Los mismos hechos, una narrativa diferente

El cinturón de guerras civiles en continua erupción alrededor de Europa no es casual sino construido intencionalmente por los Estados Unidos y sus aliados a partir de la caída del Muro de Berlín.

El desmantelamiento unilateral por parte de la ex Unión Soviética del mundo bipolar que prevaleció desde 1945, tuvo un tremendo efecto estratégico para Estados Unidos y Europa, y también por cierto para el resto del mundo

La justificación de protectores del “mundo libre” por parte de Estados Unidos y sus políticas de contención del comunismo carecieron de pronto del pivote que las justificaba.

Rusia con la Perestroika entró en rápida transformación, liberalizo su economía, alentó el desarrollo de la sociedad civil incluidos nuevos partidos políticos, dejó en libertad a sus colonias en Asia y Europa Central y realizó cambios estructurales, mientras abría sus mercados y su buena disposición hacia el resto del mundo declarando unilateralmente el “fin de la Guerra Fría”.

Tal como un eje rodante que súbitamente pierde una rueda, frente a estos cambios inesperados Estados Unidos tuvo que regresar al tablero de diseño. “Humm…, esto no está bien” pensaron los “think tank” en Washington, mientras se proclamaban al mundo como “ganadores de la Guerra Fría”…Pero, ¿en verdad ganadores? Porque los cincuenta años anteriores habían sido en efecto muy buenos años para el poder dominante.

Las instituciones financieras de Bretton Woods le habían permitido al dólar norteamericano reinar con total supremacía sobre el resto del mundo. No se realizaba ninguna transacción internacional que no fuera en dólares. Nadie sabía cuantos miles de millones de dólares circulaban en el Sistema Monetario Internacional, salvo la Reserva Federal. El costo de las guerras internacionales por el único poder real eran financiadas en realidad por el resto del mundo, puesto que todo lo que América necesitaba hacer era imprimir. Con el control monetario y las instituciones financieras internacionales, las armas más poderosas, los más grandes bancos y corporaciones… ¿quién necesitaba ya colonias en estos tiempos de banca globalizada y cajeros automáticos?

Se les explicó a los viejos poderes coloniales que debían dejar en libertad a sus colonias en Asia y África pues los tiempos habían cambiado y el Nuevo “Estado Sheriff”, representando las fuerzas del bien y conteniendo las del mal, se estableció sobre un mundo que comenzaba a globalizarse.

Europa se lamió sus heridas e inició su lenta y consistente reconstrucción debiendo adquirir bienes de capital, finanzas, armas y tecnología del único poder existente.

Desde luego esta ayuda generosa requería obediencia política y el pago de obligaciones, es decir, una correcta relación entre señor y vasallo.

¡Y funcionó tan bien durante unas cuantas décadas..! En solo cincuenta años el PIB de América creció en más de 600% consolidando su posición como el mayor del mundo, mientras sus corporaciones dominaban la economía mundial.

Pero la vieja Europa, cuna de civilizaciones, incluida la norteamericana, con más de siete mil años de historia, finalmente comprendía luego de la Guerra más sangrienta en la historia humana que debía inevitablemente unirse. Ese fue el mensaje de los pioneros fundadores de la Unión contenido en el Tratado de Roma de 1957 dando origen a la CEE al año siguiente.

El Proyecto común progresó en las décadas posteriores, y la necesidad de una unión monetaria y política, al igual que la ampliación territorial cubriendo todas las naciones de Europa –incluida un día Rusia–, ganaba claridad en las cabezas de sus promotores más activos.

Con la caída del muro de Berlín y la unificación de Alemania, el fortalecimiento de Europa ganó impulso.

Hoy el PIB de Europa es aproximadamente el 20% mayor que el de Estados Unidos, si hubiéramos de incluir el de Ucrania, Rusia y demás naciones de la Antigua URSS alcanzamos un PIB de 40% superior al norteamericano. ¡Humm…, esto es preocupante!

Esta Europa amplia, con una moneda internacional propia, estructuras políticas y administrativas, avanzada tecnología, energía eficiente y una de las mejores industrias en el mundo, se convierte de este modo, una vez más, en uno de los mayores operadores en el nuevo orden internacional. Lo que es más importante con una población de más de quinientos millones de habitantes con un alto nivel de educación y cultura…, ochocientos millones si hubiéramos de incluir a la ex URSS, es decir, tan importante como EUA y China.

Porque en realidad ¡es la gente la que crea riqueza! Y dicho sea de paso, todo lo demás. Este es el secreto más oculto de nuestro tiempo. La falacia de, que los mercados crean riqueza; que los gerentes crean la riqueza; que los inversionistas crean la riqueza; que las bolsas de valores crean riqueza; si hay algo de verdad en esto, es sólo hasta cierto punto. Pero ¿quien creó la riqueza de China por ejemplo? la segunda mayor economía en el mundo actual.

