Nos cuenta que el trabajo de la Asamblea, «tras las bambalinas del teatro mediático», es el que llevará lejos al movimiento. Porque la asamblea, el corazón mismo de los indignados, se basa en una metodología completamente nueva, originada en las experiencias islandesas y árabes.

¿Qué es tan innovador, de lo que ustedes están haciendo?

En los periódicos, en la Tv, y muy a menudo también en internet resaltan las acciones provocadoras, los enfrentamientos, las reivindicaciones, pero esto es solamente un efecto de lo que estamos haciendo desde hace meses, desde cuando el eco del movimiento español llegó a Italia.

Es un fenómeno que escapa porque no se puede categorizar o controlar y comienza realmente desde abajo, desde la gente común.

Uno de los elementos más extraordinarios de lo que está sucediendo, muy difícil de documentar eficazmente, es el trabajo de las asambleas populares.

El cambio y el desarrollo social que se respira durante las asambleas y en los trabajos de las Comisiones y de los grupos constituye un hecho totalmente nuevo.

Es una revolución de las relaciones humanas, es estructurar en modo distinto nuestro sistema de relaciones basándolo sobre el respeto por lo diverso, por lo diferente.

Tratamos de usar instrumentos que nos permiten dejar de lado por un momento la dialéctica, la discusión estéril, la posición ideológica y el individualismo.

Y lo logran?

Comenzamos a lograrlo. Es difícil manejar las situaciones y los conflictos que nacen en un ámbito de cien personas. En Espagna se han dado resultados en contextos mucho más numerosos usando instrumentos de participación y de democracia directa. Técnicamente se llama dinamización y se aplica gracias a un moderador, facilitadores y en base a turnos para tomar la palabra, además del lenguaje de los gestos.

Esos instrumentos cumplen con la función de facilitar los consensos, incluir los distintos puntos de vista y elaborar el pensamiento colectivo, que no es único sino multiforme.

¿Qué es el Pensamiento Colectivo?

Es una forma diametralmente opuesta al sistema de pensamiento actual basado en la lógica de la competencia y del individualismo a ultranza.

Normalmente, frente al conflicto que se crea entre dos personas que piensan de manera opuesta, se tiende a imponer la propia posición hasta llegar al enfrentamiento, incluso violento. Trato de convencer al otro o por último de llegar a un acuerdo.

El objetivo del Pensamiento Colectivo es construir otro punto de vista que incluya ambas posiciones.

Consideramos muy importante, para llegar a este resultado, la tolerancia y la actitud de ser escuchas activos más que de estar simplemente preocupados en preparar nuestra intervención.

Tratamos de comprender que todas las opiniones son necesarias para generar el consenso. Poder practicar esta actitud implica un gran cambio personal.

Además facilita que las discusiones vayan a la raíz de las distintas posiciones, más allá de los prejuicios ideológicos.

Por último tiende a abrir la discusión a propuestas concretas y realizables.

¿Como comienza una asamblea y como se articula en el trascurso de la semana?

Normalmente, en las ciudades en donde comienza esta experiencia, se produce una convocatoria y llega un cierto número de personas, algunos curiosos y otros ya con la tendencia a activarse para hacer algo concretamente.

Se confrontan posiciones y se trata de ir más allá del debate, la discusión, la rabia y el descorazonamiento. Es un proceso que necesita tiempo y mucha reflexión.

No es fácil, inmersos como estamos en un mundo donde cuenta solo el resultado.

Si el grupo inicial se agranda, se forman comisiones o grupos de trabajo que estudian las distintas propuestas y las exponen ante el conjunto para una discusión final y para tomar decisiones operativas. A menudo ello requiere de diversas re-elaboraciones y modificaciones.

Quienes objetan una posición que no se logra conciliar en el grupo de la asamblea, se propone que se trabaje en comisión para encontrar una nueva propuesta. Este mecanismo, a veces, ha resuelto grandes dificultades de fondo o simples «manías de protagonismo».

Estamos al comienzo de esta búsqueda de una comunicación y una democracia directa y nos falta todavía mucha experiencia pero los resultados se ven en las actitudes de las personas y en el crecimiento del respeto recíproco.

Durante la manifestación de Roma del 15 de octubre 2011 hubo encontrones con la policía y varios actos de violencia, qué piensas de lo que sucedió?

En Roma se produjo una anomalía respecto al contexto internacional del Global Change, como ha sido llamada la jornada de movilización mundial. Distintas organizaciones políticas y sindicales que no adherían a los principios de base del movimiento internacional (método asamblear, no-violencia, no liderazgo, etc.) se apropiaron directamente del evento.

Estas organizaciones, ya en la preparación de la convocatoria para el 15 de Octubre, no se sentían a gusto con las palabras no-violencia y pacifismo, y tomaban cierta distancia.

Tal vez dentro de estos grupos todavía no está muy claro cómo ubicarse frente a la expresión de nuevas formas de lucha y rebelión inspiradas en las acciones de Gandi, de Martin Luther King o en la política de la no-violencia activa de Gene Sharp.

Basta con ver los vídeos que circulan en Youtube de Occupy NewYork o de los Notav o de Madrid para darse cuenta de qué significa esto.

Frente al despliegue de fuerzas policiales de reacciona oponiendo resistencia no-violenta o incluso enfrentando de manera creativa «a la otra parte» tratándolos como seres humanos con capacidad de decisión y no como simples «instrumentos de represión» usados por los poderosos.

Son formas de lucha que no corresponden a los cánones de la «revolución» del pasado o a la lucha armada.

Este «espíritu» no-violento como se lo practica dentro de las asambleas?

Los mecanismos de la asamblea se basan en el respeto de los diversos puntos de vista y en la inclusión. Colaborar en un plano horizontal, sin liderazgos ni imposiciones ideológicas es el primes paso para evitar la violencia verbal, psicológica y la discriminación. Estamos demasiado acostumbrados a identificar la expresión de la violencia al plano físico y a gran escala (racismo, guerras, tortura) que no nos damos cuenta que el primer paso que nos lleva a estas grandes escaladas comienza por la forma en que tratamos a los demás, con poca coherencia personal.

¿Por qué un ciudadano común debería comenzar a participar de las asambleas populares?

Nos hemos resignado desde hace tiempo en delegar nuestro presente y también nuestro futuro. Hemos dejado de hacernos cargo de lo que es nuestro. A través de la democracia formal los ciudadanos delegan con el voto las decisiones en los políticos que a su vez son controlados por los lobbies económicos. Se ha instaurado un mecanismo perverso. Y no hablo solo del ámbito político. Por ejemplo para la gestión de los deshechos o de los recursos, hacemos la misma cosa. Compramos mercaderías o productos que no sabemos cómo se hacen y cuál es su costo social o ambiental y dejamos que las cosas sigan adelante así.

En cambio hay posibilidades de enfrentar el consumo de manera crítica y desarrollar redes de economía solidaria, retomando el control de la cadena productiva a partir del lugar donde se vive.

En las asambleas hablamos y actuamos también en esta dirección, aumentando la conciencia y tomando el destino en nuestras propias manos, auto-organizándonos en acciones comunes.

Al comienzo no se sabe por dónde empezar porque los problemas parecen demasiado complejos o fuera de nuestro alcance pero tenemos que volver a aprender a ocuparnos de nosotros mismos y de quienes nos rodean tomándonos en serio los problemas y las injusticias porque simplemente nadie más lo hará en nuestro lugar.

Cambiar, nosotros mismos para empezar, los hábitos, el estilo de vida y esto tendrá una gran influencia sobre los demás.