El primer ministro interino insiste en que la decisión es «definitiva». Fijadas las fechas para juzgar a varios dirigentes de Hermanos Musulmanes, los islamistas llaman a nuevas protestas y EEUU aumenta la presión para «restaurar la democracia».

El primer ministro interino de Egipto, Hazem al Beblawi, ha subrayado que la decisión del Gobierno de desalojar las sentadas de los seguidores del expresidente Mohamed Mursi, derrocado el 3 de julio a través de un golpe de Estado, es «definitiva», según ha informado el diario egipcio Al Masry al Youm.

El Ejecutivo argumentó motivos de seguridad para justificar tal decisión, que ha sido rechazada por las principales formaciones islamistas y algunos de los grupos revolucionarios más relevantes del país, entre ellos el Movimiento Juvenil 6 de Abril.

En este sentido, la organización Amnistía Internacional (AI) ha advertido de que dicho llamamiento puede derivar en «nuevos abusos y derramamientos de sangre». Según AI, el Gobierno no ha precisado de momento qué medidas se van a tomar para reducir al mínimo los enfrentamientos, las posibles pérdidas de vidas y las lesiones graves.

De hecho, entre las medidas más criticadas del nuevo Gobierno está el restablecimiento por parte del Ministerio del Interior de las funciones de lucha contra el extremismo y control de las actividades políticas y religiosas, suspendidas tras la revuelta  que puso fin en 2011 al Gobierno del expresidente Hosni Mubarak, encuadrada dentro de lo que se conoce como la primavera árabe.

Dos años después, Egipto sigue estremeciéndose con la violencia. Hasta hoy, casi 300 personas han muerto debido a los enfrentamientos y a la represión policial desde el derrocamiento de Mursi, la mayoría de ellas seguidores de formaciones islamistas. Sólo el 27 de julio murieron unos 80 simpatizantes del presidente por disparos presuntamente efectuados por las fuerzas de seguridad.

Hermanos Musulmanes y sus aliados siguen acusando a las nuevas autoridades de acceder al poder a través de un golpe de Estado militar y de lanzar una campaña de represión contra los movimientos islamistas. Precisamente, el Tribunal de Apelación de El Cairo ha fijado para el próximo 25 de agosto el inicio del juicio contra el guía espiritual de los formación islamista, Mohamed Badía, y otros dirigentes del grupo supuestamente implicados en la muerte de manifestantes.

La Fiscalía ha ordenado además prisión provisional de 15 días para Rifaa el Tahtawi, jefe del Estado mayor del Ejército durante el mandato de Mursi, y para su lugarteniente, ambos acusados de incitación a la detención, tortura e interrogatorios a manifestantes durante 2012. El propio Mursi se encuentra retenido y en paradero desconocido desde hace más de un mes.

Hermanos Musulmanes consideran que se trata de procesos judiciales politizados y piden su excarcelación para rebajar la tensión. Sin embargo, la formación islamista y otros grupos afines han convocado para las próximas horas varias protestas bajo el lema «la noche del destino», que previsiblemente podrían aumentar la tensión que vive el país árabe.

Del mismo modo, entre las últimas decisiones de las autoridades egipcias cabe mencionar su prohibición de acceso al país a la premio nobel de la paz yemení, Tawakul Karman, para evitar su participación en las acampadas de apoyo al depuesto presidente de Egipto Mohamed Mursi.

Encuentros entre las partes

Por otro lado, el jefe del Ejército egipcio, Abdel Fatah al Sisi, se ha reunido con representantes de grupos islamistas en un intento de resolver la crisis en el país, donde hoy se intensificaron los esfuerzos diplomáticos para acercar a las partes.

El portavoz del Ejército, Ahmed Ali aseguró este domingo que el también ministro de Defensa manifestó ayer a los islamistas su disposición a resolver la situación actual pacíficamente, pero con condiciones. Ali no reveló qué organizaciones islamistas participaron en el encuentro y ningún grupo partidario del depuesto presidente Mohamed Mursi ha confirmado su asistencia a esa cita.

Entre los requisitos enumerados por Al Sisi están que las partes renuncien a la violencia y que no obstaculicen el trabajo de las instituciones del Estado ni destruyan las instalaciones públicas. El jefe de las Fuerzas Armadas pidió, además, a sus interlocutores que no miren al pasado y que respeten el plan del Ejército para la transición, que incluye la reforma de la Constitución y la celebración de elecciones.

