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Con la apertura de los hidrocarburos a la inversión extranjera, una vez aprobada la Reforma Energética, las cuatro mega petroleras globales, ExxonMobil, Chevron, Shell y BP, serán las principales empresas encargadas de la explotación en las aguas profundas del Golfo de México.

Estas cuatro empresas presentan un historial de daños al medio ambiente y a los derechos humanos, mismos que han quedado en la impunidad por su gran poder económico y su injerencia en las decisiones políticas de los países en los que tienen presencia.

El Huffington Post, catalogó a Chevron como una de las empresas menos comprometida con el medio ambiente y con sus trabajadores. Por otro lado, esta misma empresa encabeza la lista de las 10 multinacionales más peligrosas del mundo, según el portal http://apocalisselaica.net/.

En esta lista se señala que entre 1972 y 1993, Chevron (entonces Texaco) virtió alrededor de “18 mil galones de agua tóxica en los bosques tropicales del Ecuador” destruyendo los medios de subsistencia de agricultores y poblaciones indígenas locales. Como si esto fuera poco, la transnacional se negó a cumplir un fallo de la justicia ecuatoriana donde se le obligaba a resarcir el daño ocasionado a 30 mil pobladores de la Amazonia debido a los métodos extractivos que utilizó durante el periodo que va de 1964 a 1992.

En estados Unidos, la comunidad de Richmond California demandó en 1998 a la petrolera por “la disposición ilegal de contaminantes sin haber llevado a cabo el tratamiento de las aguas residuales”, lo mismo que en New Hampshire en 2003.

Chevron no sólo es responsable de daños al medio ambiente y a la salud de poblaciones enteras en Angola, Brasil, Polonia y Rumania, sino también lo es por violaciones flagrantes a los derechos humanos. Existen pruebas que relacionan a Chevron con el delitos como la extorsión y el homicidio; se presume que “varios nigerianos que protestaban contra la presencia de la empresa en el país y por la explotación del delta nigeriano”, fueron asesinados por la milicia local con el pago de la transnacional “a fin de acallar las protestas, proporcionándoles incluso helicópteros y barcos”.

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En el octavo lugar de la lista antes mencionada se encuentra British Petroleum, empresa responsable de uno de los peores daños medio ambientales en el mundo, así como la culpable directa de miles de pérdidas en la pesca y el turismo de nuestro país. La explosión ocurrida en 2010 en la plataforma petrolífica Macondo ocasionó la muerte de 11 personas, además el derrame de 4.9 millones de petróleo en el Golfo de México durante 87 días contaminó la costa estadounidense desde Texas hasta Florida perjudicando a su vez a las entidades de Tamaulipas, Veracruz y Quintana Roo.

Más de 200 denuncias y casi 250 mil reclamos no hicieron mella en la empresa. Dos años después, en 2012, BP se declaró culpable y “acordó” pagar 4 mil 500 millones de dólares, más mil 256 millones de multa, “la mayor en la historia estadounidense”, informó la empresa.

En México el daño fue catastrófico, entre otras cosas  causó el exterminio de miles de aves, tortugas marinas y demás fauna y flora marina. La experta petrolera Rosío Vargas del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), fue una de las investigadoras que, desde 2010, documentaron el caso. Esto les permitió ofrecer pruebas de negligencias en el manejo y mantenimiento del pozo petrolero.

Entrevistada  en mayo de 2013, Rosío Vargas señaló la voracidad con la que actúan las empresas petroleras norteamericanas con el fin de aprovechar recursos naturales y económicos. En ese mismo sentido, argumentó cómo éstas  han tratado por diversos medios de influir en las decisiones políticas de nuestro país.

