios de acumulación de fuerza contra el gobierno nacional que amalgamó esta Alianza. Logró consolidarse a nivel país, pese a que sus candidatos son porteños. No cabe dudas que este fortalecimiento también se vio sostenido por la fuerte protección mediática que cuentan sus candidatos, su travestismo discursivo y la percepción generada desde los medios de comunicación de la situación económica, social e institucional de la Argentina.

La protección de Macri y compañía es proporcional a los ataques permanentes que se vienen realizando contra todas las políticas llevadas adelante por el gobierno nacional. Cuando digo todas, son todas, no exagero. En este sentido el gobierno no ha sabido contrarrestar o no ha tenido las herramientas para hacerlo a las usinas que generan desasosiego e incertidumbre en la población, hecho notable en aquellos territorios de mayor poder adquisitivo y más manipulable por los medios hegemónicos de comunicación. La percepción de los más humildes es más concreta y tiene menos que ver con la propaganda política. Es paradójico en este sentido el voto originario. Si bien el discurso opositor se llena la boca hablando del abandono de los pueblos originarios y de su persecución, los originarios volvieron a votar al único gobierno de la historia que les ha otorgado derechos y ha tomado políticas públicas para incluirlos. Tanto ellos, como el mismo gobierno y este cronista tenemos claro que quedan muchas cosas por mejorar, pero se puede esperar que quien hace las cosas, las mejore y no que candidatos que difícilmente conocen la realidad de los barrios del sur de la Ciudad de Buenos Aires se vayan a ocupar de la situación de los originarios en Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Formosa, Chaco o Misiones.

El travestismo discursivo de Macri, Vidal y el resto de candidatos de Cambiemos fue muy evidente ya que comenzaron a prometer y asegurar que defenderían medidas y leyes a las que se opusieron y votaron en contra tanto en el Congreso, como en los platós de televisión. Negaron haber dicho lo que dijeron durante años y envolvieron a sus candidatos en papel de regalo y globos de colores, rebajando la gestión pública a una mera fachada marquetinera, aunque eso no pareció espantar a sus votantes.

Jujuy y el Parlamento

No fue una sorpresa que en la provincia de Jujuy perdiera el Frente Para la Victoria, pese al trabajo de la Túpac Amaru, el candidato a gobernador del espacio representaba al viejo caciquismo peronista y venía acompañado de una gestión pobre. La Túpac Amaru es, además, una de las organizaciones más estigmatizada por los medios de comunicación y fueron víctimas de campañas difamatorias muy fuertes en los últimos años, casi siempre dirigidas por quien ahora gobernará la provincia, el candidato radical Gerardo Morales, que llegó al poder a través de una lista peronista, en una muestra más del travestismo de algunos candidatos.

La conformación del Congreso también se definió el domingo 25 de octubre. La Argentina cuenta con dos cámaras nacionales, una de senadores con 72 miembros y una de diputados con 257. El oficialismo con los resultados de este domingo ganó 3 senadores y contará con 43, Cambiemos perdió 3 y tiene ahora 16, el peronismo disidente cuenta con 10 y los otros 3 son partidos minoritarios. Entre los diputados se dio un fuerte cambio, el oficialismo perdió la mayoría y queda como primera minoría con 107 diputados (antes tenía 131), Cambiemos pasó de 64 a 93, UNA (la Alianza del peronista Sergio Massa) 30, 5 tiene Progresistas y la izquierda troskista suma otro diputado y llega a 4 para el Frente de Izquierda y de los Trabajadores. Hay otros 18 que representan a partidos provinciales y que han votado tanto a favor como en contra del gobierno en los últimos tiempos.

Para destacar en esta nueva conformación la consolidación de un bloque propio dentro del FPV de diputados de La Cámpora, agrupación juvenil comandada por el hijo de los presidentes Néstor y Cristina, Máximo Kirchner y donde también militan el actual ministro de Economía Axel Kicillof, nietos recuperados como Juan Cabandié u Horacio Pietragalla y diputados como Andrés “Cuervo” Larroque y Mayra Mendoza, entre otros.

Scioli contaría con una presencia fuerte en ambas cámaras como para poder llevar adelantes sus políticas públicas. Macri si bien no contaría con el aval de los legisladores, podría continuar con su estilo de decretos y vetos que utilizó en su gestión capitalina.

Un hecho a tener en cuenta es que en caso de imponerse Macri en el balotaje, la fuerza Cambiemos contaría con el manejo de los mayores presupuestos de la historia, ya que además de manejar los 3 bancos públicos más importantes del país (Nación, Provincia y Ciudad), manejarían el Banco Central de la Argentina y empresas estratégicas como YPF, Aysa, Aerolíneas Argentinas, entre otras. Ningún gobernante antes tuvo tanto poder económico y lo que es más peligroso, conociendo los antecedentes de la Argentina, tanta capacidad privatizadora y para endeudar al pueblo argentino.