Esperan las evaluaciones de
agencias externas – que serian más objetivas – de la situación bancaria real, y a la pregunta ¿Por
qué han demorado tanto en hacerlo? No se responde. Como a tantas cosas. Y porqué no se pide,
que se requiere mucho menos y soluciona mucho más, un préstamo para la obra pública, la salud,
la educación, la vivienda (cada vez hay más familias desahuciadas…). No se sabe, sólo se pide
para los bancos… a quienes ya salvaron no hace mucho., y que no abrirán el grifo de crédito a
la población. Además, La deuda pública de España se duplica desde que empezó la crisis. El
endeudamiento de las administraciones públicas pasa del 35,5% en el primer trimestre de 2008 al
72,1% en marzo de este año. En un año ha subido 10 puntos porcentuales.

Así que el futuro próximo no es que se abra precisamente.

Además hay marchas de reclamos de todo tipo, los mineros del carbón cortan carreteras y marchan
hasta de noche con sus linternas encendidas, los médicos madrileños deciden hacer huelga porque
no quieren que le carguen a la sanidad el mochuelo de la crisis, cuando los despilfarros los han
hecho otros. Los maestros también. Y además se suma un litigio con la máxima autoridad de los
jueces, porque su actual presidente del Tribunal Supremo, se ha dado la gran vida a cargo del
estado. Vergonzoso. Es decir, un caos generalizado.

Mientras, emigran los profesionales jóvenes, regresa emigrantes a sus países de origen, las colas
del desempleo se alargan, los servicios de ayuda a los pobres quedan desbordados y una lista
amplia problemas que no cesa día a día.

Y de lo único que habla el gobierno es de ayuda a la banca… Mientras los mercados castigan, como
dicen, a la economía española con la prima de riesgo, o riesgo-país que sube y no baja, y las
agencias de calificación descalifican al país cada vez más.

El 15M acaba de presentar una querella por fraude a los clientes de un banco recién salvado por el
estado, cuyo presidente era una eminencia y ex ministro de economía. Las costas las cubrirán con
mini-aportes de los ciudadanos conectados por la red.

Así que las formas de reclamos, protestas y luchas es muy variada.

Por otro lado se escucha a intelectuales como Javier San Pedro, hablar del fin del capitalismo
que comenzó en el siglo XV, destaca que se deja todo en manos de los financieros, hasta la
universidad, y ellos solo quieren ganar dinero… O el cineasta Cosa Gavras, cuya última película
trata justamente de alguien convertido a la nueva religión: el dinero. Afirma que no es la codicia
o avaricia, como suele decirse, por aquello del ‘greed’ anglosajón, sino ya de la ‘rapacidad’
de los núcleos financieros como responsables del desastre actual – acota que los ricos están
insatisfechos con sus ganancias y quieren aumentar su recaudación -, se reducen las democracias,
pues dirigen los financistas, al final, reflexiona que quizás llega ya el fin de esta civilización.

Hace tiempo, cuando empezó todo este lío, le pregunté a un economista conocido sobre qué
pensaba de todo esto. Me dijo: “Lo que pasa es que ellos no saben lo que pasa, y entonces, no lo van a solucionar. No saben a donde ir ni qué hacer…” Me pareció exagerado.

Parece que es así.