Aprovechando que termina Ramadán, hemos querido acercar a nuestros lectores el significado del mismo a través de una larga conversación con Raúl González Bórnez, licenciado en Ciencias Islámicas por la Universidad Internacional Al-Mustafa de Qom, Irán. Hoy, 16 de julio, para los musulmanes es el último día del sagrado mes de Ramadán del año 1436 de la hégira lunar.

 

¿En qué consiste Ramadán?

Ramadán es el noveno mes del calendario lunar , calendario que cuenta con 11 días menos que el calendario solar de 365 días por lo cual su comienzo va adelantándose cada año y eso le hace rotar a lo largo de todas las estaciones. En ese mes sagrado, Dios nos ha ordenado ayunar durante sus días, desde que se ve en el cielo la primera luna del mes hasta que se vuelve a ver la primera luna del mes siguiente o, si no fuera posible, hasta completar los treinta días. Dice el Sagrado Corán:
Es el mes de Ramadán, en que fue revelado el Corán como dirección para las gentes y como pruebas claras de la Dirección y del Criterio. Y quien de vosotros esté presente ese mes, que ayune en él. Y quien esté enfermo o de viaje, un número igual de días. Dios quiere hacéroslo fácil y no difícil. ¡Completad el número señalado de días y ensalzad a Dios por haberos dirigido! Quizás, así seáis agradecidos. (Sagrado Corán, 2:185)

 

¿Quiénes lo hacen?

En principio el Mensaje de Dios contenido en el Sagrado Corán va dirigido a toda la humanidad, aquellos que lo reconocen se hacen llamar musulmanes y aceptan voluntariamente seguir los mandatos coránicos, ayunando por tanto durante los días del mes, desde que comienza a amanecer hasta que el Sol se ha ocultado.

 

Te escuchamos hablar de “tres almas”, te hemos escuchado decir que el ayuno te da alas, que la práctica del ayuno te da algo que no estás dispuesto a perder, ¿Qué consecuencias tiene el ayuno?

A nivel físico, el ayuno supone una purificación del cuerpo con repercusiones múltiples en la salud corporal y mental, ya que no solamente sirve para quemar grasas y equilibrar la tensión arterial, sino que, al implicar un cambio de los hábitos reactiva los mecanismos neuronales y combate eficazmente la senilidad y el alzhéimer, por hablar de los fenómenos estudiados, aunque no se debe descartar que tenga muchos otros efectos benéficos que todavía no han sido estudiados. Por eso dijo el Mensajero del Islam: «Ayunad. Sanaréis.»

 

¿Y a nivel psicológico?

A nivel psicológico, el ayuno tiene un efecto evidente en la subida del tono, ayuda a fortalecer la voluntad, la seguridad en uno mismo y la capacidad de resistencia ante la adversidad, así mismo, sensibiliza a las personas ante las dificultades que padecen cotidianamente los más desfavorecidos y contribuye a crear sentimientos de solidaridad con quienes padecen cotidianamente situaciones no deseadas de carencias alimenticias y dificultades.

 

Suponemos que los «beneficios» más importantes, y que dan sentido a todo, son a nivel espiritual…

Desde luego a nivel espiritual, el ayuno ejerce una influencia notable, transportando gradualmente a la persona que lo practica a otro nivel de conciencia, abriendo para ella el umbral de la auto inspección, de la reflexión íntima, del balance de los comportamientos personales a lo largo de todo el año y conectándole con su ser más elevado, más sutil, al que normalmente a lo largo del año tenemos más descuidado.

El ayuno, supone, no solamente privarse de comer, beber, fumar y sexo durante el día, sino también mantener una actitud de recogimiento interior, limitando al máximo el habla, la vista, el oído y, en general, las sensaciones que tienen que ver con el ejercicio de los sentidos corporales, sino también la abstención de actitudes morales dañinas a las que habitualmente no prestamos la suficiente atención.

Por ello, dijo el Mensajero de Dios: «Cinco son las cosas que rompen el ayuno: la mentira, la maledicencia, la calumnia, el jurar en falso y el codiciar los bienes materiales.»

