En un contexto de formación de profesores, una propuesta de formación a la pedagogía de la No Violencia Activa, con un encuadre y espíritu humanista, encontró un franco éxito. Teniendo por modelo los Consejos Permanentes de la no-violencia (CPNVA), traducidos al francés, ciertos materiales didácticos han sido elaborados. He aquí la experiencia de una de las tentativas de transmitir estas herramientas durante el taller de dos días en Bruselas.

Como miembro del movimiento humanista, madre de dos niños y psicopedagoga, siempre he sentido la necesidad de dar otras respuestas en el ámbito de la enseñanza y de la educación de los hijos. Años atrás, movidos por la necesidad de una educación en coherencia con nuestra visión humanista (una cabeza de computador, un cuerpo de atleta y un corazón de poeta), juntos con otros padres, pusimos en marcha una colonia de vacaciones «no violenta» que nos permitió cuestionar nuestras propias actitudes y la forma en que estábamos condicionados por un sistema de lógica inhumana.

Hoy en día, los niños han crecido, pero mi necesidad sigue presente, ya sea en mi profesión, en mi barrio y en toda situación donde el humanismo debiera estar presente. Por ende, con los amigos de Francia, hemos estado trabajando en el tema desde hace un año y muy particularmente en la traducción del excelente libro de Consejos Permanentes de la No-Violencia, titulado “Hacia una cultura solidaria y no violenta”, cuya aplicación práctica se ha desarrollado sobre todo en América Latina.

Como decía al comienzo, en el contexto de mi trabajo, elaboro y doy regularmente formaciones a profesores y educadores; y lógicamente, todos los años, he propuesto… «La pedagogía de la no-violencia activa.»

Esta proposición aparecía en el catálogo de varios organismos de formación en la ciudad, pero siempre resultaba que no había suficientes inscriptos, por lo cual resultaron varias anulaciones.

Eureka! Por primera vez este año, en tres ocasiones, dicha formación fue elegida por los profesores y ¡qué profesores! En Bélgica, “la laicité”, implica dispensar en las escuelas cursos de religión para los niños. Es así que nos encontramos con maestros de religión católica, musulmana, protestante, judía y de moral (para los que se definen como ateos). Por esta razón fue que, un público multi-religioso y multi-cultural, se reunió durante dos jornadas alrededor del tema de la No-Violencia Activa. Fueron 80 profesores en total.

Las expectativas de los profesores, fueron inicialmente muy simples: ¿Cómo cambiar las actitudes violentas de mis alumnos? ¿Cómo responder a los insultos? ¿Qué receta utilizar? Espontáneamente, la violencia la sitúan a nivel personal, individual. Por ejemplo: _ cuando estoy frente a mi clase y un niño es violento. ¿Qué es lo que puedo hacer?

Por el contrario, apareció luego la preocupación sobre sí la violencia es más global: «temo por el futuro, la sociedad, los medios de comunicación… cada día hay más violencia alrededor nuestro… ¿qué futuro? «…

La propuesta de esta breve formación introductoria, es justamente  salir de esta visión individualista, producto de un sistema violento e inhumano, por y a partir de lo positivo, considerarse poco a poco como un actor de cambio, con los estudiantes, frente a los otros maestros y profesores, padres de familia, el barrio y la ciudad.

«¡Tú no estás solo en el mundo!». Esta manera de situar el tema era totalmente nueva para ellos. Se trata de cambiar todo un sistema, no la «culpa» de una persona.

Para establecer una conexión entre los participantes y un clima de confianza, la presentación de la metodología se basó en los juegos – juego de presentación, juego de la solidaridad, juego de la escucha, juego de rol, los intercambios en grupos y el trabajo personal. Mucho humor, intercambios sinceros y la oportunidad de interiorizar lo vivido.

Las herramientas de los Consejos Permanentes de la No-Violencia, fueron la base para invitar a los participantes a entrar en un proceso de profundización y ampliación del concepto de «violencia».

Dos documentos de trabajo se elaboraron en francés, el primero contiene las instrucciones de las actividades realizadas y está destinado a ser aplicado en las aulas y el segundo brinda una descripción del significado de la actividad con un contexto teórico.

¿Violencia? ¡En primer lugar, una emoción!

