Por María Muñoz para Inspira

Lo que empezó siendo un grupo de personas comprometidas con el comercio justo y la cooperación internacional se ha convertido en una cooperativa de consumidores, Consumo Gusto, que fomenta al consumo responsable en Huelva y ofrece formación e inserción laboral a personas en riesgo de exclusión social a través de sus servicios de desayunos y comidas para eventos, empresas y particulares.

“Desde hace años el grupo impulsor veníamos trabajando en el ámbito de lo social e impulsando desde la Plataforma Pobreza Cero sensibilización y actividades de comercio justo, que siempre veíamos que tenían muy buena acogida”, explica Begoña Huertas, presidenta de la junta rectora de la cooperativa. En un momento dado decidieron dar un paso más y empezaron a darle formar a un proyecto que precisamente fomentara el comercio justo y el consumo responsable y que además ofreciera formación como cocineros, pasteleros o camareros a personas riesgo de exclusión social. “Nosotros teníamos todos trabajo y creíamos que podía ser una forma de ofrecer empleo y formación a otros”, señala la cooperativista.

Así nació la cooperativa de consumidores, sostenida e impulsada por los socios consumidores, cuyo objetivo es consumir de forma responsable, pero con el fin último de ofrecer una salida laboral a los que lo necesiten. Como cualquier otra cooperativa hay una asamblea anual, y es un junta rectora formada por seis personas quien se encarga de la gestión. “De la junta también forman parte las personas responsables que están al frente de los servicios que ofertamos”, indica la presidenta.

Esos servicios comenzaron centrados en ofrecer productos que comercio justo que fueron ampliando a otros de producción local y ecológica hasta crear un grupo de consumo estable que cada 15 días puede hacer un pedido. “Una persona se encarga de recoger todos los pedidos de los socios, organizarlos y luego se pueden recoger en el mismo local o enviar”, señala Huertas.

Elaboración de desayunos para eventos o jornadas

Luego están los servicios de comida que tienen varias opciones. Por un lado ofrecen desayunos y meriendas para eventos, jornadas, administraciones o empresas que requieren los servicios en un momento dado. “La gran mayoría de los productos proceden del comercio justo o de productores locales y ecológicos porque precisamente en nuestros estatutos consta que estos servicios deben ofrecerse con un mínimo de un 30% de productos de este tipo”, subraya la presidenta de Consumo Gusto. También organizan degustaciones y hacen comidas por encargo para llevar. “La gente empezó demandarlo y nos pusimos a ello”, explica Huertas, quien añade que precisamente están ahora a la búsqueda de un local más amplio, que tenga cocina, y poder ampliar así todos estos servicios.

“Hemos ido haciendo pequeños experimentos, probando y viendo que han ido funcionando nos hemos ido animando a hacer más cosas”, afirma. También ahora han comenzado a trabajar con los Traperos Emaús de Huelva con los que restauran muebles recogidos de la basura. Necesitan un local más grande y para ello han puesto en  marcha una campaña de crowdfunding  para lograr una parte de la financiación.

Entre las personas que trabajan en la cooperativa hay mujeres inmigrantes procedentes de la prostitución, sin recursos, parados de larga duración o personas si hogar. “ Comenzamos con unos perfiles muy concretos pero fuimos ampliando según iba avanzando la crisis”, explica Huertas. Ahora mismo hay una persona que se encarga de los pedidos de grupos de consumo, otra de la tienda física que tienen en Huelva y en el grupo de recogida y reutilización de muebles hay en torno a 11 personas. Cuando deben preparar desayunos o comidas contratan puntualmente a unas cinco o siete personas.

Otra de las patas fundamentales de la Consumo Gusto es la sensibilización. “Además de impartir charlas sobre la importancia del comercio justo, cada vez que organizamos un desayuno nos presentamos a las personas que participan en él y les contamos qué es lo que van a comer, de dónde procede y por qué es importante consumir de forma responsable”, afirma Huertas, quien explica que aunque aún la cooperativa no está consolidada económicamente, “sí vemos que es viable” tras casi cuatro años en marcha. Cada socio que quiere formar parte de ella tan solo tiene que aportar 10 euros y luego lo único que tiene que hacer es “consumir”, como anima Huertas. “Ningún socio recoge beneficios y todo lo que ingresamos es para el funcionamiento de la cooperativa”, explica.

El artículo original se puede leer aquí