La llamada Marcha de los Millones se realizará a pesar de la dureza de las sanciones contra los manifestantes, dispuestas para amedrentar
al ciudadano a no manifestarse. No llegan al millón aún, pero han superado y con creces el
número que la policía permite antes de repartir multas.
Las autoridades autorizan hasta 50.000 las personas que pueden asistir al acto de
protesta, en el centro de Moscú. Ahora el Ministerio de Interior ruso reconoce sólo 18.000
participantes en la marcha, la primera gran manifestación desde que tomara posesión
el presidente ruso, el 7 de mayo pasado. Antes se habían hecho numerosas protestas
demando verdadera democracia. El poder no sólo amenaza de sanciones, sino también
pone numerosas trabas contra los manifestantes. Así, los moscovitas deben pasar por
los detectores de metales puestos al comienzo del recorrido para poder sumarse a las
columnas que recorrerán el centro de la capital, partiendo desde la plaza Púshkinskaya y
llegando a la Avenida Sájarov, donde se celebra un mitin a las 18 horas.

*»Mientras estemos unidos, nunca seremos derrotados»*, corean parte de los asistentes, en
su mayoría simpatizantes comunistas, liberaldemócratas y nacionalistas. *»No nos asustan»*,
aseguran también, en alusión a la decisión del Gobierno de incrementar las multas
aplicables a quienes formen parte de concentraciones no autorizadas, o que supongan un
peligro para el orden público.

Son unos 12.000 los policías que se han desplegado en la capital rusa para evitar posibles
incidentes, que desafortunadamente, se han convertido en la tónica habitual de este
tipo de movilizaciones desde que se denunciase fraude en las elecciones parlamentarias,
celebradas en diciembre y ganadas por el partido Rusia Unida. El 6 de mayo, una marcha
contra el Kremlin concluyó con sonados enfrentamientos entre fuerzas de seguridad y
manifestantes, produciéndose nada menos que unos 450 detenidos.

En este contexto, las autoridades imputan, desde entonces, a 13 personas por provocar
dichos disturbios y este lunes se registraron las casas de destacados líderes de la
oposición, como Alexei Navalni, Sergei Udaltsov, Ilia Yashin y Ksenia Sobchak, salpicados
por estas investigaciones.

La Policía convocó los interrogatorios a los disidentes a las once de la mañana de este
martes, es decir, una hora antes de que comience de la manifestación, intentando
impedirles que acudan. Por su parte, Navalni, Yashin y Sobchak se comprometieron a
respetar estas citaciones y después acudir a la marcha, pero Udaltsov solicitó formalmente
se aplace su interrogatorio y encabezó la manifestación desde el principio al grito
de *»¡Revolución!»*.

Como es el coordinador del movimiento opositor *»Frente de Izquierdas»*, le asegura a la
agencia Interfax que la policía no lo detendrá, aun cuando las autoridades ordenen que
sea llevado ante el Comité de Investigación, ya que *»es organizador de este acto y como tal debe garantizar la seguridad del mismo. Así, queda plenamente justificada su presencia
en el acto y no podrá acudir al CI, que se espera que lo tenga en cuenta la investigación»*.
De modo que aquí a oposición la tiene realmente difícil para moverse con libertad, algo que
recuerda las más duras etapas y prácticas soviéticas.

La marcha había comenzado entonces sin algunos de sus principales líderes -que estaban
convocados a ser interrogados en el marco de la investigación abierta por los desórdenes
ocurridos en la plaza Bolótnaya el 6 de mayo pasado, en vísperas de la toma de posesión
de Vladímir Putin como presidente- y terminó después de un fuerte aguacero sin incidentes
y sin detenciones.

