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Por Pablo López

Wikileaks ha publicado un manual confidencial militar de contrainsurgencia de EE.UU. llamado “Técnicas y Procedimientos de Tácticas de Defensa Interiores en el Extranjero para Fuerzas Especiales” (1994,2004), que podría resumirse como “lo que aprendimos sobre el manejo de escuadrones de la muerte y el apoyo a gobiernos corruptos en Latinoamérica y cómo aplicarlo en otros sitios.”

Su contenido define la historia de Latinoamérica durante gran parte del siglo XX, mostrando a las claras cual ha sido la doctrina de EE.UU. para mantener las dictaduras, militares y civiles, que servían a sus intereses.

Las operaciones tienen el propósito de sostener a un gobierno “amigo” que enfrenta una revolución popular o insurgencia guerrillera y son encubiertas debido a la impopularidad del gobierno que está siendo apuntalado. El manual propugna el entrenamiento de paramilitares, la vigilancia generalizada, la censura, el control de la prensa y restricciones a los sindicatos y partidos políticos. Propone directamente allanamientos sin mandato judicial, la detención sin acusación, y bajo diversas circunstancias la suspensión del habeas corpus. Aboga por el empleo de mercenarios para realizar sabotajes, y el procesamiento de opositores y sindicalistas por terrorismo; realizar operaciones de falsa bandera; ocultar los abusos de derechos humanos ante los periodistas; y defiende repetidamente el uso de subterfugios y “operaciones psicológicas” (propaganda) para que estas medidas y otras de “control de la población y de recursos” sean más aceptables.

La CIA, presente en las embajadas de EE.UU. bajo la fachada de funcionarios diplomáticos, agregados culturales y asesores diversos, ha estado siempre en el centro de esa estrategia, coordinando las operaciones y entrenando a los escuadrones paramilitares.

Hay ejemplos de sobra, quizá el de mayor brutalidad fue la guerra sucia de El Salvador entre 1980-1992 que causó más de 80.000 muertos en un país de solo 6 millones, el 85% de ellos civiles indígenas. Según un informe de Amnistía Internacional de 2001, las ejecuciones extrajudiciales, asesinatos ilegales, desapariciones y torturas fueron obra del ejército y los paramilitares, entrenados por un equipo de 55 asesores de las Fuerzas Especiales de EE.UU. dirigido por Jim Steele. El mismo James Steele que, junto a otros ex “asesores militares” de las Fuerzas Especiales fueron nombrados asesores de alto nivel durante la guerra de Iraq. (1)

 

Derribando gobiernos populares

Sin embargo, cuando se trata de derrocar un gobierno ampliamente apoyado por su pueblo las tácticas son distintas y los resultados suelen ser a medio y largo plazo. Buenos ejemplos de esto son Cuba, donde por decenios la CIA ha intentado acabar con Fidel Castro y la Revolución, y Venezuela, penetrada por la agencia desde que Hugo Chávez ganó las elecciones en 1999.
La situación que actualmente se vive en Venezuela, así como la distorsionada imagen internacional extendida por los medios de información occidentales, solo se entienden en el marco de la campaña de acoso y derribo iniciada por el gobierno de EE.UU. a través de la CIA desde que Chávez llegó a la presidencia en 1999.
Un poco de historia

Hagamos un poco de memoria: cuando Chávez llega a la presidencia hereda un Estado quebrado, una economía dependiente e improductiva, con más del 70% de la población en niveles de pobreza, y una sociedad estafada por los partidos políticos tradicionales y la oligarquía; el barril de petróleo se vendía a 8 dólares, la inflación estaba por encima del 80%, y estaba en marcha privatización de las principales empresas estatales, incluida Petróleos de Venezuela (PDVSA). Además, Chávez debía gobernar un Estado sobredimensionado, repleto de funcionarios y empleados que mantenían su adhesión a los partidos tradicionales Acción Democrática (AD) y Demócrata Cristiano (COPEI).

Ante este panorama Chávez ideó las dos líneas maestras en las que se apoyará la Revolución Bolivariana: la alianza cívico-militar y la recuperación estatal de las rentas del petróleo.

Por un lado crea el Plan Bolívar 2000, que involucra a 115.000 militares y decenas de miles de civiles, contratados y voluntarios. Mediante este Plan empieza a construir escuelas y viviendas, a reparar hospitales y carreteras, a brindar servicios médicos, a alfabetizar jóvenes y adultos, a promover actividades deportivas y de estudios de oficios. Con este primer plan social, Chávez benefició a la gente más necesitada a la vez que vinculaba las Fuerzas Armadas a los humildes, acelerando así la alianza cívico-militar.

