Por Roberto Pérez *.-

El ministro asume que hay una crisis. De entrada. No cuestiona lo que dice el periodista. ¡Hay mala calidad en la educación chilena! Más bien deberíamos decir que lo que ellos, los neoliberales, llaman calidad solo se da en algunos pocos lugares de Chile, cercanos a la precordillera de la capital. Lo demás…

Nos quedamos en espera de una dirección, de una movida de timón que produzca efectos importantes para el desarrollo humano, tanto en lo personal como en lo social. Y seguimos esperando. Porque si con los que dejaron La Moneda se sabía que no habría avance, con los recién llegados se hace evidente que hay indecisiones y contramarchas. Porque, además, al ministro se le va la onda, varias veces en la entrevista. Porque no lo escuchamos hablar de lo que ocurrirá en las aulas o con los docentes de nuestro país, porque solo habla de temas
periféricos… y no de los que hacen a la esencia del acto educativo. Por supuesto que no puede hablar de aquello pues no sabe, y parece que sus especialistas poco le han hablado de aquello. El, economista y la subsecretaria, ingeniero…

Entonces nuestros niños/as siguen esperando su oportunidad de pensar con altos niveles de desarrollo. Nuestros niños seguirán esperando por una educación que de respuesta a sus inquietudes e intereses y les permita ver al mundo con ojos brillantes y desarrollar su creatividad, la colaboración y permitirse los errores como parte del aprendizaje. De conocer y cuidar su cuerpo, de aprender a resolver conflictos sin violencia, del aprender haciendo, de aprender a aprender… eso todavía no. Ni siquiera se tocan estos tópicos.

Los jóvenes del mundo de los liceos técnicos, seguirán esperando por mejores herramientas, unas de verdad; por el desarrollo de habilidades personales y profesionales, de aprender a conocerse y aplicar la regla de oro, por aprender a emprender y mirar el futuro con esperanza, de saberse parte de una misión pro país.

Mientras una manga de sostenedores sigue llenándose los bolsillos, muchos de ellos dueños de cadenas de colegios, como si fuera la educación y sus centros educativos locales de comida rápida. Hablamos que este grupo va desde la(s) iglesia(s) pasando por políticos y sus familiares hasta ex torturadores durante la dictadura militar.

¿Y qué hay de los profesores? ¿Seguirán jugando el rol de meros técnicos, aplicando un curriculum sin sentido? ¿Seguirán apostando todas sus fichas al SIMCE y la PSU? ¿Seguirán jugando el juego del Ministerio de Educación? ¿O de la Agencia de Calidad? Ese ministerio que no les defiende cuando el municipio no les paga
su previsión… o ese que se ha hecho cómplice a la hora de cargar sobre los profesores los malos resultados educativos… Seguirán sacando de la sala a ese/a que molesta todo el tiempo… sí, a ese que su madre abandonó la semana anterior dejándolo con su abuela para irse con un novio. O aquella cuyo padre abusa de ella cada vez que llega ebrio. ¿Seguirán trabajando solo para ganarse el pan de cada día? O acaso actuarán como los transformadores que siempre debieron ser, por su propio bien, por el de los miles de niños sobre los que influyen y a favor del desarrollo real en todos los ámbitos humanos en este país. ¿Será que nuestros docentes se la jugarán ahora si por la evolución humana?

Y los directivos. En sus cómodos sillones, ¿se dignarán a asomarse a las salas de clase para observar el ambiente en el que estan “aprendiendo” sus estudiantes? ¿Promoverán la aplicación real del PEI y el conocimiento de este por toda la comunidad? ¿Pondrán en funcionamiento los Consejos Escolares por convicción o harán llenar los formularios solo por cumplir al final del año? ¿Qué harán por enriquecer culturalmente a sus comunidades? ¿Qué harán por el bienestar emocional y social de sus docentes? ¿Qué por detener al avance de la violencia en sus centros educativos? ¿O solo seguirán cambiando su auto por el modelo del año sin importar lo que ocurre allí, en los espacios educativos donde son los responsables máximos?

Y las autoridades del Ministerio o de las nuevas entidades aseguradoras de la “calidad” en la educación: ¿Cambiarán a sus hijos a las escuelitas del sistema público (municipal)? ¿Conocerán este año lo que ocurre en la escuelita de “Chalinga” en Salamanca, o en las escuelitas rurales de Sagrada Familia? ¿Si acaso se reparó o no el liceo que se quemó en Curarrehue? ¿Lo que ocurre en el liceo agrícola de Longaví? ¿O la experiencia de la escuela comunitaria mapuche en Teodoro Schmidt? ¿Con que saberes aportarán a aquellas escuelitas que tienen malos resultados permanentes? Porque esa es su función ¿o no? Ayudar a mejorar los procesos educativos y elevar resultados.

¡El ministro no quiere más universidades de baquelita! ¡Yo tampoco quiero más gatopardismo de las autoridades!

Entonces tengo más dudas que certezas con los que fortalecieron al modelo por cuatro gobiernos seguidos… ¡Ellos mismos autorizaron a esas universidades de bajo nivel! ¡Ellos mismos endeudaron a las familias chilenas! ¡Ellos mismos permitieron la TV basura! ¡Ellos mismos malformaron a los actuales jóvenes educadores!

¡Todo lo que funciona mal hoy es responsabilidad de ellos!

¿Cuáles serán definitivamente los cambios? ¿Serán profundos o superficiales? ¿Responderán a la necesidad de Nueva Educación que resuena por los rincones? ¿Se vencerá al neoliberalismo? ¿Seremos capaces de abrir un Nuevo Horizonte? ¿Estarán las “autoridades” a la altura de los tiempos? Y… ¿nosotros?

Y mientras los actores del sistema no trabajemos en férrea unidad por el desarrollo de nuestras comunidades en todos los espacios (allí estan los Consejos Escolares y los Centros de Estudiantes esperando) no pareciera ser posible modificar el actual estado de cosas. Es necesario asumir la tarea de construir comunidad, de participación activa y resuelta a favor del progreso de todos y para todos. Los estudiantes estan en la calle y necesitan el apoyo y respaldo codo a codo de las familias, los educadores y todos los que anhelan un Proyecto País distinto al que vivimos hoy.

Lo que es cada día más evidente es que de las actuales autoridades no cabe esperar nada.

* Roberto Pérez es educador, Coordinador de Educación del Cehum-Alètheia, Chile. www.cehum.cl – Miembro de COPEHU (www.copehu.org) – http://copehuchile.blogspot.com/