El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, debe asumir el liderazgo de las acciones encaminadas a garantizar un Tratado sobre el Comercio de Armas sólido; así lo afirman 18 personas galardonadas con el Premio Nobel de la Paz en una carta abierta que han entregado hoy en la Casa Blanca al presidente, también galardonado con este premio.

Amnistía Internacional, la Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear y el doctor Óscar Arias están entre los galardonados, como también personas que lideran en asuntos de derechos humanos, humanitarios y de desarme de África, América y Oriente Medio y Norte de África.

La carta se entregó con antelación a las conversaciones que comenzarán el 18 de marzo en la sede de la ONU en Nueva York para concluir la negociación de un tratado histórico dirigido a establecer controles sobre un comercio global de armas escasamente regulado.

“Estados Unidos y otros Estados proveedores de armas tienen la obligación moral –aparte del interés en su seguridad nacional– de ayudar a conseguir un tratado [sólido] que proteja los derechos humanos y salve vidas de civiles inocentes que se ven atrapados en los conflictos alimentados por el comercio irresponsable de las armas convencionales”, afirman los galardonados en su carta.

“No podemos aceptar que cientos de miles de personas en todo el mundo mueran tiroteadas cada año, y que millones queden mutiladas y traumatizadas”, prosiguen.

“El reto que se nos presenta no es conseguir la firma de un documento sin más”  dijo Óscar Arias Sánchez, ex presidente de Costa Rica y galardonado con el Premio Nobel de la Paz en 1987. “El reto que se nos presenta es procurar justicia a las víctimas de violencia. Es garantizar que nuestra meta se hace realidad. Estos hombres, mujeres y niños merecen como mínimo una acción rápida y efectiva.”

La escasa regulación del comercio internacional de armas convencionales –por valor de bastante más de 70.000 millones de dólares estadounidenses– favorece el conflicto, la violencia y las violaciones graves de derechos humanos, con efectos demoledores para la salud, la seguridad y el desarrollo económico y social sostenible.

La ausencia actual de normas internacionales jurídicamente vinculantes que regulen estrictamente el comercio mundial de armas convencionales representa un “fracaso monumental” de la comunidad internacional, según los galardonados.

“Como médico africano, he visto demasiado sufrimiento personal a causa de la violencia de las armas. La consecuencia de un comercio no regulado de armas, multiplicadas por todo el mundo, es una catástrofe mundial en términos de salud pública”, afirmó el doctor Robert Mtonga, uno de los miembros de la presidencia de Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear, galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 1985.

“Un sólido Tratado sobre el Comercio de Armas será un gran avance en la prevención de muertes y lesiones innecesarias derivadas de la violencia armada. Con el apoyo del presidente Obama aumentarán las posibilidades de lograr este urgente consenso en materia humanitaria.”

Amnistía Internacional ha defendido una y otra vez la necesidad de una “regla de oro” contenida en ese Tratado sobre el Comercio de Armas que obligue a los Estados a impedir una transferencia internacional de armas cuando sea probable que esas armas ayuden a cometer crímenes de guerra y otras violaciones graves de derechos humanos. El movimiento de derechos humanos lleva casi dos decenios trabajando para lograr un Tratado sobre el Comercio de Armas centrado en la protección de los derechos humanos.

Al ser con diferencia el mayor comerciante de armas del mundo, Estados Unidos, con Obama al frente, está en una posición excepcional para liderar las acciones dirigidas a lograr un tratado sólido.

“Cuando el Comité Nobel otorgó el Premio Nobel de la Paz a Barack Obama en 2009, lo hizo en reconocimiento de su aspiración a un cambio positivo en el país y en el mundo; este tratado es la prueba de fuego para que el presidente de Estados Unidos que es capaz de conseguir la adopción de un instrumento global fiable capaz de controlar las actividades irresponsables del comercio internacional de armas”, ha afirmado Brian Wood, director de la campaña Armas bajo Control y Derechos Humanos de Amnistía Internacional.

“Todas las capitales del mundo estarán atentas y en espera; millones de vidas son destrozadas cada año por un comercio mundial de armas que fomenta las atrocidades y los abusos, y los sobrevivientes ya se han cansado. La opinión pública mundial no aceptará un tratado diluido y con lagunas.”