Conectas Direitos Humanos – Por Joao Paulo Charleaux.-

Brasil aún no es parte de la Convención de la ONU sobre Derechos de los Trabajadores Migrantes y sus Familias. En el día Mundial del Migrante, la ONG Conectas hace un alerta: la demora en adherir a este importante instrumento pone en riesgo la seguridad y la dignidad humana de miles de personas que intentan ejercer el derecho de migrar. Desde diciembre de 2010, el texto de la Convención se encuentra en el Congreso Nacional para su ratificación.

Según el argentino Pablo Ceriani Cernadas, que el 1º de enero asume como el más nuevo miembro del Comité de la ONU para Migrantes, «de los 47 Estados parte, 17 son de América Latina. De éstos, 8 son sudamericanos. Sólo Venezuela y Brasil no adhirieron en la región. Creo que esto se da por dos razones. La primera es que el tema migratorio no estaba en la pauta en Brasil, como lo estaba en otros países de la región. Los otros países avanzaron, en gran parte, por presión de sus propios ciudadanos que vivían en el exterior, desde la época de los exilios y las dictaduras. La segunda razón tal vez se deba al hecho de que la propia sociedad civil brasilera no tenía ese tema como prioritario en su agenda.”

Ceriani fue coordinador del Programa de Migración y Asilo del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Nacional de Lanús, en Argentina, y miembro del Cels (Centro de Estudios Sociales y Legales), también en Argentina. A continuación, los principales trechos de la entrevista:

Uno de los problemas más agudos de la migración hoy en Brasil es el que involucra la entrada de más de 20 mil haitianos y la creación de la figura de la «visa humanitaria”, que no funciona como debería. ¿Cómo resolver esto?

Las medidas adoptadas en el campo migratorio deberían tener conexión con el contexto real del país. Pienso que Brasil podría adoptar la figura de la «residencia humanitaria”, en vez de la «visa humanitaria”. La diferencia es que el inmigrante recibiría la residencia aquí mismo, en el país, no en las embajadas, en el exterior, como ocurre hoy con los haitianos, donde el proceso parece ser más complicado. Por ejemplo, Argentina tiene la figura de la residencia por razones humanitarias. Después de tres años, las personas encuadradas en esta categoría reciben una visa definitiva. Es preciso hacer esto: colocar las medidas en forma de ley. Esto da más respaldo que una simple visa, que siempre depende de una coyuntura determinada.

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Usted se convertirá, el primer día de 2014, en miembro del comité de la ONU sobre migrantes. ¿De qué manera puede usted influir sobre Brasil en cuestiones como éstas?

Brasil aún no es parte de la Convención de la ONU sobre Derechos de los Trabajadores Migrantes y sus Familias. Por esta razón, no puedo hacer mucho. Si el país adhiere, pasa a emitir informes. De la misma manera, ocurriría con la sociedad civil brasilera. A partir de esto, podríamos hacer recomendaciones. La Convención propone un piso mínimo, especialmente para el asunto de los migrantes en situación irregular. No son ni siquiera altos estándares, sino un piso mínimo.

¿Y por qué piensa usted que Brasil todavía no adhirió?

De los 47 Estados parte, 17 son de América Latina. De éstos, 8 son sudamericanos. Sólo Venezuela y Brasil no adhirieron en la región. Creo que esto se da por dos razones. La primera es que el tema migratorio no estaba en la pauta en Brasil, como lo estaba en otros países de la región. Los otros países avanzaron, en gran parte, por presión de sus propios ciudadanos que vivían en el exterior, desde la época de los exilios y las dictaduras. La segunda razón tal vez se deba al hecho de que la propia sociedad civil brasilera no tenía ese tema como prioritario en su agenda.

Nuestra ley de migración es del tiempo de la dictadura. ¿Qué significa esto en términos prácticos?

Esa ley está desfasada y es restrictiva. Pero esto es parte de un contexto regional de otra época, una época de dictaduras y del Plan Cóndor. La movilidad de las personas era vista como una amenaza a la seguridad nacional. Por lo tanto, el enfoque estaba en la seguridad. Basta decir que la ley en vigencia prevé pena de prisión. Es la criminalización de la inmigración irregular. No importa si la ley no viene siendo aplicada, ella está en vigencia. En los últimos 20 años, se ha desarrollado una nueva conciencia sobre el fenómeno migratorio. Como la ley brasilera no fue actualizada, naturalmente está en desacuerdo con este desarrollo reciente. Finalmente, es preciso decir que esta ley quedó desfasada hasta inclusive en relación con compromisos más recientes, asumidos por Brasil en el Mercosur.

*Conectas es una organización internacional de derechos humanos fundada en San Pablo hace más de 10 años, con status consultivo en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y status de Observador en la Comisión Africana de los Pueblos y de los Derechos Humanos. www.conectas.org