Un destacado miembro del Partido Libertad y Justicia (PLJ), de los Hermanos Musulmanes, Ayman Abdelgani, dijo en declaraciones a Efe que ningún miembro de su formación asistió a esa reunión.

Abdelgani, secretario de la organización juvenil del PLJ, explicó que ese encuentro fue una iniciativa personal del jeque salafista (musulmán radical) Mohamed Hasan. El clérigo «nos preguntó antes de acudir a la reunión sobre nuestra postura y le dijimos que transmitiera a Al Sisi que tenga en cuenta que Dios le vigila por la sangre derramada, las acusaciones falsas contra los islamistas y la campaña de falsedades en los medios de comunicación», afirmó Abdelgani.

«Nuestra única demanda es que se dé marcha atrás en el golpe de estado», insistió el dirigente del PLJ, que reiteró que su grupo no va a iniciar ninguna negociación hasta que no se restablezca «la legitimidad».

El papel de EEUU

Otro factor a tener en cuenta son los actores internacionales-con EEUU como protagonista– que de un modo u otro siguen interviniendo en el conflicto. Una delegación compuesta por enviados extranjeros se ha reunido este lunes con el ‘número dos’ de la organización islamista Hermanos Musulmanes, Jairat al Shater, en la prisión en la que se encuentra encerrado a la espera de juicio, según ha confirmado la agencia estatal egipcia de noticias, MENA.

La agencia ha indicado que la delegación, compuesta por el subsecretario de Estado norteamericano, William Burns; la embajadora estadounidense en Egipto, Anne Patterson; y el representante especial de la Unión Europea para el Sur del Mediterráneo, el español Bernardino León; se ha reunido con Al Shater tras recibir permiso de la Fiscalía General.

La agencia ha contradicho así al Ministerio del Interior, que aseguró horas antes que los enviados no habían recibido permiso para reunirse con el alto cargo de Hermanos Musulmanes. Burns y León se han reunido este mismo domingo con el jefe del Ejército, Abdelfatá al Sisi, según ha revelado un comunicado militar. En la mediación también participa el ministro de Asuntos Exteriores de Emiratos Árabes Unidos, el jeque Abdulá bin Zayed.

Del mismo modo, el senador republicano Lindsey Graham anunció hoy que él y su colega John McCain, excandidato a la presidencia de EEUU viajarán «muy pronto» a Egipto para presionar por el retorno de la democracia a ese país tras el derrocamiento del presidente Mohamed Mursi el pasado 3 de julio.

«Los militares egipcios deben moverse más agresivamente para devolver el control a la población civil, no pueden seguir gobernando el país», indicó Graham en declaraciones al programa «State of the Union» de la cadena CNN.

Según Graham, el viaje a Egipto que harán él y McCain responde a una petición que les hizo el presidente de EEUU, Barack Obama, y su secretario de Estado, John Kerry, para que urjan a los militares a celebrar nuevas elecciones.

El senador instó, además, a los Hermanos Musulmanes, grupo al que perteneció el islamista Mursi antes de acceder a la Presidencia, a «salir de las calles» y a «pelear» de nuevo «en la arena política». «Si esto continúa, Egipto va a ser un Estado fallido», advirtió Graham.

En su segunda visita al país desde el derrocamiento de Mursi, el subsecretario de Estado de EEUU, William Burns, preveía reunirse hoy con el primer ministro egipcio, Hazem el Beblaui, en el marco de los esfuerzos internacionales destinados a resolver la crisis.

Burns ha decidido extender su visita a Egipto para reunirse hoy con Beblaui y el jefe del Ejército Abdel Fatah al Sisi, después de haberse encontrado el sábado con el presidente interino, Adli Mansur; el jefe de la diplomacia, Nabil Fahmi; y el vicepresidente para Relaciones Internacionales Mohamed el Baradei.

Para entender el peso de EEUU basta pensar en la ayuda económica que cada año entrega a Egipto -más de 1.100 millones de euros-. Los Hermanos Musulmanes acusan a Washington de ser «cómplice» del golpe militar contra Mursi y de apoyar «la tiranía y la dictadura» en Egipto, después de que el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, afirmara que el Ejército egipcio ejecutó una «restauración de la democracia».