Según afirmó, con frecuencia creciente se habla de tecnologías militares que afectan la totalidad del planeta, tales como la bomba atómica.

Hoy los artefactos del ese carácter listos para su empleo incomparablemente más poderosos que los que produjeron el calor del sol sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki suman miles, señaló.

Las armas de ese tipo, destacó, que se guardan adicionalmente en los depósitos, añadidas a las ya desplegadas en virtud de acuerdos, alcanzan cifras que superan los 20 mil proyectiles nucleares.

Fidel resaltó que el empleo de apenas un centenar de esas armas sería suficiente para crear un invierno nuclear que provocaría una muerte espantosa en breve tiempo a los seres humanos que habitan el planeta, según ha explicado el científico estadounidense Alan Robock.

Los que acostumbran a leer las noticias y análisis internacionales serios, subrayó, conocen cómo los riesgos del estallido de una guerra con empleo de armas nucleares se incrementan a medida que la tensión crece en el Cercano Oriente.

Señaló que el gobierno israelí acumula cientos de armas nucleares en plena disposición combativa, al tiempo que crece la tensión en torno a Rusia, país de incuestionable capacidad de respuesta, amenazada por un supuesto escudo nuclear europeo.

El líder cubano resaltó que Estados Unidos no solo es promotor de las guerras, sino también el mayor productor y exportador de armas en el mundo.

Ese poderoso país, remarcó, ha suscrito un convenio para suministrar 60 mil millones de dólares en los próximos años al reino de Arabia Saudita, donde las transnacionales estadounidenses y sus aliados extraen cada día 10 millones de barriles de petróleo ligero.

Sostuvo el criterio de que la humanidad no goza de garantía alguna, pues el espacio cósmico está saturado de satélites de Estados Unidos destinados a espiar lo que ocurre hasta en las azoteas de las viviendas de cualquier nación del mundo.

La guerra, sin embargo, es una tragedia que puede ocurrir, y es muy probable que ocurra; mas, si la humanidad fuese capaz de retrasarla un tiempo indefinido, otro hecho igualmente dramático está ocurriendo ya con creciente ritmo: el cambio climático, consideró.

Recordó que el gobierno de Estados Unidos se opuso a los acuerdos de Kyoto sobre el medio ambiente, una línea de conducta que ni siquiera concilió con sus más cercanos aliados, cuyos territorios sufrirían tremendamente y algunos de los cuales, como Holanda, desaparecerían casi por entero.

Fidel recalcó que el planeta marcha hoy sin política sobre este grave problema, mientras los niveles del mar se elevan y las enormes capas de hielo que cubren la Antártida y Groenlandia, donde se acumula más del 90 por ciento del agua dulce del mundo, se derriten con creciente ritmo.