Mientras, EE UU arguye que sus críticas a Putin están *»bien
fundadas»* y este acusa a EE UU de financiar a la oposición e instigar las protestas
Lo cierto es que las condiciones de vida rusas son las peores en décadas para el
ciudadano común. Lucía, una conocida rusa, me comenta que *“es el peor país para vivir
actualmente, todo es caro, no hay salarios buenos, todo es amiguismo, nada de ayuda a
la gente y privilegios para muchos…”*. Emigró, claro está.

La protesta es contra los resultados electorales en Moscú, que resultan fraudulentos, y
han dado al gobierno una mayoría por la *‘mínima’*, ahora bajo sospecha.
Decenas de miles de rusos, indignados por el fraude en las elecciones legislativas del
4 de diciembre, salen a la calle el sábado pasado acudiendo a diferentes mítines y
acciones de protesta, —autorizadas y no autorizadas—; desde Vladivostok, en el lejano
Pacífico, a San Petersburgo y Kaliningrado, en el Báltico, se dan cita bajo el frío ruso de
siempre para mostrar su desacuerdo, desafiando al régimen, que ha hecho lo imposible
para que no protesten. En Moscú, el mitin tuvo una afluencia sin precedentes desde las
grandes manifestaciones de la *“Perestroika”*, hace más de 20 años, y reunió entre 80.000
y 150.000 personas, según los organizadores, o 20.000, según la policía. Todo fue bien
organizado y se manifestó pacíficamente, por lo que no hubo incidentes, a diferencia de
otras ciudades rusas donde la policía si efectuó detenciones.

A la plaza Bolótnaya, donde se había autorizado el mitin moscovita, los manifestantes
llegaron en riadas. En los abrigos, muchos lucían cintas y chapas contra *“el partido de
los bandidos y ladrones”* (en alusión a Rusia Unida), nada menos, y cintas blancas, el
nuevo símbolo de la revolución pacífica rusa, porque el color blanco, según el orador
Iliá Ponomariov, es *“la suma de todos los colores”* además de ser el *“símbolo de la
purificación”*. Otros llevaban pancartas con el dibujo de un oso (la mascota de RU)
arrastrando un botín sobre el mapa del Estado y el eslogan de moda: *“Rusia Unida, el
partido de los bandidos y ladrones”*. Además, llevaban pancartas y carteles contra Putin
(en uno de ellos se ve el nombre del primer ministro pero en el mausoleo que ahora ocupa
Lenin en la plaza Roja), contra el jefe de la Comisión Electoral Central (CEC), Vladímir
Chúrov, y en menor medida, imágenes ridiculizando al presidente Dmitri Medvédev.

A las 14 horas, una marea humana se concentra frente a un escenario en el que podía
leerse: *“Anular los resultados de las elecciones”*, *“Rusia será libre”*, *“Exigimos el registro
de los partidos políticos”*. Lema que se refería a los partidos de oposición no legalizados
con diferentes pretextos. Aquí es así cuando la régimen no le gusta algo (o alguien) lo
anula. Los manifestantes llenaban todo el espacio hasta donde alcanzaba la vista, más
allá del puente frente la delegación de la Unión Europea en Moscú, el boulevard y ambas
riberas del canal del río Moscova. El despliegue policial era tan apabullante como el de los
manifestantes, aunque sólo veló por la seguridad y no aporreó. Entre los manifestantes,
por supuesto había muchos jóvenes, que respondieron a la convocatoria hecha por las
redes sociales conocidas y la local Vkontakt.
El amplio espectro político social presente en el mitin iba desde los liberales hasta los comunistas pasando por los nacionalistas. De donde salieron cinco exigencias finales a
las autoridades, como: nuevas elecciones, legalización de partidos políticos, castigos a los
responsables del fraude electoral del 4 de diciembre y libertad de prensa y se le han dado
dos semanas al Kremlin para reaccionar, el 24 de diciembre se ha anunciado otro mitin.

De momento, las autoridades no han decidido cómo actuar ante la indignación popular
expresada el sábado. El portavoz de prensa de Putin, Dmitri Peskov, dijo que el
gobierno no había formulado ayer su posición. Al parecer, el Kremlin pretende ganar
tiempo y presentar las protestas como un mérito propio que reflejaría la amplia libertad
de expresión existente. Los noticiarios nocturnos de los canales de televisión oficial
informaron sobre el mitin de Moscú distorsionadamente, con detalles irrelevantes y
ocultaron las reivindicaciones concretas planteadas al Kremlin.

