La Celac, que reemplace eventualmente a la OEA, y que tiene
dos características destacables, una es que incluye por primera vez a todos los países con sus
peculiaridades y diferencias, desde geopolíticas a ideológicas y la otra, nada despreciable,
que es quieren organizarse sin la presencia de los EEUU y Canadá, por entender que no
ayudan precisamente a llevar sus planes adelante.

Como dice Luis Felipe García en su relato *“Por ahora, la Comunidad de Estados de América
Latina y el Caribe (CELAC) es una idea brillante, un proyecto, una promesa. Hasta ahora, la
CELAC es un conjunto de reuniones previas, de declaraciones de intenciones y de opiniones
diversas acerca de su porvenir. Es cierto que aún no está claro si será un Foro simplemente
o una Organización operativa, pero es un paso enorme, un evento de envergadura…”*,
significando así una suerte de madurez continental.

Prueba de esta voluntad de unión es que pasa la presidencia para la próxima reunión a Chile,
de características tan distintas a Venezuela. Quizás esto de asumir diferencias para cooperar
y salir adelante si los tradicionales lazos con EEUU y Europa, es un aspecto novedoso para
esta enorme región que ve su futuro con impulso propia. Ahora con la mirada en Asia. Aquí parece que la idea de cooperar entre vecinos va teniendo su importancia.

La otra importante reunión es la mantenida por la Unión Europea en Bruselas estos días, con
rimbombantes títulos de *‘refundación de la unión’*, *‘salvar el euro’*, etc. etc., con maratonianas
y trasnochadas reuniones para llegar a acuerdos y pactos, como el fiscal y otros que hagan
sostenible y creíble su moneda, especial mente con los mercados avariciosos acosando.
Varios países lo han acordado, algunos consultaran a sus parlamentos y un divorcio
anunciado: con Gran Bretaña; al parecer, no ha habido manera de poder acordar cosas.

Los intereses económicos son todopoderosos, sin duda algo a proteger. De modo que, en
ambos casos, vemos que la sensibilidad anglosajona, al meno en esto de los negocios, va
por caminos diferentes.
Mucho se tiene que continuar, insistiendo en la unión y refundación, pues se ha usado la
analogía, nada menos, que esto es como construir una catedral, algo muy propio de Europa –
la de Cataluña lleva décadas en obras y aun no tiene fecha de finalizarse -…

El tercer encuentro al que nos referimos es el del acuerdo (muy controvertido) por el
cambio climático, realizado en Durbam, Sudáfrica, donde pareciera que se ha logrado
algo, extendiendo 36 hs. hora el límite de 2 semanas de reuniones. Ha sido un acuerdo ‘in
extremis’, pero del que se desvinculan algunos países, y ha consistido simplemente seguir
un tiempo mas con el acuerdo vigente, llamado de Kyoto. Pero los grandes contaminadores,
como China, EEUU, Japón, Rusia, Canadá, tiene dudas y van a regañadientes, y es que
parece que si se limita la contaminación, por desechos industriales, se pierde el 1% del
famoso PIB, y, cabe cuestionarse ¿no se perdería más si no se ponen limites a esta carrera
desbocada por la industrialización? Una renombrada organización medio-ambientalista
despliega unos llamativos cartelones afirmando gráficamente que en el ártico se derrite cada
3 minutos un cúmulo de hielo del tamaño de un gigantesco estadio de futbol, algo fácilmente
visualizadle. Tremendo.

En estos dos casos, es obvio que, la idea de cooperar esta teniendo muchas resistencias.

Está difícil para el ciudadano común, sentir algún tipo de serenidad o tranquilidad con todas
estas preocupaciones bombardeando a diario su simple vida cotidiana. En especial sintiendo
que para salir adelante cada vez tiene que relacionarse mas y mejor, con los demás. ¿Qué
hará?