No hay palabras que puedan describir la tristeza, conmoción e ira que sienten los Japoneses a raíz de la cruel ejecución de los rehenes de esta nacionalidad a manos del llamado grupo “ISIS”.  Intentar comprender el porqué y cómo pasó esto señala un conflicto global y complejo con múltiples estratos que se mezclan con asuntos sin resolver históricos y geopolíticos.  Uno se siente desamparado intentando encontrar alguna explicación o solución sensata.

¿Yo, que llevo una vida común y corriente qué puedo resolver a la pregunta sobre lo que un Japonés debería estar haciendo?

Una de las victimas, Kenji Goto era periodista reconocido que se dedicaba a reportar sobre las zonas desgarradas por las guerras del mundo. Sus reportajes no eran solamente sobre las luchas de soldados y rebeldes, sino también sobre la gente, aquellos ciudadanos que sus vidas fueron destrozadas. A través de sus reportajes, él mostró las atrocidades perpetuadas en las víctimas sin voz y comunicó cuán vacía  era esta violencia.

La violencia no puede ser justificada y no conduce a la paz. La violencia escalada a un nivel mas alto del existente solo genera más gente herida, más vidas perdidas y que más población infantil, que no escogió esta situación, sufra. El Señor Goto frente a esta pregunta gigantesca se dedicó a la reportería sin tregua.

Algunos argumentan que Japón necesita revisar su constitución pacifista y dejar que las autodefensas se involucren en los conflictos del mundo para que Japón pueda conducir un rescate de rehenes, si algo así ocurriera de nuevo en un futuro. ¿Será esta la solución?

Reportajes e investigaciones muestran que la mayoría de los Japoneses están orgullosos de su constitución, la cual establece no usar fuerzas armadas para resolver conflictos. Esta regulación proviene de nuestro propio pasado doloroso que busca no cometer el mismo error nunca más. Es nuestro compromiso sólido, muy sentido, de corazón, practicar la noviolencia, frente a conflictos armados y es un mensaje diplomático poderoso que Japón puede ofrecer al mundo.

Reflexionando en el trabajo del Señor Goto, el país puede tomar una posición en contra de la violencia mientras que cada uno de nosotros puede alcanzar la paz participando en nuestros alrededores. Es allí donde debemos empezar