Uno tras otro, los oradores fueron formulando las consignas de lo que comienza a dibujar
una amplia plataforma política para el cambio y que augura una muy movida temporada
hasta las elecciones presidenciales del 4 de marzo en las que Vladímir Putin espera
volver a la presidencia de Rusia para seis años más. El mitin formará *“un comité único
que solicitará una reunión con el presidente (Dmitri Medvédev) con el fin de presentarle
nuestras exigencias”*, pide el partido Rusia Justa (RJ) aunque los oradores del mitin
hablaban a título personal, no de partido. De RJ, que el sábado eligió a su candidato a
la presidencia, había algunos diputados más críticos, pero del Partido Comunista (PC)
asistía sólo una delegación y del partido populista no había representantes.

En las elecciones a la Duma Estatal (cámara baja del parlamento, RU se clasificó en
primer lugar con 238 diputados (de los 450 de la cámara), seguida de PC, RJ y partido
de Zhirinovski. En tanto que instituciones, ninguno de los tres partidos que formarán la
oposición a RU quiere nuevas elecciones, tal como exigieron los participantes en el mitin.
Por otra parte, el ex primer vicejefe de Gobierno en época de Yeltsin,
llamó *“paranoico”*, *“cobarde”* y otros insultos a Putin y le conminó a dimitir y
apodó *“Gulliver”* a Medvédev y pidió que el jefe de la comisión electoral central (al que
llamó *“canalla acabado”*) vaya a *“galeras”*. *“Chúrov a los tribunales”*, coreó la multitud,
que reía cada vez que se trataba a Chúrov de *“mago”*, ironizando sobre el adjetivo que
Medvédev había aplicado de forma positiva al jefe de la CEC. *“No se puede aguantar esta
sinvergonzonería”*, dijo un veterano de los servicios de seguridad, *“ha nacido la sociedad
civil”*, sentenció, e informó que la gente había salido a la calle *“en mítines pacíficos en
más de 20 ciudades de Rusia”*.

Se resaltó que podía surgir la violencia si las autoridades no escuchan a su
pueblo. *“Obligaremos a las autoridades al diálogo”*, se sentenció.

El 4 de marzo la situación será otra. Todos que hay que hacer afirman, el líder de
Yábloko, dijo que su partido comienza una campaña para echar del poder al primer
ministro Vladimir Putin. De la unión internacional de oficiales, su portavoz dijo que el 80%
de la oficialidad odia a las autoridades rusas y el primer ministro Mijaíl Kasiánov, por su
parte dijo que *“estamos hartos de que nos consideren chusma»*.
Un disgusto tremendo.

Por supuesto M.Gorbachov también se ha expresado en el sentido de oponerse a estos
comicios, pedir libertades y mejoras para el pueblo ruso.

Se pide la libertad para los presos políticos.

Un activista del Frente de Izquierdas, pasó de la cárcel a la clínica y, de allí, de nuevo a
la cárcel para que no pudiera asistir al mitin de Moscú; fue detenido en vísperas de las
elecciones del 4 de diciembre e internado en una clínica el viernes por razones de salud.
Cuando el activista, bajo su propia responsabilidad, quiso dejar la clínica, un juez de
Moscú lo condenó a 15 días de arresto administrativo.
Este activista, Udalzov, con otros detenidos por razones políticas se solidarizó el mitin
de Moscú, cuyos oradores se refirieron a varios centenares de personas detenidas tras
los comicios, algunos de ellos liberados. Hay quienes aún permanecen en la cárcel pues
han sido condenados a *“arrestos administrativos”* de 15 días, uno es un carismático
político, que se dirigió al mitin desde la cárcel y afirmando que el arma más potente
es el *“sentido de la propia dignidad”*, algo que, en su opinión, poseen las decenas de
personas *“sentadas junto a mí sobre colchones sucios”*.

Una periodista, autorizada a visitar prisiones, dijo haber visitado a 62 detenidos políticos,
y jóvenes con estudios superiores aún no recuperados de la forma en que les trataron los
jueces que los condenaron a prisión administrativa en *“juicios de dos minutos durante los
cuales ni siquiera les escucharon”*. Despotismo puro y duro.

Otros detenidos se añadieron ayer a la lista pues hubieron arrestos en Rostov sobre
el Don, en el sur de Rusia; en Tiumén, en Siberia; en Kursk, Bélgorod y Kurgán, y
también en Piatigorsk; Syktyvkar, en la república de Komi; Kazán, la capital de Tatarstán;
Yekaterinburg, en los Urales; y San Petersburgo, por citar varias otras ciudades.
El alma rusa esta descontenta. En pie.