Muchos llegaron en buses al sur de la capital en la mañana con banderas
egipcias y carteles con la foto de Mubarak. En cuanto cruzaban periodistas se agolpaban frente a las cámaras para mostrarse y gritar eslóganes contra El Baradei, el opositor mas mediatizado actualmente. Se dirigían a los reporteros hablando algunos en árabe, pero habían también algunos más instruidos que se expresaban en inglés y explicaban que querían que Mubarak se quedara hasta septiembre, fecha de las próximas elecciones presidenciales.
Más tarde se vieron hombres montados a caballo y en camellos abrirse
paso en la plaza Tahrir galopando y dando golpes con palos y latigazos para
dispersar a la muchedumbre que no ha abandonado la plaza desde el último discurso de Mubarak.
Los agresores fueron rápidamente rechazados a golpes por los manifestantes y tuvieron que irse.
Una foto de la agencia Euronews muestra a un policía arriba del
puente que hay frente a la plaza, coordinando algo por teléfono o algo que se asemeja a un walkie-talkie.

Por otra parte manifestantes afirman haber aislado y quitado las cartas de
identidad a varios pro-Mubarak durante los violentos enfrentamientos cuerpo a cuerpo. En Egipto las cartas de identidad indican la profesión: por
lo menos 20 de ellos eran policías.

Las pancartas con la foto de Mubarak y los carteles escritos en inglés pueden difícilmente haber sido hechas por los pobladores pues son de una calidad que no estaría a su alcance y porque no saben escribir en ese idiomapor lo general.

Los periodistas suponen que se estableció un acuerdo en la noche del
1 al 2 de febrero entre Mubarak y la jerarquía del ejército para que este no se muestre en favor de la revuelta y siga manteniendo cierta neutralidad.
Podemos suponer que no podían dejar partir a su jefe histórico de manera tan poco honorable.
Un oficial afirmó a una reportera francesa haber “recibido la orden de no
intervenir”. De hecho fuera de subir a los tanques a algunos manifestantes de uno u otro bando cuando estaban en peligro inminente, no hicieron
otra cosa que disparar al aire en los momentos de tensión extrema de la jornada.

Según Eric de Lamornay, reportero de France 2, un manifestante entrevistado
declaró que “se ha pagado de forma masiva a pobladores y gente pobre el
equivalente de 7 a 8 euros por día para que vengan a manifestar por el
régimen”. Afirmó también que “agentes de la seguridad del estado se encuentran entre los contra-manifestantes para incitar a que la muchedumbre se oponga a los congregados de la plaza Tahrir y revertir la situación”.
El reportero cuenta también que su equipo fue víctima de ese tipo de cambio repentino de situación cuando estaban en un barrio calmo. “Entrevistábamos a una persona y no había ninguna animosidad, cuando un sólo hombre llegó y dio vuelta por completo la situación. En menos de 30 segundos la muchedumbre se volvió hostil y agresiva con nosotros, obligándonos a partir rápidamente”.

Imágenes del reportaje de France 2 muestran pro-Mubarak lanzando
bombas molotov y proyectiles a los manifestantes desde los techos de los edificios, lo que se asemeja a la táctica de los francotiradores que disparaban a los que protestaban en Túnez hace algunos días.

Cabe resaltar que el martes 2, la Marcha del Millón, tuvo lugar de manera
pacífica en todas las grandes urbes sin registrase ningún incidente grave.
Al ver el poco compromiso del ejército por proteger de manera activa a los
manifestantes de la violencia de los pro-Mubarak, se puede suponer que la
intención del gobierno es dejar instalar el caos entre los dos «bandos» para desacreditar a la oposición y mostrarse como el único garante legítimo del orden.