El filósofo y sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos visitó en los pasados días Ecuador desarrollando diversas actividades, fundamentalmente vinculadas con la Universidad de los Movimiento Sociales, iniciativa en la que se encuentra comprometido desde su nacimiento, años atrás.  A continuación, reseñamos una de las charlas de Boaventura, en la Universidad Andina Simón Bolívar.

 El norte global, entendiendo por tal Europa y Norteamérica, agotó su capacidad de enseñar al mundo. Durante cinco siglos las ideas de ciencia y de ciencias sociales salieron de esta parte del mundo, que es una pequeña parte del mundo y que no fue solamente la fuerza de las ideas, sino la idea de la fuerza la que transplantó ese conocimiento a todas partes del mundo. Desde esa mirada, el norte tiene las soluciones y el sur tiene los problemas y el norte, solidariamente, puede ayudar a resolver estos problemas. Esto es lo que ha pasado, en síntesis, durante cinco siglos.

Este paradigma está agotado. No es eficaz, no tiene capacidad de transformarse y traer nuevas ideas y eso se refleja de manera muy directa en los problemas que Europa nos muestra hoy. El pensamiento del norte no tiene mucho que enseñar al mundo hoy. Los estudiantes del sur traen a las universidades del norte las nuevas ideas, los profesores las procesan y las publican… en revistas indexadas, por supuesto.

Quizás este conocimiento que supuestamente estaba para resolver los problemas del mundo, de hecho, no lo estaba. Estaba para garantizar el dominio del mundo por parte del capitalismo del norte global y que en este momento, en un momento de crisis de este sistema global, estos sistemas de conocimiento pierden su eficacia. Y entonces hay una parálisis y una incapacidad de radicalismo.

Estamos en un tiempo donde es casi imposible crear ideas peligrosas. No solamente porque producimos ideas peligrosas en instituciones que no son peligrosas, las universidades, sino por el control que industria, estados y medios sobre el conocimiento: trivializan la peligrosidad de las ideas. El pensamiento libre, crítico, independiente es peligroso para las autoridades, para las estructuras de poder.

La única manera de  reactivar el radicalismo es reencarnar el conocimiento en las prácticas sociales y ahí tenemos otro obstáculo, porque nuestras universidades tampoco están encarnadas en los movimientos sociales.  El conocimiento moderno es un conocimiento separado de una práctica, rehúsa otras prácticas para poder ser “una práctica pura”.

Estas epistemologías del norte no solamente tienen poco que enseñar, sino que no pueden aprender. ¿Por qué? Por sus prejuicios coloniales. Hay un prejuicio colonial muy grande en el norte según el cual, el conocimiento que se produce en el sur tiene dos características que justifican su discriminación: o lo que están haciendo ya lo hicimos o si no lo hemos hecho, es irrelevante. No hay un interés en aprender de estas experiencias en América Latina, Africa o Asia. Pero esas experiencias cada vez parecen más capaces de poder ayudar a transformar el mundo de una manera liberadora y emancipatoria.

Las ciencias sociales construyeron teorías universales a partir de las experiencias metropolitanas, que como sabemos, eran muy pocas. Toda la teoría social del S XIX es basada en la idea de la tensión entre regulación social y emancipación y oculta el hecho de que al otro lado de la línea, en las colonias, la tensión era entre apropiación y violencia… básicamente por la emancipación no era posible. Esta lógica quedó invisibilizado. Por ello, la crítica sociológica que se desarrolla hoy tiene mucho sentido porque hay una gran emergencia de nuevas perspectivas del conocimiento desde condiciones que no son solamente epistemológicas, sino condiciones del mundo. El norte es cada vez más pequeño y el sur global, se va ampliando tanto a través de movimientos y organizaciones sociales, como a través de la tendencia de visibilización de religiones, espiritualidades y conocimientos que quedaron invisibilizados en los siglos pasados.

¿Qué son las epistemologías del sur? Son prácticas de conocimiento y de validación de conocimiento a partir de las perspectivas de los pueblos que han sufrido sistemáticamente las opresiones, discriminaciones, explotaciones del capitalismo, del colonialismo y del patriarcado. Son un conjunto de prácticas de conocimiento a partir de la resistencia. Una epistemología que busca validar conocimientos nacidos en la lucha. Es difícil porque nuestras universidades enseñan el conocimiento de los vencedores, no de los vencidos. Los africanos dicen que durante mucho tiempo la historia fue escrita por el cazador y que es tiempo de que sea escrita por el leopardo.

¿Qué es el sur? No es el sur geográfico, es geopolítico. Dentro del sur geográfico hay un norte: las élites del sur actúan desde la perspectiva del norte. Es un trabajo de resistencia a un paradigma dominante de conocimiento que no permite a gran parte de la población del mundo, representar ese mundo como suyo. ¿Cómo puedo yo, africano, representar a Africa como mia? Si yo no puedo representar el mundo como propio tampoco puedo transformarlo como propio.

La comprensión del mundo es mucho más amplia que la comprensión occidental del mundo. Una de las dimensiones de la injusticia social en nuestro mundo es la injusticia cognitiva. De estas dos  ideas surgen otras dos: la transformación del mundo quizás no tiene que seguir el canon de la transformación capitalista o socialista del mundo occidental, puede seguir otro canon, puede tener otras formas. Pero para encontrarlas, necesitamos tener otros conocimientos que además, ya existen.  Ahí entran las epistemologías del sur. “No necesitamos alternativas en el mundo, hay muchísimas alternativas. Lo que necesitamos es un pensamiento alternativo de las alternativas”.

La realidad no puede ser reducida a lo que existe. Vivimos con existencias, ausencias y emergencias. Las ausencias y emergencias están plenas de posibilidades.