El ayuno del mes de Ramadán es fundamentalmente un ejercicio de introspección espiritual. El Mensajero de Dios dijo:
«¡OH gentes! Os ha llegado el mes de Dios Altísimo lleno de bendiciones, clemencia y perdón. Un mes que ante Dios es el mejor de los meses, sus días son los mejores días, sus noches las mejores noches, sus horas las mejores horas. EL mes en el que habéis sido invitados a ser los huéspedes de Dios y a recibir la generosidad divina. Vuestra respiración en este mes es invocación divina, vuestro sueño es adoración, vuestros actos os son aceptados y vuestras súplicas son respondidas. Así pues, pedidle a vuestro Señor con una intención sincera y un corazón puro. Pedidle que os facilite resistir en vuestro ayuno y recitad Su Libro sagrado porque, en verdad, infeliz será quien se haya privado del perdón de Dios en este gran mes. Y recordad con vuestro hambre y vuestra sed el hambre y la sed que habréis de soportar el Día del Juicio Final. Dad limosnas al pobre y al necesitado. Respetad a vuestros mayores y tened misericordia con vuestros pequeños, visitad a vuestros familiares y proteged vuestras lenguas y apartad vuestras miradas y oídos de lo que es ilícito. Sed tiernos con los huérfanos de los demás, porque de esa manera los demás serán tiernos con vuestros huérfanos. Arrepentíos de vuestros pecados y alzad vuestras manos para suplicar cuando llegue el tiempo de la oración, porque, en verdad, esas son las mejores horas, en las cuales Dios Altísimo mira a Sus servidores con una especial misericordia y les responde cuando ellos Le confían sus corazones y cuando Le suplican y Le invocan….
¡Oh gentes! Ciertamente, las puertas del Paraíso están abiertas en este mes. Pedid a vuestro Señor que no las cierre. Las puertas de los infiernos permanecen cerradas en este mes. Pedid a vuestro Señor que no las abra para vosotros. Los Demonios están encadenados en este mes. Pedid a vuestro Señor que no os persigan…».

 

Decías que el Islam es el gran desconocido…

Desconocido incluso para la mayoría de quienes se llaman a sí mismo musulmanes.

Islam significa, rendición, rendición ante los mandatos divinos. Significa reconocimiento de que hemos sido creados y de que Dios es el Creador de los cielos y la Tierra y de todo lo que hay entre ambos. Reconocimiento de que en un Día señalado seremos levantados de nuestras tumbas y juzgados por lo que hayamos hecho en este mundo y, por tanto, esfuerzo en la senda del bien.

 

Te hemos entendido que, del mismo modo que en el Cristianismo se dice que Dios es Amor, en el Islam se puede decir que Dios es Justicia…

Entendemos, al leer el Sagrado Corán, que el mensaje fundamental del Islam es un mensaje de justicia. Pero la justicia no como un fin en sí mismo, sino como un medio para que el ser humano puede desarrollarse en libertad, ya que no existe verdadera libertad en una sociedad donde no está garantizada la justicia, y alcanzar su plenitud, su perfección como ser humano.

El Islam es solamente el último mensaje del Dios Único para la humanidad. Es el mensaje que viene a corroborar los mensajes de los profetas de Dios anteriores, a limpiarlos de sus adulteraciones y a completarlo.

Todo ello está en el Sagrado Corán. Todo ello tal y como fue revelado al Profeta del Islam por el ángel Gabriel en lengua árabe, sin que falte ni sobre una sola coma. Un libro milagroso. Un milagro eterno hasta el fin de los tiempos. Que contiene las respuestas a todas las preguntas que se hace la humanidad en cada nueva generación, hasta el final de los tiempos. Pero que pocos leen y muchos menos reflexionan sobre sus palabras.

 

Has dicho que el Libro (el Corán) es una guía para ordenar el mundo ¿Contiene es una respuesta estructural a la existencia de un ser humano? ¿Es una guía de vida?

Es, por supuesto, no una guía para ordenar el mundo, sino la guía para ordenar el mundo, para ordenarse uno mismo y para ordenar sus relaciones con los demás y con lo trascendente. Pero la humanidad hemos perdido el camino que lleva a las estrellas hace mucho tiempo y no sabemos bien lo que andamos buscando.

