Cuando aún no estaban los resultados que se consideran tendencia, alrededor de las 22 horas, Daniel Scioli (FpV) lanzó un discurso que, a juicio de la mayoría de los analistas era la apertura de la campaña por la segunda vuelta. Lo cierto es que lanzó guiños a todos los sectores políticos, en un tono moderado y no tan peronista. Pero ¿de dónde puede obtener votos?

El revés del Frente para la Victoria en la provincia de Jujuy es parte de esta catástrofe inesperada que ha sufrido el oficialismo pero el golpe más fuerte ha sido el sufrido en la provincia de Buenos Aires, el mayor distrito electoral del país. La performance de Aníbal Fernández ha sido decididamente pobre, por motivos que aún no están claros. Se dice que su perfil “es chabacano”, que “es hábil para responder ataques pero no formula propuestas”, que “su triunfalismo es contraproducente”, etc. Por nuestra parte, creemos que lo que falló fue la relación con los intendentes, que son una suerte de señores feudales a los que hay que convencer con apoyos concretos, léase, apoyo financiero y obras financiadas desde la gobernación para el feudo. Por otra parte, muchos de los que “arreglaron” con Scioli son francamente impresentables. Evidentemente, la soberbia es mala para la visión de la realidad porque no deja ver lo que sucede aunque esté frente a los ojos.

Sergio Massa también obtuvo un buen resultado y, en su discurso a la militancia, también habló de cara al balotaje presidencial en el que no participará. Reiteró los principales ejes de su campaña e hizo alusión a sus 43 años, señalando elípticamente que tiene un horizonte temporal más largo que otros posibles candidatos, por lo que puede esperar. Refiriéndose a su “rol y a su responsabilidad” en esta circunstancia habló de construir un “cambio positivo e inteligente” -casi textualmente un apoyo a “cambiemos”, la alianza que sostiene a Macri-. La primera impresión es que si se aceptan los ejes programáticos que explicitó, habrá un documento de su frente “Unidos por una nueva Alternativa” dando el apoyo a quien los sostenga. Mencionó la palabra “cambiemos” -el slogan de Macri- y parecía más próximo a ese candidato y a ese espacio. Pero aún no hay una decisión.

¿Quién ganó? Mauricio Macri ha cumplido sus objetivos: ir a la segunda vuelta y crecer en votos y en porcentaje. Más que eso, con el 81 % de los votos, es -algo impensable- alcanza los mismos números que el favorito. ¡Empate! También es quien tiene posibilidades de captar más votos del tercero que su oponente. Es próximo ideológicamente a Sergio Massa y éste dio a entender que está más cerca de él que de Scioli. Es duro decirlo, pero indudablemente la derecha ganó este 25 de octubre y no hay nada seguro en estos momentos de cara al 22 de noviembre.

Scioli, que empata el primer lugar, ha perdido. Sus votos no han crecido con relación a las primarias y no tiene un sector seguro del cual obtener más apoyo. Insistimos que son datos provisorios que pueden cambiar esta misma noche, pero las cifras están tan próximas que el análisis es el mismo.

Los periodistas enrolados en la oposición sostenían que el principal derrotado era el kirchnerismo duro, razonando que Scioli tiene un caudal de votos propios a los que no se sumó lo esperado de parte del oficialismo ni en militancia ni en votos.

El proyecto de Néstor Kirchner de ampliar hacia la izquierda su frente político se congeló hace tiempo y fue reemplazado por un proceso de endurecimiento expresado en la falta de matices: “el que no apoya está en contra”, “el apoyo de los sectores de izquierda debe ser incondicional, no hay lugar para apoyos críticos”. En paralelo, el crecimiento de la agrupación juvenil “La Cámpora” desató una interna generacional que ha dejado heridas.

Nos apresuramos a consignar que este cuadro de situación no es irreversible: puede invertirse y seguramente ese será el trabajo a realizar por el Frente para la Victoria en el mes que media hasta la segunda vuelta. Pero, lo dijimos en una nota anterior, no será fácil.