Por Lic. Carlos A. Buj

Título rebuscados si los hay, pero aseguramos que la perdida de fe, produce las grandes crisis económicas. Basta con ver la caída  de los años 20 en la bolsa de valores de Estados Unidos para darse cuenta. La gente perdió la fe en dicho sistema, salió a vender todo lo que tenía, provocando el estrepitoso derrumbe.

Todo  se mueve en el universo, respetando ritmos y ciclos determinados. Estamos asistiendo a una síntesis histórica, a un ciclo de baja, donde el sistema político ideológico Capitalista, hace agua por todos lados. Los países del centro -aquellos que durante años determinaban el ritmo de crecimiento de los países de la periferia-  están en un tembladeral espectacular, donde crujen hasta las estructuras más profundas, que son; la fe y la creencia que la gente les atribuye a estos sistemas, como dador de sentido y de futuro.

Hasta los grandes “profetas del hecho consumado” empiezan a revelar sus temores. Escuchábamos hace pocos días al  economista jefe del FMI, Olivier Blanchard que atribuyó la falta de crecimiento en Europa a un “déficit de confianza” que afecta al viejo continente. Otra de antología…datos del viernes próximo pasado,  mostraron que la producción industrial de Estados Unidos se mantuvo sin cambios en mayo, por debajo de un aumento pronosticado del 0,2%, mientras que el “índice de confianza” del consumidor estadounidense elaborado por Thomson Reuters y la Universidad de Michigan cayó inesperadamente a principios de junio desde un máximo en casi seis años.

En China están preocupados por que se retrae su crecimiento anual. Estados Unidos (donde su mercado laboral arroja una tasa de paro del 7,5%, demasiado alta para los estándares norteamericanos y por encima de la media de los últimos 50 años) le pide al gigante asiático que devalúe su moneda para sostener el comercio internacional entre ambos.

A Europa se le cayó la ilusión del consumismo, generando millones de personas en la calle. Desocupados. Sus líderes no muy lúcidos y fuertemente anestesiados de los grandes pesares de las poblaciones;  responden a cada “salvataje financiero” (del banco europeo a sus países miembros) de la peor manera. En vez de repartir los recursos entre las gentes, ponerlo en el consumo con créditos blandos o reducir la pobreza con subsidios o incentivos a la producción…. ¿qué hacen?…se lo regresan a la Banca  para cubrir las pérdidas que ésta obtuvo, entre otros malos negocios,  con la famosa burbuja inmobiliaria. Crisis además que ellos mismos generaron porque la ganancia estaba en la comisión por el préstamo en hipotecas, no el recupero de éste.

Crisis imperial, consecuencias en América.

Esa brutal impericia económica-financiera de los centros de poder… ¿Cómo repercute en Latinoamérica y en especial en nuestro país? Tanto en Argentina como en países de la región, aún se depende  de una  economía primaria, o sea, grandes exportadores de materias primas pero con poco valor agregado. Seguimos encolumnados. Los granos y sus valores son inestables, el precio de la soja a modo de  ejemplo, desciende en el Mercado de Chicago, opera en torno a u$s 555 por tonelada y sigue lejos del récord histórico de u$s 650 alcanzado a principios de septiembre pasado. Por otro lado, si bien es valioso el esfuerzo por poner en marcha una industria nacional que pueda generar sustitución de importaciones, ésta, es todavía incipiente.

Por el lado energético, la expansión industrial ha generado aumentos fuertes de los consumos de combustibles líquidos y gaseosos. Cada vez se importan más. Y esas son divisas que salen de las arcas.

En lo económico financiero, los bancos centrales  de estos países, tenían ingreso de divisas  a través de la venta de bonos de deuda. Es una forma de no depender  de los organismos internacionales de crédito, caso FMI. Esto se rompe cuando  Estados Unidos aumenta la oferta de dinero,  inyectando 85.000 millones de dólares nuevos cada mes en su  economía. Lo hace a través de compras de deuda pública, a las que destina 45.000 millones, y de deuda hipotecaria, dotadas con 40.000 millones tentador para los grandes inversores del mercado, quienes se alejan de las  economías emergentes, dejando a éstas, sin ese flujo de divisas frescas.

Si pudiéramos sintetizar diríamos; contracción en la economía global. Los consumidores  de productos de los países emergentes se retraen, generando una merma del comercio exterior en los países en desarrollo. Dificultad en conseguir divisas. Menores ingresos, caídas de subsidios e incentivos. Baja del consumo y aumento del malestar general. En este enrarecido medio, avanzan los maliciosos agoreros de siempre que, negando o desconociendo la crisis en el escenario internacional, echarán todo tipo de culpas a los gobiernos progresistas. Esa facción conservadora y reaccionara, serán apoyados a su vez, por las estrellas periodísticas de las corporaciones mediáticas, polarizando ideológicamente a la población sembrando la bronca a través del ocultamiento,  la difamación o la mentira.

Muy bien… ¿y cómo se sale, preguntarán? Si invertimos nuestras primeras líneas aquella de la perdida de fe, podemos asegurar que con ella, la fe en el futuro, se sale de  cualquier encerrona histórica,  y se avanza como en los  momentos de grandes dificultades.  ¿Y con qué se avanza?…con una poderosa mística social. Ese motor que puso en marcha los movimientos sociales que en definitiva, fueron los que generaron los cambio revolucionarios. Aquellos intentos que lograron darle dignidad a la especie humana. Aquellos hombres y mujeres que pusieron fe en la superación de los grandes impedimentos, que pusieron fe en  que el futuro que se anhela, se construye desde el hoy.  

Amigos….la naturaleza NO ha invertido  dos millones de años en el mejoramiento de nuestra especie, para que un gordito “mercachifle” que fuma habanos en una lujosa oficina de Wall Street, termine manejando  los destinos de los pueblos.