 

“Dios está en Todo”, decías. ¿consideras que si esto lo viviéramos, lo haríamos de un modo muy diferente?

No solamente Dios está en todo, sino que no existe más realidad que Dios. El mundo de la multiplicidad no es más que manifestación de la Unidad. Nadie puede dar lo que no tiene. Del caos no puede surgir el orden. El orden existente es manifestación del Orden supremo. Es como si Dios fuera un mar inmenso. Las olas de ese mar no son más que simples manifestaciones del mar. Antes de las olas, durante las olas y después de las olas no ha habido más que mar. Pero los seres humanos no vemos más que las olas y no damos realidad más que a las olas. Por eso, se ha dicho que la mayor y la más oculta de las idolatrías es la idolatría del ego.

Dios, en su infinito amor, nos ha querido diferenciar del resto de la creación y nos ha creado libres para que nuestra opción por el bien merezca mayor recompensa y elevación que la de los propios ángeles y nos ha enviado a los profetas para enseñarnos a hacer un buen uso de esa libertad en la que nos ha creado.

 

Relacionado con lo anterior, has dicho “cuando uno sale de la vía divina, va al extravío”

Alejarse de las enseñanzas divinas es caminar desde la guía hacia el extravío. Por eso podemos decir que nuestra sociedad actual, que ha abandonado a Dios al final de la Edad Media, y ha entronizado al ser humano como referencia para el ser humano mismo, se ha ido extraviando durante estos quinientos últimos años hasta llegar al punto de desconcierto y de extravío y de locura actual, en el que no sabe quién es, ni para qué está en este mundo, ni hacia dónde se dirige.

La respuesta a todas esas preguntas fundamentales, de las que el resto de las preguntas son hijas, se encuentran en el Sagrado Corán. EL Sagrado Corán no pertenece a los musulmanes, pertenece a la humanidad entera, pero la mayoría no reflexiona.

 

¿Qué pasa con las otras religiones, empezando por las que tienen el Libro? ¿Qué pasa con las personas que no reconocen vuestro Libro?

Solamente existe una religión. Porque religión es aquello que nos une nuevamente con la fuente de la que procedemos. Lo que llamamos religiones no son más que el remanente de los mensajes divinos traídos por los profetas a la humanidad a lo largo de los siglos. Un solo Dios y un solo mensaje divino.

Quienes no reconocen en el Sagrado Corán el Mensaje divino que dicen seguir, o bien no conocen el Corán o bien no han entendido el mensaje, lo esencial del mensaje de su profeta. Son nuestros hermanos. Todos los seres humanos son nuestros hermanos, si tienen fe o si no.

Por ello, aquellos que hoy, disfrazados de musulmanes, se dedican a asesinar a todo aquel que no cree en sus doctrinas aberrantes, solamente pueden ser considerados como demonios asesinos, enemigos totales del mensaje de Dios para la humanidad.

 

En este momento histórico tan convulso ¿Qué se puede hacer para ayudar?

Si queremos ayudar, tenemos que comenzar ayudándonos primero a nosotros mismos, porque ¿Cómo puede un ciego guiar a sus semejantes?.

Hemos necesariamente de pararnos un instante y preguntarnos a nosotros mismos:
¿Qué estoy haciendo con mi vida?
¿Qué estoy haciendo en este mundo?
¿A qué he venido?
¿Hacia dónde me dirijo?

Y mientras las respuestas a esas preguntas no estén claras como una mañana clara que surge tras la noche oscura del alma, no podremos ayudar, ni a nosotros mismos ni a los demás. Y, aunque parezca que estamos trabajando por los DD.HH. y por la humanidad, no estaremos sino colaborando a incrementar el sufrimiento.

Solamente un corazón que ha encontrado su paz interior puede transmitir paz a sus semejantes y a toda la creación.
Por ello, lo primero, la tarea más urgente es que cada uno de nosotros se encuentre a sí mismo. Eso es posiblemente lo que significa lo dicho por nuestro señor Jesús hijo de María Virgen, la paz de Dios sea sobre ambos: «¡Abandona todo lo que tienes y sígueme!»