La convocatoria de la Confech a la segunda movilización por la educación en Chile se realizó hoy en forma pacífica, pese a la polémica sobre la autorización a carabineros para utilizar balines de pintura. La protesta surgió también debido a la eliminación de becas, lo que según Andrés Fielbaum, presidente de la FECH, reafirma la demanda por educación gratuita.

La convocatoria masiva que tuvo la segunda marcha por la educación chilena fue organizada por la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech), la Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios (CONES), la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES), profesores y apoderados.

La manifestación se desarrolló de modo pacífico con batucadas, cánticos y diversas expresiones artísticas. Antes de finalizar el recorrido se dieron algunos incidentes aislados, que fueron dispersados por Carabineros con carros lanza-agua y gases lacrimógenos. En la capital, los altercados se limitaron a la intersección de Cummings con Avenida Brasil.

Con la asistencia de más de ochenta mil personas, quedó demostrado que el movimiento estudiantil sigue vivo a pesar de la represión que ha sufrido. Sin miedo a salir a las calles, pese a que el trayecto autorizado fue definido sólo a última hora por la Intendencia.

El presidente de la FECH, Andrés Fielbaum, subrayó la importancia de esta marcha, que es la última antes del discurso del 21 de Mayo, donde el Presidente Sebastián Piñera ofrecerá su cuenta pública antes de concluir su administración.

Pablo Toro señaló su pesimismo respecto de las posibles respuestas las demandas de los estudiantes: “Durante tres cuentas públicas nunca se ha avanzado en los ejes que hemos instalado como movimiento estudiantil y no creo que haya cambios en las posturas. Acá se sigue teniendo proyectos de ley que van en la línea de la privatización de la educación y no creo que los saquen en el último año”, dijo el vocero de los secundarios.

La movilización de hoy se produjo también por la pérdida de becas debido a la “requintalización” realizada por el Ministerio de Educación, que implicó que 2 mil 700 estudiantes perdieran sus becas.

Andrés Fielbaum declaró a los medios que “el Mineduc arbitrariamente cambió las reglas del juego. Hoy miles de compañeros están perdiendo sus beneficios, muchos otros aún no saben qué va a ocurrir con su futuro y están viviendo una gran angustia. Ahora tenemos a la Universidad de La Serena y la de Tarapacá en paro por esta situación y la verdad es que esto es una consecuencia bastante natural del sector educativo que se financia vía endeudamiento. Mientras la educación dependa de becas y de créditos y no esté garantizada por el estado, cualquier cambio en el formulario nos puede dejar sin estudiar. Esto reafirma nuestra convicción de que la educación debe ser considerada un derecho y debe ser gratuita”.