Para financiar los programas económicos y sociales el estado dependía de las rentas del petróleo y para ello Chávez priorizó la relación con la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP): en pocos meses concilió las posiciones enfrentadas de varios miembros de la OPEP, celebró en Caracas, en septiembre de 2000, la 2ª Cumbre de la OPEP desde su fundación 20 años antes, y por fin en 2001 los precios del petróleo iniciaron una tendencia alcista debido a los acuerdos de esa cumbre. Y lo más importante, la OPEP comenzó a librarse del control que EE.UU. había ejercido sobre la organización en los últimos diez años. (2)
En la diana de la CIA

Todo lo anterior situó a Venezuela como enemigo de los intereses de EE.UU., que a través de la CIA y sus dos agencias financieras usadas como tapaderas legales (Agencia del Desarrollo Internacional de Estados Unidos-USAID y National Endowment for Democracy-NED) cuadruplicaron los fondos entregados a sus aliados en Venezuela desde 2001, para fabricar las condiciones del futuro golpe de estado de 2002.

Comenzaron por penetrar las Universidades, tradicionales focos revolucionarios en toda Latinoamérica, captando líderes estudiantiles mediante becas, dinero y financiación de sus organizaciones. Estos líderes son formados por la CIA a través de ONGs y fundaciones como Génesis para la Libertad, se les envía al extranjero, les fabrican un currículum, y se les devuelve al país como referentes de sus respectivos campos, preparados para penetrar las organizaciones estudiantiles y liderar las protestas que la CIA provocará oportunamente. (3)

Ante la desunión de la oposición política, vencida por Chávez en las sucesivas elecciones democráticas, la CIA convirtió a los medios de comunicación, propiedad de oligarcas y grupos transnacionales, en la oposición política de hecho: sin ningún pudor usaron la vieja propaganda de la Guerra Fría y campañas de todo tipo para extender la idea de que Chávez quería “cubanizar” Venezuela, presentando la isla como el origen de todos los males y la antítesis de la libertad, la felicidad y hasta del reino de Dios. (4)

La jerarquía Católica fue otro de los vehículos que utilizó la CIA: sus principales dirigentes se sumaron a las campañas contra el gobierno, y a partir del 2º semestre de 2001 comenzaron a conspirar de cara a participar en el futuro golpe de Estado.
Otras dos organizaciones que desde el inicio se alinearon en el proyecto de golpe de estado fueron la patronal Federación de Cámaras de Venezuela (Fedecámaras) y la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), un sindicato controlado por los partidos Acción Democrática y COPEI.

En este clima, G.W.Bush lanzó en Septiembre de 2001 su cruzada mundial reaccionaria con el pretexto del terrorismo, y Chávez era uno de los enemigos a eliminar, por varias razones: sus posiciones impedían que EE.UU. controlase el petróleo venezolano; logró unir y reactivar a la OPEP; era un mal ejemplo para otras naciones de la región, al desarrollar un proceso político antineoliberal y democrático legitimado por siete elecciones ganadas con amplio respaldo popular; y además era peligroso al estar respaldado por las Fuerzas Armadas.
El golpe de 2002

Desde febrero de 2002 las exportaciones de petróleo fueron saboteadas para crear un enorme déficit e inflación en el país, y al mismo tiempo las huelgas estudiantiles y las manifestaciones orquestadas por los partidos de la oposición se multiplicaron para generalizar la idea de caos y crisis social. Finalmente, en abril de 2002 los empresarios, la jerarquía católica, los partidos políticos de oposición, el sindicato CTV y los medios de comunicación privados de Venezuela convocaron una huelga general indefinida para forzar la renuncia de Chávez.

El plan de la CIA había llegado a su punto culminante, para rematarlo hacían falta unos cuantos muertos para generar una imagen de caos total, y así apoyar a continuación un levantamiento armado que daría paso a un gobierno de transición.
Y así fue: el 11 de abril de 2002 los disparos de francotiradores involucrados en el golpe provocaron 19 muertos y cientos de heridos. De inmediato, líderes de la oposición, empresarios, sectores políticos y sociales, y medios de comunicación privados acusaron al gobierno de haber provocado las muertes. La primera fase del golpe estaba hecha.