Ni créditos, ni gerentes, ni mercados ni inversionistas. China, quedó exhausta y en la miseria luego de la unificación en 1949. Debieron acarrear piedras con las manos desnudas para construir los grandes diques necesarios para generar energía y cultivar la tierra. Sí, fue la gente de China, trabajando con sus propias manos quienes hicieron de China lo que es hoy día. Es cierto, una civilización antigua con gran sentido de su historia y de su cultura, pero fue, su gente.

No cabe discusión de que es la gente quien crea la riqueza… y una pequeña minoría de entre ellos la que intenta robarla, concentrarla y usarla para dominar y controlar a la amplia mayoría que la creo en primer lugar, mientras se acreditan el “mérito de su hazaña”.

Y similares ejemplos encontramos en todas las regiones y culturas. Pero parece que nos hemos desviado de nuestro tema.

¿Es acaso pura casualidad que inmediatamente después del fin de la Guerra fría un cinturón de guerras civiles ha sido creado sistemáticamente por diferentes gobiernos norteamericanos en el Oriente Medio y África del Norte? Guerras entre sectas del Islam que vivieron juntas en relativa paz durante siglos. Guerras en las que la intención parece ser la de crear anarquía y mantenerlas en erupción continua, por tanto tiempo como sea posible. Guerras dirigidas hacia la población civil y la unidad del estado nacional en lugar de objetivos militares. Estos conflictos han sido instigados por las intervenciones militares Estados Unidos y sus socios. No se requiere ser inteligente para comprender que la destrucción de residencias e infraestructura y el asesinato indiscriminado de la población civil termina produciendo migraciones masivas. Que la destrucción de la religión y la cultura va a producir reacciones extremas, particularmente entre los más jóvenes.

¿Dónde va a emigrar la gente en busca de supervivencia y una vida mejor y más segura? Y ¿dónde van a proyectar su violencia y afán de venganza aquellos que lo han perdido todo? Pues no sobre Estados Unidos obviamente sino sobre Europa. Europa está conectada culturalmente, históricamente y por proximidad geográfica con el cinturón de guerras.

La estrategia está destinada a desestabilizar Europa, a crear inseguridad, a crear divisiones entre los Estados de Europa. Está destinada a crear un estado de pánico que enlentezca la integración de Europa y su desarrollo y que genere pretextos para fortalecer la OTAN utilizando recursos masivos en gasto militar…, 2% mínimo del PIB de Europa es el compromiso exigido. Probablemente alrededor de 500.000 millones de euros…, ¡no necesitamos siquiera preguntar dónde hay que comprar las armas! El presidente Obama se hizo fotografiar con motivo de la reunión de G7 en 2014, cuando la Guerra en Ucrania se intensificaba, rodeado de aviones de combate y sus arsenales de bombas, mientras advertía a los europeos acerca de la necesidad de gastar un mínimo de 2% de PIB en defensa.

¿Y qué con Ucrania y la relación entre Rusia y Europa?

¿Fue acaso en defensa de la “democracia” que se orquesto un golpe de estado con minorías neo Nazis y anti rusas en Kiev a fin de forzar un conflicto con Rusia? La retórica proveniente de la plaza de Maidan era tan étnicamente anti rusa que forzó una acción protectora en Crimea base de la flota del Mar Negro con absoluta mayoría étnica rusa y en Donbass con amplias mayorías de población rusa.

Una guerra en la puerta oriental de Europa acompañada de sanciones y embargos afectando el flujo de energía hacia Europa. Sanciones con costos masivos para Ucrania, Rusia y Europa.

Hoy la economía de Europa está aplastada, la situación de seguridad es la más seria en la historia reciente. Las migraciones masivas aplican tal presión que sus consecuencias podrán durar años con un enorme costo humano y económico.

Esta secuela de eventos sin precedente no puede ser atribuida a la torpeza de Washington. ¿Cómo podría atribuirse al más grande poder en el mundo durante los últimos 70 años, que ha regido con total supremacía y sin desafío, como podría atribuírsele una política tan errática y por un período tan prolongado? Esta ha sido y es una estrategia intencional y múltiple, destinada a subordinar y enlentecer a Europa. Implementada de manera sistemática y brutal a costa de millones de civiles en el mundo musulmán.

La estrategia es de naturaleza tan agresiva y virulenta con un costo humano y económico tan enorme que aun los más vacilantes e ingenuos entre los políticos europeos deben a esta altura adoptar una posición coherente frente a la misma.

  • La OTAN debe suspender toda intervención militar. Deben iniciarse de inmediato discusiones entre las naciones de Europa destinadas a enfriar las guerras en Medio Oriente y el Norte de África, con participación de Arabia Saudita, Irán, Egipto y Rusia.
  • Implementación plena de los acuerdos de Minsk con total compromiso de Alemania, Francia Ucrania y Rusia al tiempo que se levantan las sanciones comerciales (excluidas las armas).
  • Una política común de seguridad e inmigración debe ser definida, capaz de responder adecuadamente a la situación de emergencia.

Los líderes de Europa deben reflexionar recordando que no se representan a ellos mismos sino a más de quinientos millones de personas en la región.