Con la entrada del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que este día cumple 20 años, “no se logró la privatización de PEMEX porque en buena medida Herminio Blanco (negociador del TLCAN), estuvo asesorado por gente nacionalista en su enfoque petrolero; sin embargo con el ASPAN (Alianza para la Seguridad y Prosperidad en América del Norte) se logró inscribir el petróleo en la agenda de negociaciones, nosotros estamos viviendo toda la estrategia que diseñó el señor Bush con las élites de los tres países (Estados Unidos, Canadá y México)”, explicaba entonces la investigadora. Sin embargo hoy, 1 de enero de 2014, se ha abierto la puerta a la inversión privada con la reciente aprobación y promulgación de la Reforma Energética.

BP, además, es responsable de 104 derrames de petróleo entre enero de 1997 y marzo de 1998. Así como de dos explosiones más en los años de 1965 y 2005 en las que murieron 13 y 15 empleados respectivamente. En 2005 “un ferry que transportaba a trabajadores de la empresa naufragó matando a 16 de ellos. En 1991, la EPA (Agencia de Medio Ambiente de los Estados Unidos) mencionó a BP como la empresa más contaminante en los EE.UU”, señala el documento de Apocalisse Laica. En Colombia, BP fue acusada de recurrir a grupos paramilitares para apoderarse de tierras de cultivo de poblaciones indígenas.

ExxonMobil compite con BP por el mayor daño medioambiental en el Golfo de México. Con la derrama de 750 millones de barriles en Alazka en 1989, ocasionada por el barco Exxon Valdez, la marea negra se extendió por 26 mil kilómetros cuadrados, debido a ello murieron alrededor de 350 mil aves, 3 mil nutrias marinas, 300 mil focas, 250 águilas calvas, 22 orcas y billones de huevos de salmón y arenque.

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A casi 24 años del suceso aún existen restos de petróleo en el área y la batalla legal de la empresa a más de dos décadas permite que ExxonMobile no asuma las consecuencias del accidente.

El gigante petrolero Royal Dutch Shell, causó daños medioambentales por derrames de crudo en 2005 en el gran delta del Níger, los cuales prácticamente acabaron con la flora y fauna existentes en el espacio acuático de 4 mil 184 kilómetros de longitud que nace en Guinea Conakry y atraviesa Níger, Mali, Benín y Nigeria.

En 2013 un tribunal holandés juzgó y declaró culpable a esta compañía por considerar que la multinacional incurrió en negligencia por abandonar uno de sus tanques petrolíficos en la localidad de Ikot Ada Udo, lo que causó el vertido de petróleo entre 2005 y 2007. La misma empresa también es responsable del derrame de 5 mil 400 litros de petróleo ocurrido en el Río de la Plata, en Magdalena, Argentina, en 1999.

Los recursos naturales y bienes públicos: el blanco de esta reforma estructural.

Para los procesos de globalización el Estado Nación “es el peor enemigo porque impone barreras a las corporaciones que desean el control territorial. Hoy, en lo que los expertos han llamado tercera generación de reformas estructurales, “el objetivo consiste en controlar los bienes públicos y recursos naturales”, señaló en la misma entrevista publicada por Revista Hashtag, la Doctora Rosío Vargas.

“La primera generación fue el control de infraestructura, la segunda: desregulación en las actividades  y hoy precisamente van hacia el control de los recursos naturales y bienes públicos”, continuó.

Además, la extracción de los recursos naturales, como parte del territorio nacional implica la pérdida de soberanía. Así lo señaló el senador Manuel Bartlett en entrevista para el mismo medio: “¡¿Qué soberanía hay si entran las transnacionales a competir con PEMEX?!. Pierdes la soberanía si están estos monstruos aquí. ¿A poco pueden llegar Shell, ExxonMobil, British Petroleum y se van a portar como unos angelitos y los vamos a controlar para que no se lleven más crudo del que deben? La otra ocasión que Romero Deschamps, líder sindical de PEMEX, estuvo en el Senado le digo: ‘¿Tú vas a hacer que PEMEX compita con la Shell?’, y me contesta: ‘Sí, por qué no. Y les vamos a ganar’. ¡Por favor!”.