En la madrugada del 12 de abril, el Alto Mando Militar venezolano anunció que habían solicitado la renuncia a Chávez y que éste había aceptado por escrito (en realidad había sido detenido y no firmó renuncia alguna, pero sólo se ha sabido porque el golpe fracasó). Ese mismo día se auto juramentó Pedro Carmona como presidente interino.

Su primer acto oficial fue la disolución del Parlamento (Asamblea Nacional), el Tribunal Supremo, el Consejo Nacional Electoral, de todos los gobernadores, alcaldes y concejales, la remoción del Fiscal General, del Defensor del Pueblo, de todos los embajadores y Misiones Diplomáticas, así como la eliminación de las 48 leyes habilitantes, y el cambio de la Constitución. La segunda fase del golpe se había llevado a cabo con éxito (aparente).

La tercera fase consistía en lograr el mayor reconocimiento internacional, pero solo EE.UU., España, Colombia y El Salvador reconocen al gobierno golpista, a pesar de la vergonzosa campaña de los medios españoles y estadounidense en apoyo del golpe (los editoriales de El País y El Mundo de los días 12 y 14 de abril son auténticas joyas del golpismo periodístico). (5)
El resto de países optaron, unos por condenar el golpe, y otros por no reconocer al nuevo gobierno interino.

Sin embargo, el golpe fracasó a las 48 horas porque sus promotores entraron en colisión unos con otros a la hora de repartirse el botín, como suele suceder cuando se involucran tantos intereses. Desde el inicio se impuso la represión y el revanchismo de la ultraderecha y el Opus Dei venezolano, lo que provocó el alejamiento de los militares y del sindicato de trabajadores al sentirse traicionados. Además, miles de simpatizantes de Chávez habían tomado las calles para protestar, y en ese ambiente el general Raúl Isaías Baduel se opuso abiertamente al gobierno de Carmona. Fue el detonante para que miembros leales de la Guardia Presidencial lograsen expulsar a Carmona y sus seguidores, y en la madrugada del 14 de abril regresó Chávez y se restituyó la Constitución y la democracia.

El ridículo de editorialistas, tertulianos, comunicadores, políticos, opinólogos y demás fue total, aunque los más comprometidos enseguida comenzaron a difundir que Venezuela estaba al borde de la guerra civil y que fue un autogolpe promovido por el propio Chávez para reafirmarse en el poder.
La CIA durante el golpe

Está demostrada la participación directa en el golpe del embajador estadounidense Charles Shapiro, que había llegado a Caracas poco antes del golpe. Shapiro es un experto golpista: fue agregado militar en El Salvador y en Nicaragua en los años más duros de la guerra sucia. Estuvo en el Palacio de Gobierno apoyando a Pedro Carmona un día después del golpe. Asimismo, en los meses previos al golpe, James Rogers y Ronald MacCammon estuvieron preparando el terreno como asesores militares desde la embajada de EE.UU., y de hecho la noche del 11-12 de abril estuvieron en Fuerte Tiuna, lugar de detención de Chávez. Ambos eran de la CIA. (6)

 

 

Se repite el esquema desde 2013

Desde el fracaso del golpe de 2002 la CIA ha trabajado en Venezuela sobre la hipótesis de que en caso de ausencia o muerte de Chávez la Revolución Bolivariana caería fácilmente. Es la misma predicción tenían para Cuba y Fidel, y en ambos casos las predicciones fracasaron.

De hecho, tras la muerte de Chávez en marzo de 2013 Maduro ganó contra pronóstico las elecciones de abril a Capriles. Y de inmediato comenzó un nuevo ciclo de operaciones de desestabilización por parte de la CIA, con las tácticas ya conocidas: protestas estudiantiles y manifestaciones cada vez más violentas, desabastecimiento provocado, sanciones económicas, campaña de difamación internacional de los medios occidentales (en este contexto la portada de El País “Sin patatas fritas en los McDonald’s de Venezuela” ha pasado a la historia del humor) (7).

En 2014 el nivel de tensión alcanzó tal grado que era fácil suponer que se estaba preparando el terreno para un nuevo golpe, y efectivamente así ha quedado demostrado. Eso sí, esta vez la ejecución del golpe sería muy distinta.
El golpe de febrero de 2015

El golpe estaba planificado para el 12 de febrero, se conocía como “Operación Jericó”, y contaba con la supervisión del Consejo de Seguridad Nacional (NSC) de EE.UU., bajo la responsabilidad de Ricardo Zúñiga. Este “diplomático” dirigió desde 2009 a 2011 la estación de la CIA en La Habana.

