**Censurado, acusado y en la lista de “terroristas”, el director Josh Fox es víctima de una negación de la Primera Enmienda**

Al joven cineasta le impidieron filmar por “falta de acreditación”; lo esposaron y expulsaron, sin que él opusiera resistencia. Luego, lo dejaron en libertad [sin que tuviera que pagar multa ni fianza](http://www.youtube.com/watch?v=F4lxUkGKWNk).

Josh Fox es autor del elogiado documental [Gasland (2010)](http://www.gaslandthemovie.com/), del cual filma actualmente la continuación. Con este trabajo de investigación el documentalista reveló los importantes riesgos de contaminación de aguas subterráneas por la extracción de gas de pizarra o de esquistos (una forma de gas natural) a través de un método conocido como «fracturación hidráulica» (fracking). En la audiencia que intentaba filmar debía presentarse un informe de la Agencia de Protección del Medio Ambiente (Environmental Protection Agency, EPA), que data de diciembre de 2011 y confirma los resultados de su propia investigación.

“El derecho de informar y ser informado, garantizado por la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, se burla dos veces en este caso. Por una parte, la detención y expulsión de Josh Fox constituye un acto de censura flagrante, por demás absurdo, ya que la audiencia del subcomité era filmada oficialmente y se encontraba disponible en su sitio [web](http://science.house.gov/hearing/energy-and-environment-subcommittee-epa-hydraulic-fracturing-research). Por otra parte, Josh Fox trata un tema de interés público crucial, que llama a un debate completo y transparente. Apartando de manera tan grosera a un testigo indeseable, el subcomité no ha hecho sino alimentar la sospecha de su propios vínculos con la industria minera, en menosprecio de ciudadanos facultados para pedir cuentas en materia de salud pública”, declaró Reporteros sin Fronteras.

Suponiendo que el fallo judicial del 15 de febrero fuera favorable para Josh Fox, éste seguirá en la lista antiterrorista (“Terror Watch list”) –donde figura desde la aparición de su película– del Departamento de Seguridad Nacional (Department of Homeland Security, DHS).

“Reporteros sin Fronteras hace un llamado solemne a la ministra Janet Napolitano para que esta marca de infamia desaparezca en el menor plazo posible. Hacer que se sospeche de ‘terrorismo’ de un ciudadano estadounidense que practica la profesión de informar muestra la peor maniobra de descrédito, ante la ausencia de argumentos de fondo que hay que objetar. Por otra parte, el temor de que tal sospecha influya de forma desfavorable en la comparecencia del 15 de febrero no puede excluirse por completo. Así, la negación de la justicia confirmaría la negación de los derechos fundamentales, de lo que Josh Fox ya es víctima”, concluyó la organización.

El que Estados Unidos haya perdido 20 lugares en la última [Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa publicada por Reporteros sin Fronteras](http://es.rsf.org/americas-disturbios-criticos-en-estados-25-01-2012,41742.html) se debe por mucho a la violencia y los obstáculos que tuvieron que enfrentar los periodistas durante las manifestaciones de Occupy Wall Street. Asimismo, se registraron nuevos casos a inicios del año, en particular en Oakland (California). Pero el país de la Primera Enmienda también debe su caída a las dificultades, demasiado frecuentes, de acceso a la información pública, como lo demuestra este caso.