En la marcha se agrupan tanto a simpatizantes de izquierdas como de derechas, todos
unidos, todos por su rechazo a Putin y a su partido político y se forman dos columnas para
respetar las preferencias políticas. Udaltsov – el activista más decididamente opuesto a
Putin -encabeza la columna de la izquierda, obviamente, que avanza bajo el eslogan: *»Paz
a las cabañas, guerra a los palacios»*, donde convergen activistas del *»Frente de Izquierdas»*
y representantes de los científicos y estudiantes. La columna de la derecha, va encabezada
por *»Solidaridad»*, también participan *»El Movimiento civil unido»*, *»Defensa Ecológica»* y los
ultranacionalistas, que portan banderas imperiales rusas y sus propias pancartas. En la recta final hacia el lugar del inicio de la marcha había una pancarta que decía: *»Putin,
¡dimite!»*. Y otras reclamaban: *»Libertad para los presos políticos y abajo con el poder de los
ladrones»*, *»Libertad de reunión, siempre y en todas partes»* o *»Esta Duma es una vergüenza
para Rusia»*.

Las cifras son variadas, en la marcha participaron entre 20.000 personas (según la
estimación de la policía) y 100.000 (según Udaltsov).

Cabe señalar, que además de obstaculizar e intento de amedrentar a la población, las
autoridades planificaron distraer con una veintena de eventos paralelos para diversión de
los moscovitas en el Día de Rusia; con lo que quieren disminuir la asistencia a la marcha
de la oposición. Los festejos populares culminarán con el concierto Rusia Joven en la plaza
Roja, que comenzó a las siete de la tarde con la participación numerosas estrellas de la
música ligera rusa. En uno de esos eventos hablo el mismo Putin mencionando su apertura
a las distintas posturas en el país, por lo cual los opositores afirman: *“¡Putin es un fariseo!”*

Así es como la oposición rusa reúne a decenas de miles de personas en desafío a Putin, en
la primera gran manifestación de la disidencia desde la toma de posesión del cuestionado
líder.

**Resumen de seis meses de protestas**
4 de diciembre de 2011. Elecciones legislativas contestadas por la oposición. Numerosos
casos de fraude que los jueces y la comisión electoral central no tienen en cuenta. Gana
Rusia Unida, el partido de Putin.
5 de diciembre. Primera manifestación nocturna en Moscú. En las protestas de los días
siguientes son detenidos los líderes opositores Alexéi Navalni y Sergei Udaltsov.
10 de diciembre. Gran manifestación de la oposición en Moscú, la mayor desde la época de
la Perestroika (1987-1991).
22 diciembre. Medvédev anuncia una reforma política: liberalización del registro de los
partidos y elección de los gobernadores. Pero durante el proceso de aprobación de estas
leyes en la Duma ambas quedan desvirtuadas. Además, el Kremlin nombra gobernadores

antes de que entre en vigor la ley para que las elecciones se demoren, de hecho, cuatro o
cinco años.
26 febrero de 2012. Cadena humana con cintas blancas, en el anillo de circunvalación de
Moscú. Durante la primavera, se producen distintos mítines, como los de escritores o de
pintores.
4 marzo. Elecciones presidenciales. En casi 95.000 colegios electorales se instalaron
cámaras para detectar posibles fraudes. Muchas de esas infracciones registradas fueron
desdeñadas por la Comisión Electoral Central y los jueces. Putin vuelve a la presidencia.
6 de mayo. La policía impide la manifestación de la oposición. Hay centenares de
detenidos, entre ellos Navalni y Udaltsov, que son liberados poco después. A finales de
mayo, la policía comienza a detener a activistas de la oposición. Esas detenciones culminan
ahora con los registros en las casas de los líderes.
7 mayo. Putin cruza una ciudad vacía y limpiada por las fuerzas del orden de manifestantes
al tomar posesión, pero a partir de ese día y durante más de una semana hay marchas
por los bulevares y concentraciones junto a la estatua del poeta kazajo Abái, que se llamó
Okupai Abái, que la policía disolvió.
6 de junio. La Duma Estatal aprueba contrarreloj una ley que aumenta las
responsabilidades y multas por infracciones en mitin. En mes de una semana es también
aprobada por la Cámara Alta y firmada por Putin, desoyendo a los consejeros del
organismo de defensa de derechos humanos.