El 13 de junio, hace un mes, Barcelona estrenó equipo de gobierno con 10 regidores (de los 41 que forman el pleno del Ayuntamiento) y una alcaldesa, Ada Colau (primera mujer que ocupa la alcaldía de Barcelona), todos ellos miembros de una nueva formación política; “Barcelona en comú”. Se trata de una candidatura de confluencia entre los partidos “Iniciativa per Catalunya i Verds” (fuerza ecosocialista), “Esquerra Unida i Alternativa” (formación de izquierdas), Podem Barcelona (nueva formación que propone una democracia participativa), “Procés Constituent” (movimiento social que promueve el independentismo de Catalunya) y Equo (nueva formación en defensa de la sostenibilidad, la democracia participativa y la justicia social).

Con el lema “si no haces política, otros la harán por ti”, un punto importante del programa ha sido la relación con los vecinos y el ejercicio de la democracia directa sobre cuestiones importantes.

Durante el último año han venido realizando encuentros en los barrios para conocer las propuestas y las dificultades de los vecinos. En junio se celebró uno de estos encuentros en el bario del “Poble Sec”, en una plaza con unos 300 vecinos. La alcaldesa, tras haber ganado los comicios municipales, explicó las dificultades que aparecen después de ganar las elecciones “todos te hablan de las dificultades durante las elecciones, pero nadie te explica que pasa después”

Gerardo Pisarello, segundo de la coalición, comentó como la concentración de poder en pocas manos a nivel mundial conduce a una crisis de civilización y pone en peligro la continuidad de la especie humana. “Esto no se puede cambiar desde un pequeño ayuntamiento de una ciudad del sur de Europa, pero si obliga a aquellos preocupados por el tema, a hacer lo posible para cambiar esta situación”. El equipo planteó un nuevo acuerdo social a favor de la mayoría de los ciudadanos y reclamaron la participación de los vecinos y vecinas en la gestión municipal.

Tras los discursos se abrió un turno de preguntas de los asistentes a los regidores, entre otros, un padre de familia desahuciado de su casa preguntó si podía tener esperanza en que la situación mejorase, la asociación de prevención al suicidio pidió un plan de prevención e informó que el año pasado se produjeron 300 suicidios, varios vecinos solicitaron un espacio social autogestionado (el antiguo teatro Arnau), otros reivindicaron bajar el precio del transporte público (uno de los mas caros de Europa) o la actuación sin violencia de la policía municipal.

Los regidores plantearon la puesta en marcha de un plan de choque contra el paro y la pobreza, así como detener los desahucios en situaciones de precariedad y aplicar multas a las entidades financieras que mantengan viviendas vacías, la garantía de una renta ciudadana, o desarrollar un transporte asequible y medio ambientalmente sostenible o recuperar los servicios de agua y energía como bienes comunes (en este momento privatizados), establecer una moneda local para uso en comercios de proximidad que favorezca el desarrollo del comercio local. Según palabras de Pisarello “su propósito es contribuir a un cambio de civilización, un cambio de economía centrado en la cooperación y en la colaboración”.

Durante el mes de julio la alcaldesa, Ada Colau, y el regidor de distrito Josep María Montaner, participaron en otro encuentro en el barrio del “Besós” con unos 300 vecinos y vecinas. En este debate se abordaron también los principales problemas que afectan al barrio, como desocupación, situación de los inmigrantes, la dificultad de acceso a la vivienda y los desahucios.

Otro de los temas que ha abordado el gobierno municipal es la elección directa de los consejeros de distrito; esta es una reivindicación vecinal histórica que persigue que los barrios puedan tener mejor representación en el ayuntamiento. Las candidaturas han surgido de un proceso participativo en los diferentes barrios; cada barrio ha elegido a dos candidatos (un hombre y una mujer), los próximos días 16, 17 y 18 de julio se realizará la votación por los vecinos y vecinas.