Aquí pasan cosas increíbles, como la reciente disolución del Parlamento, dominado
por los islamistas. Ahora las Fuerzas Armadas toman el poder legislativo y el control del hemiciclo
se ha hecho efectivo esta mañana (19 de junio), cuando las fuerzas de seguridad, equipadas con
material antidisturbios, impidieron a los diputados la entrada a la Cámara. Además, dispone limitar las
atribuciones del nuevo presidente que salga electo con las enmiendas introducidas a la Constitución
interina. O sea, en plenas elecciones, se disuelve el Parlamento, se limitan las funciones de Presidente
y se refuerza el poder de la junta militar, nada que ver con lo que viene reclamando el pueblo en
constantes manifestaciones en la plaza emblemática de El Cairo.

Tahrir vuelve así a ser la voz de la protesta en Egipto, donde varios grupos convocan a una
manifestación en la plaza de El Cairo contra los planes de la Junta Militar, que, además de seguir
controlando el poderío militar y la economía, se ha hecho con el control del poder legislativo y está
limitando las atribuciones del nuevo presidente que aun no sabemos quien será.

Uno de los convocantes, el Movimiento 6 de Abril – que fue una de las fuerza populares principales
en dinamizar la revolución que derrocara al régimen de Hosni Mubarak en febrero de 2011, hace un
llamamiento a todos los egipcios a «rechazar el acta constitucional en su totalidad». Antes de comenzar
la concentración, la agrupación tiene previsto hacer su protesta frente a la sede del extinto Partido
Nacional Democrático, de Mubarak, situada cerca de la plaza.

Por su parte, la fuerza popular
tremenda que son Los Hermanos Musulmanes también anuncia que participarán en «todas las
manifestaciones populares contra el golpe constitucional» (recuérdese que ya Nasser consiguió frenar
a esta fuerza cuando se instaló en el poder en su época).

Por otro lado, hace dos días, la cúpula castrense egipcia aprobó una serie de enmiendas a la
Constitución provisional, vigente desde marzo de 2011, para blindar sus prerrogativas ante el
inminente traspaso del poder a un presidente elegido en las urnas, tras las elecciones del fin de
semana pasado.

Según esas modificaciones, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA) conservará la
autonomía en las decisiones que afecten al Ejército, además del poder legislativo que retomó tras la
disolución del Parlamento, dominado por los islamistas. De modo que es como un golpe militar en
medio de un proceso democrático de elecciones, algo inimaginable en donde aun hay democracias
verdaderas.

A la espera de que se empiecen a difundir los resultados oficiales de los comicios presidenciales,
que será desde el próximo jueves, los dos aspirantes principales, el islamista Mohamed Mursi, de
los Hermanos Musulmanes, y el general retirado Ahmed Shafiq, último primer ministro de Mubarak,
reclaman que van por delante en el escrutinio. La tensión es máxima.

Anoche, el presidente de este consejo CSFA, el mariscal Husein Tantaui, emitió una resolución para
la formación de un Consejo Nacional de Defensa, que decidirá sobre todo aquello relacionado con
la defensa, los servicios secretos, la seguridad y los asuntos de las Fuerzas Armadas. De modo que
poco podrá decidir el nuevo presidente en este campo.

De acuerdo al comunicado oficial, los miembros de este órgano serán los presidentes de la Cámara
Alta y Baja del Parlamento; el jefe de las Fuerzas Armadas; los ministros del Interior, Exteriores y
Finanzas; y los jefes de Estado Mayor y de los Servicios Secretos. Además, estarán presentes los
mandos de la Fuerza Aérea y Marítima, el viceministro de Defensa y su secretario general, el jefe de
operaciones de las Fuerzas Armadas, entre otros.