Esta vez EE.UU. utilizaría a sus aliados para ciertos aspectos del golpe: Alemania a cargo de la protección de los ciudadanos de los países de la OTAN durante el golpe, Canadá para el control del aeropuerto de Caracas, Israel encargado de la eliminación de varias personalidades chavistas, y el Reino Unido a cargo de la propaganda de los golpistas.

La acción militar consistía en bombardear , mediante un avión falsamente identificado con las insignias del ejército de Venezuela, el Palacio Presidencial, el Ministerio de Defensa, la dirección de Inteligencia y la sede de TeleSur, la cadena de T.V. multinacional creado por los países del ALBA. Varios oficiales del ejército habían grabado de antemano un mensaje anunciando que habían tomado el poder para restaurar el orden en el país, poder que cederían en cuanto se estabilizase la situación a un gobierno civil de transición encabezado por la ex diputada María Corina Machado.

Para facilitar la coordinación del golpe, María Corina Machado organizó en Caracas, el 26 de enero, un coloquio denominado «Poder ciudadano y Democracia hoy», en el que participaron muchas de las personalidades venezolanas y extranjeras vinculadas a la intentona golpista.

La Inteligencia Militar venezolana estaba vigilando a varios de los participantes como sospechosos de fomentar un complot anterior para asesinar al presidente Maduro, y de este modo descubrieron la ”Operación Jericó”. En la noche del 11 de febrero, los principales líderes de la conspiración y un agente del Mosad israelí fueron arrestados y se reforzó la protección aérea de Caracas. El día 20, las confesiones de los arrestados permitieron la detención de otro cómplice: el alcalde de Caracas, Antonio Ledezma. (8)

El presidente Maduro compareció de inmediato en televisión denunciando a los conspiradores.
Mientras tanto, en Washington, la portavoz del Departamento de Estado calificaba las acusaciones de ridículas y reiteraba las consignas habituales (EE.UU. apoya la democracia…) (9)
Consecuencias del golpe fallido

La verdadera consecuencia del golpe, más allá de las expulsiones de “diplomáticos” americanos involucrados por parte de Venezuela y la contestación de EE.UU. aumentando las sanciones, ha sido la orden presidencial de Obama del 9 de marzo, en la que se dice que Venezuela “constituye una infrecuente y extraordinaria amenaza a la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos”, razón por la cual “declaro la emergencia nacional para tratar con esa amenaza”. Este tipo de amenaza suele preceder a las agresiones militares, ya sean directas como en Panamá, Haití, República Dominicana o Granada, o mediante coaliciones, como la guerra del Golfo, la de Iraq, Afganistán, la operación de Libia.

Tampoco hay que descartar la posibilidad de autoatentados que legitimen una posterior agresión, aquí EE.UU. y la CIA tienen un largo historial, desde la guerra de Cuba contra España, pasando por Pearl Harbor, el incidente del Golfo de Tonkin para justificar la guerra de Vietnam, o los atentados en Italia en los 70 para evitar la victoria comunista en las elecciones. (10)
Parece que EE.UU. ha decidido tumbar al gobierno venezolano por cualquier medio y a corto plazo, estaremos atentos.

 

Referencias
(1) http://www.wikileaks.org/wiki/C%C3%B3mo_entrenar_a_escuadrones_de_la_muerte_y_aplastar_revoluciones_de_El_Salvador_a_Iraq
(2) http://www.ecured.cu/index.php/Golpe_de_Estado_del_11_de_abril_de_2002
(3) Revista Chávez Vive. Entrevista con Raúl Capote ex agente de la Inteligencia Cubana infiltrado en la CIA. “Los planes de la CIA avanzaron mucho en Venezuela” (23/3/2014)
(4) http://es.scribd.com/doc/31356833/El-Rol-de-Los-Medios-en-El-Golpe-de-Estado-en- Venezuela#scribd
(5) http://videotecaalternativa.net/venezuela-cronica-de-un-golpe-de-estado
(6) http://www.theguardian.com/world/2002/apr/29/venezuela.duncancampbell
(7) http://internacional.elpais.com/internacional/2015/01/07/actualidad/1420663349_095074.html
(8) http://www.voltairenet.org/article186818.html
(9) https://firstlook.org/theintercept/2015/03/11/maybe-obamas-sanctions-venezuela-really-deep-concern-human-rights-abuses/
(10) Tim Weiner. “Legado de Cenizas. La historia de la CIA”. Editorial Debate.2007