Después de presentarse cada uno de los participantes, se propuso como primer trabajo el de cerrar los ojos y sentir «violencia… ¿Qué imagen tiene usted de ella? ¿Qué emoción experimenta al evocarla? «. La oportunidad de una toma de conciencia de que detrás del acto, hay un sentimiento… de frustración, de sufrimiento, de miedo, de cólera, de asco, de soledad…

Al intercambiar sobre las situaciones vividas en la escuela, la mirada respecto de los actos de violencia ya no es el mismo. Una cierta profundidad existe, lo visible encuentra su raíz en lo invisible. La cuestión ya no es sólo ¿qué es lo que hizo?» sino también, ¿a partir de que sentimiento llevó a cabo el acto? ¿Qué es lo que produjo tal sentimiento? Al mismo tiempo nos damos cuenta que en la escuela, la atención está centrada en lo que los estudiantes hacen y no hacia lo que ellos son, además de que, nosotros los profesores, entramos en esa lógica reaccionando con un acto de sanción y violento, contribuyendo involuntariamente a esta espiral.

En cuanto a las diferentes formas de violencia: «nunca pensé en la pobreza como una forma de violencia», “ahora la interpreto de otra forma a la violencia, no como algo inherente al ser humano, sino como un acto dirigido a hacer daño.»… son algunos de los comentarios.

A continuación, se abordó el tema de la «violencia como acto natural», cotidiano, repetitivo, insidioso, agotador. Los colegas que nunca saludan, las clases muy pequeñas, la imposibilidad de dar clase en medio del bullicio, el miedo de la inspección, la evaluación escolar y la presión académica sobre la «producción» de los estudiantes, independientemente de las emociones, los boletines de calificaciones en los cuales es el rojo de lo desaprobado lo inmediatamente visible, la imposibilidad de comunicación…

Pero también, la posibilidad de «desnaturalizar la violencia» en la vida cotidiana, valorizando a quien está siempre dispuesto a ayudar, agradeciendo la participación de los padres implicados, alentando las acciones solidarias, dejando el salón de clases para ir al encuentro de las iniciativas positivas, creando espacios de diálogo donde todo el mundo participa en una interacción real, yendo al encuentro de otras creencias…

Luego, con la ayuda de un esquema bien explícito, hicimos la relación entre los tres niveles: social, institucional e individual, afectándose automáticamente el uno con el otro y conduciendo a sentimientos individuales de miedo, malestar y fatiga.

El punto de partida de la respuesta: lo positivo.

A partir de la necesidad de actuar sobre los tres niveles, revisamos nuestras aspiraciones: La respuesta a la violencia pasa por la expresión de lo mejor de sí mismos y por lo tanto encuentra nuestras aspiraciones más profundas. Durante las discusiones de grupo, fue increíble escuchar a cada uno revisando su vida, los momentos más felices, el sentido de haber elegido ser profesor, el recordar las personas que me motivaron para avanzar…

El último trabajo grupal, consistió en lograr concretizar de la manera más precisa posible la aplicación de las dos jornadas, en lo inmediato y a futuro. Cada uno de los participantes tomaron un tiempo para revisar su ámbito profesional, las posibilidades reales para mejorar la manera de dar sus clases, el incentivo de juegos solidarios, las relaciones con sus colegas, estudiantes, padres de familia.

En conclusión: Muchas emociones, muchas expresiones sinceras de preocupación, de cuestionamientos personales, muchas risas como así también la valoración de sí mismo. La simplicidad de la proposición y la profundidad en los intercambios fueron percibidas por el conjunto como portadora de esperanza.

Algunas palabras claves y sentidas de los participantes al final de la segunda jornada:

«Esperanza. Me sentí crecer. Me doy cuenta de que acepto situaciones inaceptables, ¡este trabajo es para ser continuado!»

¿Entonces, estos talleres, son una gota en el océano de la violencia? ¿O los gérmenes de una conciencia inspirada de una nueva cultura, la Cultura de la No-Violencia?

Después de esta clase de jornadas, la frase «uno recobra su alegría cuando concretiza su ideal» toma todo un sentido.

Quedó abierta la puerta para continuar la capacitación, con todos aquellos que lo deseen. Con total libertad.

El intento de Construcción Triple de Ámbitos Solidarios y No Violentos Permanentes, ha comenzado en la ciudad.