A pesar de la ola de protestas internacionales, sus semillas transgénicas y herbicidas se vendieron mejor.

El valor de las acciones del titán biotecnológico Monsanto aumentó más del 2% este miércoles, después de que la multinacional anunciara que sus utilidades en el último trimestre resultaron ser mejores de lo esperado, informa Associated Press. La compañía afirmó que durante el trimestre finalizado el 30 de noviembre pasado ganó 368 millones de dólares, lo que equivale a 69 centavos por acción, mientras que los analistas habían pronosticado un rendimiento de solo 64 centavos por título.

El año anterior, los beneficios de Monsanto alcanzaron la cifra de 339 millones de dólares durante mismo período, lo que supone un crecimiento del 7%. En total, los ingresos totales del gigante transgénico ascendieron a 31.000 millones de dólares. Al mismo tiempo, Monsanto espera una mayor mejora en 2014, según el CEO de la compañía, Hugh Grant.

Los expertos creen que la multiplicación de beneficios podría hacerse realidad fácilmente si Monsanto sigue promoviendo las ventas de sus semillas de soja Intacta –diseñadas específicamente para la venta en los mercados no interiores y genéticamente modificadas para resistir al cuestionado herbicida Roundup, basado en el glifosato– que en el trimestre pasado subieron el 16%.

Monsanto espera en 2014 cubrir con las semillas Intacta cientos de kilómetros cuadrados en el territorio de Brasil y Argentina. Sin embargo, en algunos países la multinacional no podrá aprovecharse de sus cosechas, ya que las autoridades de Alemania, Francia e Italia han propuesto prohibiciones  nacionales para el cultivo de los productos genéticamente modificados en sus terrenos. Además, más de una docena de naciones de la UE requieren poner etiquetas identificativas en el embalaje de los organismos genéticamente modificados (OGM), y Zambia, Benín y Serbia acordaron la prohibición total de los transgénicos.

Según los analistas, en los próximos dos años las semillas de soja transgénica se convertirán en el generador de ingresos más importante de Monsanto, ya que sus otros productos genéticamente modificados (el maíz y el algodón) cayeron en ventas. Incluso China –que hace poco rechazó las importaciones de maíz estadounidense porque estaba contaminado con OGM– aprobó la importación y el consumo de la soja genéticamente modificada.

Mientras que los beneficios del gigante biotecnológico siguen creciendo (gracias también al aumento de las ventas, un 24%, del herbicida Roundup), la reputación de Monsanto ha caído considerablemente: docenas de países mantienen protestas contra los transgénicos como parte de una marcha global anti-Monsanto, que se realizó en octubre pasado en unas 500 ciudades de todo el mundo.