Entrevista de Marco Álvarez V.

Mientras un grupo de pescadores artesanales de Coronel marcha rumbo a Santiago para manifestar su rotunda oposición a la apodada Ley Maldita, y las indicaciones a la iniciativa legal patrocinada por el ministro de Economía Pablo Longueira son discutidas por la Comisión de Pesca del Senado, el economista y académico Marcel Claude se toma su tiempo para aclarar lo que para él motiva al secretario de Estado de la UDI, y todo lo que de ahí se desprende.

“Lo que hace Longueira no es más que una continuidad de lo que se ha venido haciendo a partir de la crisis de los recursos pesqueros, que es inventar este mecanismo de privatización a través de asignar cuotas pesqueras individuales sobre la base de ciertos criterios, que por cierto cumplen sobradamente los grandes industriales, las grandes empresas vinculadas a grupos económicos, y no los pescadores artesanales”.

A nivel político, ¿qué es lo que se juega con la aprobación o rechazo de esta Ley de Pesca?

Lo que pasa es que la economía y la política son como dos caras de una misma moneda. No podemos separar la economía de la política porque finalmente la política es el ejercicio del poder, y el poder se ejerce a medida que tú controlas recursos -si tienes acceso a ellos- y que los distribuyes. Y para distribuir esos recursos, para asignar esos recursos, necesitas poder político. Entonces, aquí lo que se configura, o se sigue configurando, o se profundiza finalmente, es una sociedad altamente concentrada en relación a la administración del poder, porque entregarle el mar, entregarle los recursos pesqueros por largos años a cuatro grupos económicos de las siete familias más ricas del país, sin que exista la posibilidad que otros sectores, los pescadores artesanales e incluso la sociedad pueda decir algo, porque finalmente estamos hablando de recursos que pertenecen a Chile, que son parte del territorio, que involucran el futuro de la nación… ¡Ojo!, que estamos hablando de recursos que tienen que ver con la alimentación, con el futuro alimentario del país. Por tanto, algo tiene que decir la dueña de casa o el que compra en el supermercado o en la feria, algo tiene que decir, pero no puede hacerlo… Entonces, ¿qué es esto finalmente?. Es la consagración, es la evidencia de una sociedad asimétrica en la distribución del poder, de una alta concentración económica y una alta concentración política. O sea, es la profundización de una sociedad no democrática, de una sociedad desigual que venimos viviendo de hace ya 40 años.

Y dentro de ese escenario, ¿qué significa el que aún haya senadores de la Concertación que no han definido su voto ante la nueva ley, sin contar a los que ya dijeron que la apoyarían?

Bueno, yo no se cuáles son los senadores que aún no definen su voto, lo que pasa es que la Concertación siempre juega así. Es como la Iglesia Católica, tiene curas de Izquierda y curas de Derecha. Da para todo, la Concertación es un poco así. Hay algunos senadores y algunos diputados que practican el perfil de Izquierda, el perfil social, pero a la hora de las votaciones la Concertación votará en pleno a favor de esa ley, con algunas excepciones que lo único que hacen es confirmar la regla que la Concertación está al servicio del orden político y económico establecido. A mi me parece que ese es, más o menos, el juego que hace siempre la Concertación. No hay que olvidar lo que ocurrió con el movimiento estudiantil. Hicieron exactamente lo mismo, algunos estaban por aprobar el presupuesto, otros por no aprobarlo, armaron una tremenda parafernalia, y finalmente terminaron aprobándolo, pero de distintas maneras. Unos se abstuvieron de votar, o no participaron, o no votaron directamente, pero con ese juego la Concertación lo que ha hecho es solventar y darle legitimidad a un sistema de repartición de los recursos, porque finalmente de eso se trata la política, ¿no?, de cómo nos repartimos los recursos que dispone el país para su desarrollo, para su bienestar, para su construcción material… Entonces, a mi me parece que lo que hace la Concertación es bastante más siniestro que lo que hace la Derecha, porque la Derecha generalmente vota en bloque, pero ellos juegan, hacen la parada que están en favor de los pescadores artesanales, que no quieren la privatización, pero finalmente terminan aprobando leyes como la Longueira. Y así fue el 2001 y el 2002, cuando por mayoría absoluta, Concertación y Derecha, aprobaron la misma ley que hoy está propiciando Longueira.

Y ante situaciones como esa, sumada a lo poco representada que la gente se siente ahora por los políticos, ¿qué debe hacer la ciudadanía?

El pueblo de Chile tiene que entender que todo es política. Tal como dijo Bertold Brecht, “hasta el precio de los porotos es una decisión política”. Esto que está ocurriendo es la expresión de minorías a través de sistemas electorales y sistemas de representación que claramente no son democráticos. Se probó en la última elección. No son democráticos porque no representan más que a un 30 por ciento de los ciudadanos con capacidad de votar, elegir y decidir sobre su destino. Por lo tanto, cuando ocurre esta grave ilegitimidad política lo que la gente tiene que hacer es organizarse y hacer eficaz, practicar la soberanía popular donde reside el poder, donde reside la legitimidad de las decisiones de Estado, por si misma. Y lo que yo creo que deberíamos hacer es levantar una propuesta política para ejercerla en las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias que tenga un solo objetivo: una nueva Constitución, a través de un proceso de creación de una Asamblea Constituyente. Chile ya lleva 200 años, supuestamente de vida independiente, entonces tenemos que ser capaces de darnos a nosotros mismos el poder de construir la Constitución que ordene la República y los destinos del país. Ese es, creo, el único camino, no hay ninguna otra opción.

“Conversar con estos corruptos políticos de hoy, pretender que el Presidente de la República entienda… ¡Nadie de esta gente va a entender lo que hay que hacer!. O sea, saben lo que hay que hacer, pero ellos no lo pueden hacer porque no están puestos allí por el interés público y mayoritario del pueblo chileno, están puestos ahí por el interés privado y minoritario del señor Luksic, del señor Angelini, del señor Matte, que son los que gobiernan Chile. Si este país se gobierna para grupos económicos que son familia, 4.500 familias en total y cuatro o cinco grandes familias, específicamente, que conducen los destinos de todos, que deciden por ti lo que tienes que comer, con qué tienes que vestirte, dónde tienes que dormir, dónde tienes que ir de vacaciones. Todo eso lo deciden por ti a través de la publicidad, del costo de la vida, del costo de las casas, del desarrollo inmobiliario, de cómo se define tu jubilación, porque ellos deciden cómo vas a vivir cuando seas viejo, o sea, pobre, porque ellos también son dueños de las AFP”.

“Lo que hay que hacer, finalmente, es tomar el toro por los astas, tomar la conducción del país, tomarse el poder, ejercer el poder directamente, y creo que para ello debemos ser capaces de construir un proyecto constitucionalista, una Asamblea Constituyente que le de a este país una nueva legislación”.

¿Y qué se hace de aquí a las próximas elecciones?, porque por mientras al parecer será aprobada la Ley Longueira y algunas otras de similar cuño

Mira, que hagan todas las leyes que quieran. Si nosotros hacemos una Asamblea Constituyente y aquella crea una nueva Constitución que le devuelve todos los recursos al país, se les van a expropiar, no más. Eso es lo que hay que hacer, O sea, van a tratar de armar el país a su pinta de aquí a las próximas elecciones. Nosotros levantemos una alternativa, llevémosla a la práctica, defendámosla y construyamos el país de verdad que queremos, a través de darnos una legislación y una Constitución que sea legítima y democrática.